Es lo Cotidiano

54 MUJERES, LA SERIE [XXIX]

54 Mujeres • Cristina Rosenvinge (Un caso por resolver) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador
Cristina Rosenvinge
Cristina Rosenvinge
54 Mujeres • Cristina Rosenvinge (Un caso por resolver) • José Luis Justes Amador


 

Pienso en ti, donde estés / Y si vuelves otra vez / Nos reiremos de este mal sueño / Con una taza de café. // Yo que estuve en el lado salvaje / Digo que nunca pienso volver / Hasta Lou Reed se pasea con traje / Y llama a su novia desde el hotel // Tú por mí, yo por ti / Iremos juntas donde haya que ir / Tú por mí, yo por ti / Iremos juntas sólo por ir.
(“Tú por mí”)


 

La palabra que mejor resume su ya larga carrera es diversa. De un grupo olvidable a un dúo de pop fácil (aunque no malo) juvenil a un grupo de rock and roll liderado por ella misma, a una carrera en solitario constante y repleta de grandes canciones. Tantas que de hecho “Un caso sin resolver”, el disco de Christina Rosenvinge ¡cuádruple! recopilatorio no tiene un solo desperdicio. Y, además es una artista a la que no le importa conceder entrevistas en las que se explica mejor que lo que pueda hacer cualquier artículo sobre ella.

“Somos en gran medida el resultado de los aciertos y los desvaríos de nuestros padres. Por suerte no todo depende de ellos. El azar suele tirar lianas, y la decisión de agarrarlas o no, sí que está en nuestra mano”.

(“Con 15 años ya andaba por los escenarios. ¿Qué le diría a aquella chica?) Que no vendiera los vinilos, que no firmara contratos sin un buen abogado, que aprendiera solfeo y sobre todo: «No te preocupes tanto, que todo va a salir bien»”). “Si ahora pudiera tener, como propones, una conversación transatlántica con mi yo adolescente, le diría que se tranquilice un poco, que todo va a salir mejor de lo que espera, que la pulsión que siente dentro es una vocación artística sin definir y no una tontería pasajera como le dicen. También le diría que se tome los estudios más en serio y, ¡por Dios!, que no regale los vinilos cuando se invente el CD”.

“Magia Blanca era un grupo bochornoso del que espero que nadie se acuerde”. “Había pasado ya por el underground, y en realidad quería volver al lugar del que venía. No fue tanto salir corriendo como regresar a mis orígenes”. “Y, no nos engañemos, en el mundo de la música pop, en la literatura, la mayoría de los creadores son de clase media, tienen una vida bastante cómoda…”. “No puedes ignorar el negocio del todo ni verlo como algo totalmente libre como artista, porque tu música existe cuando alguien la escucha. O sea, tienes que mantener el equilibrio entre tener suficiente público para hacer lo que quieres hacer. Pero si haces algo que nadie comprende y nadie va a escuchar, es insostenible”.

“Me interesa la música nueva, siempre incorporando nuevos instrumentos y aprendiendo cosas que no sabía hacer antes. Por eso mi música siempre cambia, repetir los discos sería muy aburrido”. “Se trata de cultivar el criterio y currar muchísimo. Me gusta decirlo porque estoy en contra de esa idea del artista etéreo al que la creación le sale sin esfuerzo. La mayoría logramos más por el empeño que por la inspiración”. “Normalmente, el material del que nos nutrimos los que escribimos canciones, poemas o narrativa, es siempre es el mismo. Sobre todo, es la propia experiencia, pero no por narcisismo, sino por una cuestión de verosimilitud”.

“He luchado contra los prejuicios desde el principio, pero en estos años –en los que, digamos, me integré un poco en el universo indie–, me sorprendió que fuera tan conservador en este sentido. O tan reaccionario. No me lo esperaba. Yo había tenido relación con ese tipo de músicos, pero estadounidenses o europeos, y no tenía la sensación de que fuera un mundo tan masculinizado y tan cerrado a las mujeres, pero en España sí que me lo pareció. Y me sorprendió. Me daba cierta pereza eso de tener que volver a hacerme valer”.

(“Cuenta un encuentro con el músico Steve Jordan en que los dos se reconocen víctimas de los prejuicios de la industria musical, él por negro y usted por rubia”.) “Aquel encuentro se produjo en Sevilla, durante la Expo, en un tiempo que era casi de realismo mágico porque podían pasar las cosas más extraordinarias. Esa noche Steve había tocado en un concierto que reunía a Keith Richards y Bob Dylan, y luego nos lo encontramos en un bar. Aquella vez hablamos de los prejuicios, de cómo afectan a tu trabajo, de la diferencia entre lo que eres y lo que te dejan ser. Él decía que los taxis no se paraban si él los pedía e hicimos la prueba. Él los llamó y pasaron varios de largo; en cuanto yo levanté el brazo se detuvo uno. Vivimos en un mundo dominado por los prejuicios racistas, sexistas o clasistas. Podemos ser ingenuos y pensar que eso no está ahí, pero no sería cierto”.

(“Es curioso esto que comentas porque creo que precisamente eres una artista a la que siempre se le ha tratado de colocar con una Gran Figura Masculina detrás (Álex de la Nuez, Ray Loriga, Lee Ranaldo, Nacho Vegas…). Y no sé si esto es algo casual o causal”). “Esa permanente asociación que comentas es pura misoginia. Y hay que empezar a llamarlo por su nombre. Tú ahora ves muchos reportajes, por ejemplo, de mis colaboraciones con Nacho Vegas, y te llaman la atención algunos titulares: «El polifacético músico asturiano y la cantante Christina Rosenvinge sacan disco». Como si yo fuera la que hace los coros o la acompañante rubia que toca la pandereta. Es algo sutil, incluso hecho sin mala intención quiero pensar, pero no por ello menos dañino. Y sorprende lo instaladas que siguen este tipo de cosas en nuestro día a día. Claro que he colaborado con tíos. La música se hace con otros, es parte de su naturaleza y por lo que es maravillosa. Nadie toca solo. Pero eso no significa que no sea la cabeza pensante, y que no lo fuera desde el principio. De hecho, he recibido alguna regañina por el poco espacio que dejo para la creatividad de los demás. Pero para mí la canción no acaba en la composición. Cada matiz puede trastocar el concepto inicial. Hay que estar en todo el proceso muy presente. Me parece hasta ridículo tener que señalar estas obviedades. Te pongo otro ejemplo: mi último disco está coproducido por Refree y, sin embargo, en todos lados se dice que está producido por Refree. ¿Por qué se ignora deliberadamente el hecho de que esté coproducido y que mis últimos cinco discos me los haya producido yo por mi cuenta? ¿Es paranoia o tenemos un problema a la hora de reconocer el mérito femenino en general?”

“La RAE dice, hombre: 'Ser animado racional, varón o mujer'. Ahí dije, si nos definen como hombre, vamos a escribir desde esa piel”. “(Dices que has escrito canciones en las que en la primera estrofa estabas pensando en un hombre y en la segunda ya pensabas en otro…) Bueno, no tanto como en la segunda, pero sí en la tercera”.

“La razón por la que el autorretrato está tan presente en la pintura no es que los artistas encuentren su rostro fascinante, sino que es imposible encontrar a otro incauto dispuesto a posar impúdicamente ante el espejo día tras día con el fin de que el pintor experimente con el alma humana. Si rompe el espejo, no le queda más remedio que violar la intimidad de otros. Yo lo hago de vez en cuando. Suelo pedir permiso. No siempre”.

PD: Y la Rosenvinge es autora de una de las mejores letras de desprecio que se haya escrito nunca en español. “No lloro por ti / Lloro por las nubes que son de un blanco imposible / Y aquí abajo nada es puro, todo es feo y tan horrible // No lloro por ti / Lloro por las hojas que se caen en el otoño / Ni las miras al pisarlas... qué pena, qué abandono / No lloro por ti / Lloro por los perros que abandonan en la calle / Lo que sienten, lo que sufren... nadie lo sabe / No lloro por ti / Lloro por lo mucho que quería este momento / Aquí estás tú de rodillas y me importas un pimiento”.

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