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La salud en México, paradigma de mala alimentación: abundan la obesidad y desnutrición

Investigadora insta en la UIA León a reforzar la prevención nutriológica en zonas rurales del país

La salud en México, paradigma de mala alimentación: abundan la obesidad y desnutrición

León, Gto. La Ibero León celebró el Día del Nutriólogo con la Ponencia "Panorama epidemiológico de las enfermedades crónicas no transmisibles y políticas para su prevención en México", impartida por la Mtra. Andrea Pedroza Tobías, Investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública, ubicada en Morelos.

Con esta ponencia, la Iberoamericana León comienza una serie actividades con las que celebrará el 30 aniversario de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos. La investigadora Andrea Pedroza es egresada de este programa.

Durante su exposición habló de la posición preocupante que ocupa nuestro país a nivel mundial respecto a la prevalencia de obesidad. Enfrentamos además un paradigma, pues además de tener numerosos casos de obesidad, también persiste el problema de la desnutrición, tenemos una cultura de la mala alimentación, lamentó la investigadora.

Para contextualizar compartió estadísticas recientes: Solamente en escolares en el 2012 vemos que la prevalencia de 34% de casos de obesidad, tuvo un ligero decremento -al 33%- en el 2016; en adolescentes 34% tenían sobrepeso y obesidad en el 2012, para 2016 aumentó a 36% y en adultos aumentó también un punto porcentual, pasó del 71 al 72% (resultados de obesidad INSANUT MC 2016, INSP2017).

Analizado desde el punto de vista urbano y rural, la maestra Andrea Pedroza compartió que del 2012 al 2016 se registró un incrementado del 6% en la prevalencia de obesidad y sobrepeso en las zonas rurales del país, mientras que en la zona urbana por lo menos se ha estabilizado. “Algo nos está faltando en las zonas rurales, porque está creciendo aceleradamente y en la zona urbana se esta logrando estabilizar”.

Advirtió que el problema de obesidad y sobrepeso comienza desde la infancia, etapa en la que se forja la cultura alimenticia; y en este sentido consideró que se requiere hacer un cambio de paradigma para comenzar a ver la obesidad como una enfermedad, entonces acudir a un nutriólogo para tratarla; y no esperar a que se derive en otras enfermedades para atenderlo.

Insistiendo en los contrastes, citó que en zonas indígenas y zonas rurales tenemos hasta el 33% de prevalencia de baja talla; similar a los países más pobres del mundo. Dentro del país tenemos esta gran diversidad y este problema de hábitos.

Respecto a las enfermedades asociadas a la obesidad comenzó por citar la hipertensión, “tenemos prevalencias altas de estos casos, a nivel nacional 30 de cada 100 adultos tienen hipertensión, “alrededor del 50% de las personas que padecen esta enfermedad no saben que la tienen, y de las que si saben que la padecen, solamente el 73% recibe tratamiento; y de ese 73% sólo la mitad tiene una cita de control adecuada”, detalló.

Respecto a la diabetes, estamos en la lista de los países con mayor prevalencia, con un 14% en el 2014. “Y del 100 de las personas con diabetes solamente la mitad saben que lo padecen, y de esos solo la mitad recibe tratamiento, y de estos sólo la mitad logra tener cifras controlables. Quiere decir que de los 387 millones de personas que tienen diabetes solo 48 millones tienen cifras controladas. México es el país que tiene más casos de mortalidad atribuible a la diabetes”, lamentó.

Puntualizó que la glucosa alterada y la obesidad, en ese orden, son los dos factores de riesgos que nos ocasionan “mayor número de años de vida saludables perdidos”.

La investigadora habló también de los determinantes ambientales, y al respecto citó que el 41% de los adolescentes no cumplen con un mínimo de actividad física y en adultos es el 29%.

Respecto a los cambios de hábitos alimenticios, el consumo de calorías en snaks (todo lo industrializado) y bebidas azucaradas se duplicó de 1999 al 2012. Sólo el 34% de los niños cumple con las recomendaciones de consumo de frutas y verduras, agregó.

Y por si fuera poco, todo esto implica un gasto; en nuestro país destinan alrededor de 67 mil millones de pesos a costos de atención de enfermedades o muertes prematuras relacionadas con la obesidad.

¿Qué hacer?

La investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública consideró que “pequeños cambios pudieran traer efectos muy grandes a nivel poblacional, por ejemplo, una reducción apenas del 1% del índice de masa corporal, a diez años nos evitaría 248 casos de diabetes por cada 100 mil habitantes”.

Refirió estrategias que a nivel mundial se consideran para minar esta situación como: el etiquetado de alimentos, la consejería nutricional, medidas fiscales (impuesto a bebidas azucaradas), intervenciones en el trabajo, campañas en medios de comunicación, regulación de la publicidad e intervenciones en la escuela.

Destacó la aplicación de impuestos a bebidas azucaradas como una de las que ofrecen mayor éxito, los investigadores lo miden por año de vida saludable ganado.

Contrario a lo que señalan encuestas financiadas por la industria refresquera, aseguró que sí ha surtido efecto la aplicación del impuesto de 1 peso por litro (10%) aplicado a partir del 2014 en México. Afirmó que en 2014 se logró una reducción al consumo del 6%, y en 2105 una reducción del 8%; mientras que el consumo de agua simple creció al pasar de un 5% al 11. 8 %.

Para cerrar enlistó retos o tareas pendientes:

  • Campañas de educación de estilo de vida
  • Apoyo a infraestructura para ambientes saludables (actividad física, bebederos)
  • Incentivos para la producción de alimentos saludables (frutas, verduras)
  • Regulación de publicidad
  • Etiquetado nutricional
  • Promoción de la lactancia materna

Y finalmente, recalcó a los futuros nutriólogos que son agentes de cambio a los que invita a trabajar en tres directrices: con Ética, con una actualización permanente de sus conocimientos y nuevas investigaciones, y a trabajar más allá del consultorio, impulsar la promoción de la salud.