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EN EL DOMO DE LA FERIA

Ilse, Ivonne y Mimí, nostalgia ochentera bajo la noche leonesa

Ilse, Ivonne y Mimí, nostalgia ochentera bajo la noche leonesa

Leon. Gto. Más de dos mil quinientas personas se congregaron bajo el domo de la Feria de León, para participar en el concierto de Ilse, Ivonne y Mimí –las ex Flans-. Ahí estuvieron: madres con sus hijas, parejas nostálgicas y grupos de amigas, muchas caracterizadas con pañoletas fosforescentes, calentadores, copetes y chongos de laca, bandas coloridas, mallones de colores, hasta señoras de cuarenta, con sacos largos de grandes hombreras del guardarropa de sus días del colegio.

La gente comenzó a llegar dos horas antes, mientras organizadores y promotores de la presentación elucubraban sobre el número de asistentes. Hasta los vendedores ambulantes se preguntaban si el grupo ochentero conservaría su poder de convocatoria y popularidad, como para llenar el recinto. Finalmente, a las ocho de la noche la concurrencia era notable: un sesenta por ciento del aforo del domo.

Los fans esperaban entusiastas, algunos con globos de corazones rojos, la aparición triunfal. Una ovación recibió la entrada audaz y juvenil de las tres chicas, que salieron decididas a conquistar al público leonés en un marco de luces, y las notas de su estupendo equipo de músicos.

El trío de reinas cobró su resplandor al aplauso de esa multitud nostálgica: Ilse, dinámica y ligera con mini shorts que exhibían buena pierna, blusa negra con gargantilla dorada al tono con su melenita rubia. Ivonne, con aire místico remarcado por la delgadez, vestía un atuendo blanco simple y peinada wet look. Mimí de vestido negro, corto, holgado, botas y larga, espectacular cabellera. El respetable esperaba verlas con algún toque retro y juvenil que convenciera a las nuevas generaciones para seguirlas, y a las mayores evocar sus mejores tiempos.

Abrieron su repertorio con “Alma gemela”, y si bien el público parecía contento, muchos permanecieron sentados. Después entonaron “Esta noche no”, con la que comenzaban a mostrar que traían pila para bailar, muy bien coreografiadas en sencillos, inolvidables pasos al ritmo de “Me gusta ser sonrisa”.

El público se iba entregando paulatinamente. Comenzó a seguirlas coreando. La nostalgia invadía a los románticos con recuerdos de sus primeras dedicatorias, con canciones como “Giovanni Amore” o “Finge que no”, interpretada por Mimí. Con el matiz de amores juveniles, del dolor de la separación o de la profunda soledad adolescente, bromeó en serio. Después “Todos somos igual”, de la autoría de Ivonne, con una onda entre hindú y tribal.

Muy we we con su canción apareció Ilse, quien hizo gala de sus grandes dotes de interprete pop y solista estrella buena onda. Consiguió magnetizar al público con su energía y ritmo para bailar. Sin duda, disfrutaba el escenario y se notaba.

Para este momento ya todos cantaban, hasta los vendedores, que de un lado a otro ofrecían cervezas, botanas, refrescos. La noche del viernes se convirtió en fiesta, de las que gustan al público leonés, fan de conciertos, que sabe divertirse como se debe: bien y bonito. Acaso por eso se antojaban las cubas al escuchar la rola “Tiraré”. Las Flans a cada momento se prendían más; la gente quería más diversión. Ellas sabían bien cómo retribuir el cariño expresado.

Después de la cubatada vinieron las notas iniciales de “Tímido”. Los gritos se dejaron venir en una cascada de ecos multiplicados, y nos fuimos “Veinte millas” para huir. Todos ya estaban de pie; las reinas no perdían el paso ni sus ocurrencias graciosas. ¡"Ay, Jesús! –decía Mimí al terminar la canción-, sin duda no es lo mismo los tres mosqueteros que veinte años después".

Como preludio para un Grand-finale dieron paso a un momento romántico y tranquilo, que las ayudara a recuperarse de tanta agitación y emoción desbordada. Pero quienes no se recuperaban eran los asistentes. Cuando Ilse cantó “Ay Amor”, se desgarraron corazones y afloraron los suspiros con su estremecedora interpretación.

En ese sube y baja de emociones y ritmos, con su canción “físico” invitaron a todos a ser saludables y mantener la figura, como resulta evidente que ellas mismas lo hacen, porque de verdad sorprendieron con su condición.

“Hoy por ti, mañana por mí”, slogan de la gira y como dice la canción, “Negocio Perfecto”, porque se llevaron la firma de León en sus corazones. Así mimaban al cantarla.

Cada canción traía oleadas de remembranzas, hacía aflorar sentimientos y tocaba fibras en sus seguidores. Apenas terminaba una, llegaba otra igual o más vibrante, como cuando se escucharon los primeros acordes de “Me he enamorado de un Fan”, Eran ellas y todos con ellas al unísono, como en los viejos tiempos.

El respetable llegaba ya a un ánimo de locura colectiva. Cuando vino “Él no es un Rocky” llegaron a la hiperventilación de la gambeta que traían. Ilse se fue a proscenio para cantar a sus fans “A cada paso que doy”. Tanto le movió el amor y tan apasionada andaba, que bajó del escenario, se internó entre la gente, se tomó fotos con sus fans y generó furor y algarabía. Sus compañeras atónitas, en el escenario, solo coreaban la canción.

El show seguía conducido por el magnetismo de esta chica de la melenita rubia, pero eso no fue todo: además fue bautizada con chelas, como se hace en León en los partidos de La Fiera, hasta quedar literalmente impregnada de la esencia leonesa.

Frente a esto, Ivonne se apresuró a sacar el carisma y no quedar atrás. También ella ha tenido siempre lo suyo, y aunque faltó “El mosquito bilingüe” y más chispa, se discutió bien con “Corre, corre”.

Ya se despedían o parecían hacerlo, con el clásico truco de “me voy para que pidan que regrese con nuevos aplausos”, que fue bien merecido. Todos aplaudían, silbaban y coreaban: ¡Otra!, ¡otra!, ¡otra..!

Ellas no podían irse sin cantar lo que fue hit de las fiestas de colegio: “Bazar”. Entonces, entre cuadros y revistas, camisetas, discos y jeans , las antes Flans no se querían retirar, al grado de entregarse como huracán para la muchachada con “Las mil y una noches”, moviendo a todos como palmeras al viento.

Faltaba otra, clásica de clásicas para las chicas rebeldes de los ochentas, que siguen arraigadas hasta ahora en la modernidad: “No controles mi forma de vestir porque es total y a todo el mundo gusto, no controles mi forma de pensar, porque es total y a todos les encanta".

Todo un viaje en el tiempo al… ¿pasado?