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¿Cómo hacer un transgénico?

De 2009 a 2018 se sembraron un millón 185 mil hectáreas con plantas transgénicas

¿Cómo hacer un transgénico?

Ciudad de México.Según el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), en México, de 2009 a 2018 se sembraron un millón 185 mil hectáreas con plantas transgénicas. El 91.59 por ciento de estas hectáreas se sembró con algodón, 8.39 por ciento con soya y 0.02 por ciento con otras especies.

Un organismo genéticamente modificado (OGM) es un ser vivo al que se le realizó un cambio genético mediante técnicas de biotecnología moderna o ingeniería genética. Un transgénico es un tipo de OGM que se crea al introducir el gen de un organismo en otro diferente. Por ejemplo, se puede introducir el gen de una bacteria en un planta para otorgarle resistencia contra una plaga. El objetivo de producir un transgénico es conferirle una característica ventajosa a un organismo de interés.

Existen varias formas de crear una planta transgénica, una de ellas es infectarla con un género de bacterias llamado Agrobacterium. Esta bacteria existe en la naturaleza y tiene la capacidad de transferir ADN a las células vegetales. Así que los científicos la han aprovechado para introducir genes de múltiples especies en diferentes variedades de plantas.

En el Departamento de Biotecnología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el equipo de trabajo dirigido por la doctora Beatriz Xoconostle Cázares utiliza este método para crear variedades vegetales mejoradas, entre ellas cítricos resistentes a la plaga HLB o plaga del dragón amarillo.

Lo primero que deben hacer en el laboratorio para crear una planta transgénica es sembrar in vitro la especie que se quiere mejorar. En el caso de los cítricos, los integrantes del laboratorio colocan dos semillas en un tubo con los nutrientes necesarios para que la planta germine.

Después de dos semanas en la oscuridad, las semillas que germinan se colocan en un entorno con luz para que continúen su crecimiento.

Una vez que las plantas alcanzan un tamaño cercano a los ocho centímetros, servirán para comenzar el proceso de modificación genética. Los científicos cortan segmentos —de entre uno y dos centímetros— de las ramas de estas plantas.

Estos segmentos se colocan en un líquido que contiene diversas sales y se exponen por 15 minutos a la bacteria Agrobacterium tumefaciens.

Después, los tallos se colocan en una toalla estéril para retirar el exceso de líquido y se acomodan de manera horizontal en un medio de cultivo por tres días.

Los tallos se transfieren a un medio con antibióticos, que impide el crecimiento de cualquier bacteria, excepto de Agrobacterium. En este paso, se espera que Agrobacterium tumefaciens penetre las células de la planta a través de las heridas que se le hicieron con el corte e introduzca el nuevo ADN. Los tallos se dejan en la oscuridad por dos semanas y luego se exponen a la luz para propiciar su crecimiento.

Los investigadores deben analizar las plantas que crecen después de este proceso, pues, en promedio, solo una de cada cien plantas habrá incorporado a su genoma el gen deseado y será una planta modificada genéticamente. Esta planta modificada se cultiva y se analiza para saber si adquirió resistencia a la plaga o la característica deseada.

Otro método para obtener plantas transgénicas es la biobalística. Este método utiliza esferas microscópicas de oro o tungsteno para introducir ADN en el embrión de una planta. Un cañón de ADN bombardea los embriones con el metal y los disparos introducen el ADN a las células vegetales. Algunos de los embriones bombardeados incorporarán el nuevo ADN a su genoma. Por cada 100 embriones bombardeados, entre tres y seis se convierten en plantas modificadas.

En México, para utilizar un OGM en un lugar confinado, con fines de investigación, industriales o de enseñanza, es necesario dar aviso a las autoridades. Según el Senasica, de 2009 a 2018 se recibieron 116 avisos de utilización de OGM en laboratorios, invernaderos y otros lugares confinados aislados del medio ambiente.

Para cultivar plantas genéticamente modificadas a cielo abierto, se necesita una autorización especial. De 2007 a 2018, se dieron 306 permisos para el cultivo de algodón transgénico, 43 para trigo, 33 para soya, cinco para limón, cuatro para alfalfa, tres para naranja y uno para frijol.

Para maíz se otorgaron 195 permisos, pero en el año 2013 quedó suspendida la siembra de maíz transgénico a cielo abierto con cualquier fin. México es centro de origen y domesticación del maíz.

En lo que va de 2018, se han solicitado 27 permisos para la liberación al ambiente de organismos genéticamente modificados. Siete solicitudes son para el cultivo de trigo, todas con fines de investigación, y 20 solicitudes para cultivo de algodón con diferentes fines.

La Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) es la institución encargada de establecer las políticas para garantizar un uso seguro de los OGM. Entre sus actividades, está el apoyo a la investigación y la comunicación en temas de bioseguridad. Con el objetivo de realizar un intercambio de experiencias en materia de seguridad, con autoridades nacionales e internacionales, y OGM, del 17 al 21 de septiembre de 2018 se realizó el “Quinto Curso Regional para el Fortalecimiento de Capacidades en bioseguridad de organismos genéticamente modificados”, en el que profesionistas de México y Latinoamérica pudieron conocer el proceso de creación de una planta genéticamente modificada y los mecanismos de regulación que se aplican en el país.