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Concluye el Festival Ecos y Sonidos, Héctor Quintanar

La OSUG se presentó durante el cierre en el Teatro Juárez

 

Concluye el Festival Ecos y Sonidos, Héctor Quintanar

Guanajuato, Gto  En la clausura de la octava edición del “Festival Ecos y Sonidos, Héctor Quintanar”, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) se presentó en el Teatro Juárez para rendir homenaje al compositor y director de orquesta mexicano, Héctor Quintanar.

En esta ocasión, la orquesta tocó bajo la batuta del director invitado, Raúl Aquiles Delgado, quien desde hace unos años se desempeña como director musical de la Orquesta Sinfónica Juvenil de San Antonio de Los Altos, la Orquesta Sinfónica Juvenil de Los Altos Mirandinos y, al mismo tiempo, es director itinerante de El Sistema a nivel nacional.

La OSUG tocó dos obras de Quintanar, “Pequeña obertura” y “Sideral II”. El concierto comenzó con la “Pequeña obertura”, la cual fue compuesta en 1979, cuando Quintanar era el director titular de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, y muestra un lenguaje con un sello personal que lo  aleja de los procedimientos vanguardistas que estaban de moda en aquella época. El autor exhibe su conocimiento y dominio del color orquestal, así como su control de la línea melódica. Elementos que pone al servicio de una gran expresividad.

En tanto, “Sideral II” fue compuesta en 1969, cuando Quintanar era el Jefe de la Secretaría Técnica del Departamento de Música del INBA, la obra muestra un gran dominio de la orquestación y del desarrollo de un discurso musical que se articula  partir a densidades y colores orquestales y al desarrollo de los elementos sonoros derivados de éstos.

Además de las obras de Quintanar, los músicos también interpretaron a Tchaikovsky y Prokofiev. Los asistentes pudieron disfrutar de la “Sinfonía no. 1 en Re mayor, op. 25” de Prokofiev. La sinfonía está compuesta para los efectivos instrumentales de la orquesta del siglo XVIII, la Sinfonía «Clásica» se ajusta igualmente a una estructura tradicional en cuatro movimientos, de trazo transparente y ligero como los temas que otorgan frescura y dinamismo al primer movimiento, elaborado en forma sonata.

“Francesca da Rimini, op. 36” de Tchaikovsky formó parte del repertorio. Francesca da Rimini confiere una mirada a la “Divina Comedia” de Dante Alighieri. La idea de componer la obra le fue sugerida al compositor por su hermano Modest. Además, a Tchaikovski le había impresionado el grabado de Gustave Doré que representa el “Huracán infernal”, una ilustración del Canto V de El infierno, del que está sacado el programa de la obra.