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La insoportable levedad del vampiro

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La insoportable levedad del vampiro

Si la memoria no me traiciona de manera artera, al pobre de Jim Jarmusch apenas y lo hemos apreciado en una pantalla decente, con muy pocas obras de su interesante filmografía que a la fecha abarca 13 largometrajes –entre los que destacan su etapa embrionaria ochentera: Permanent Vacation (1980); Extraños en el Paraíso (1984); Bajo el Peso de la Ley (1986) y Mistery Train (1989)-; cuatro cortometrajes, entre ellos el célebre Coffe and Cigarettes realizado en la misma década y dos participaciones en series de televisión desconocidas por el espectador leonés.

A diferencia de varios filmmakers de espíritu independiente que han logrado cierta fama y repercusión en nuestro país; Jim Jarmusch es de esos tótems idolatrados por las nuevas generaciones gracias a los circuitos alternativos, a los botaderos de DVD, a la piratería local y la que se difunde por internet, pero al que le va de la fregada en taquilla.

Por ello, ni es raro que tan sólo tres de sus películas hayan conseguido espacio en una cartelera homogeneizada por la mediocridad. Y eso, las que cualquier hijo de vecino consideraría como sus proposiciones convencionales: el extraño western Dead Man (1995); el asunto criminal de Ghost Dog, mejor conocida como El Camino del Samurai (1999) y el lánguido drama interpretado por Bill Murray, Flores Rotas (2005), el único de sus filmes que permaneció más allá de la semana de rigor.

Una vez más, gracias a esa despiadada política mercantilista de parte de las dos cadenas que imponen sus designios en el poblacho, Sólo los amantes sobreviven (2015) será obviada en el mercado de provincia en favor de un churro intrascendente. Adjetivada con mala leche por Leonardo García Taso como una comedia de vampiros para hipsters por culpa de su gran cantidad de referencias culteranas dichas a modo de parodia, el realizador al menos tiene la decencia de arrancar el relato en una abierta evocación a la estética vampírica de la Hammer Films, roll de créditos que sirve también para ubicar la atmósfera mórbida de un suburbio decadente y mugroso que retrotrae a ese ambiente de corrupción y pérdida de la inocencia de Noche de Miedo, la dirigida por Tom Holland.

De acento gótico y pesimista como si se tratase de una representación posmoderna a la Penny Dreadful, la visión del autor no evita dar señales de un asunto melancólico, en un claro descendiente del universo decadente y estridente del glam rock; estética chillona mal gusto pergeñada por Joel Schumacher para su Los Muchachos Perdidos (1987); en ambos casos, creaturas de estirpe chilapastrosa y medio estrafalaria, muy alejados de la elegancia aristocrática del otrora venerado conde transilvano. Y emparentados por su vocación nihilista con los despiadados matarifes de Near Dark (Kathryn Bigelow.1987), entes escondidos en la entrañas de la América Profunda.

En un mundo invadido por la modernidad que les es completamente ajena, las actividades depredadoras chupasangre quedan para mejor ocasión, aquí en un comercio clandestino con la complicidad de empleados hospitalarios, ingesta recreada en un asunto íntimo, enfocado en algo así como una adicción de deleite extremo. Así, las manifestaciones de la sangre pueden llegar a crear pulsiones casi incontrolables, en una clara referencia a The Adiction (1995) de Abel Ferrera y sobre todo Cronos (1993) de Guillermo del Toro.

Desdeñador nato de una narrativa con arco dramático convencional, el metraje expresa la mano de un creador donde la ausencia de picos o clímax catárticos son marca de la casa. Ello no excluye, por supuesto, que el espectador logre contagiarse de momentos de tensión e inquietud, dada la pericia de Jarmusch para introducirnos en un ambiente inquietante y harto preciosista.

Respetuoso de la iconografía y los elementos fantásticos del mito, ni siquiera John Hurt logra evitar su puntual cita con la parca, a pesar de una discutible naturaleza inmortal, hoy seres vulnerables como cualquier fulano.

El año ha sido contrastante para el cine de terror de ambiciones autorales, algunos de estos reseñados en Encuadre, películas agotadas por su propia vocación de pretenciosidad. Digamos que Only Lovers Left Alive la libra por un pelito.

Only Lovers Left Alive (Sólo los Amantes Sobreviven)/ D: Jim Jarmusch/ G: Jim Jarmusch y Marion Bessay/ F en C: Yorick Le Saux/ E: Affonso Goncalves/ M: Josef van Wissem/ Con: Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Mia Wasikowska, John Hurt, Anton Yelchin, Jeffrey Wright y Slimane Dazi/ P: Recorded Picture Company, Pandora Filmproduktion, Snow Wolf Produktion et al. Alemania-Reino Unido-Francia, Grecia. 2013.