viernes. 19.04.2024
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Justin Townes Earle: una buena vida, cual causa recuperada

“…deja un breve pero sustancioso legado en el ámbito del movimiento conocido como americana…”
Justin Townes Earle
Justin Townes Earle
Justin Townes Earle: una buena vida, cual causa recuperada

He cruzado océanos / He enfrentado lluvia helada y ráfagas de arena / He cruzado caminos y ríos dudosos/ Simplemente buscando un lugar donde llegar.
 (De Looking for a Place to Land (2014), líneas compartidas por la familia para anunciar su muerte).

Bautizado en 1982 en honor a Townes Van Zandt por parte de su afamado padre, el cantautor Steve Earle, con quien no tuvo mucho contacto en un inicio, el joven Justin (nombre que le puso su madre al no estar de acuerdo con que se llamara como el colega de su marido) se introdujo pronto en el mundo de la música formando parte de The Distributors y de The Swindlers, grupos de Nashville que le entraban al rock y al bluegrass, respectivamente. Formó parte después de la banda de soporte de su progenitor, conocida como The Dukes, hacia principios del siglo XXI, de la que fue despedido porque empezó a tener fuertes problemas con las drogas, repitiendo el esquema paterno.

Ya recuperado, se enfocó en sus propias composiciones y grabó el EP Yuma (2007) de country orientación y el discreto The Good Life (2008), primer largo, integrado por diez canciones en el que mostraba ahora el lado luminoso de su herencia, de paso iniciando su recorrido por las tradiciones de la música estadounidense. Con la confianza recuperada, presentó Midnight at the Movies (2009), de poco más de media hora de duración, ampliando registros y nutriendo las instrumentaciones con violines juguetones y banjos inquietos, al que le siguió Harlem River Blues (2010), inyectando R&B en las raíces mismas de su apuesta, con esclarecedores resultados que navegan de manera fluida: quizá se trate de su mejor disco.

Con soltura vocal y aprovechando las prolongaciones de los metales, sentenció Nothing's Gonna Change the Way You Feel About Me Now (2012) y fungió como productor de Unfinished Business (2012) de Wanda Jackson. Tras cambios de disqueras, regresó al ruedo de manera consistente con Single Mothers (2014), de cuyas grabaciones se desprendió Absent Fathers (2015), especie de introspectivo díptico que confirmaba el gran potencial como cantautor del oriundo de Nashville, tanto en la construcción de pasajes tradicionales como en la escritura de historias cercanas y evocativas de alcance familiar, revisando la soledad, la culpa y el perdón, siempre en incierta travesía.

Kids in the Street (2017) lo catapultó hacia mayor reconocimiento mediático, contrastando momentos festivos y reflexivos con teclados vibrando en la discreción, mientras que The Saint of Lost Causes (2019), capítulo final de su trayectoria, transcurre en tesitura crítica y nostálgica por donde habitan la injusticia y, en efecto, las causas como el fin del racismo, el combate a la pobreza y el cuidado del medio ambiente, que parecen extraviarse en la indiferencia colectiva. Justin Townes Earle, muerto a los 38 años el 20 de agosto del 2020, deja un breve pero sustancioso legado en el ámbito del movimiento conocido como americana, combinando con naturalidad el soul, el blues y el rock sobre una base country reconocible desde la cuna.