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Lucero Trejo se presenta con magistral actuación en el CEARG

Lucero Trejo se presenta con magistral actuación en el CEARG

Salamanca, Gto. Durante dos días, el 9 y 10 de febrero, se llevó a cabo la presentación de la obra “Hablar Flores o Volar Bajito”, en el Centro de las Artes de Guanajuato (CEARG), que se localiza en Salamanca.

El Instituto Estatal de la Cultura, a través del CEARG, invitó a Mauricio Pimentel y a Lucero Trejo, actriz y autora de la obra, a que trajeran este montaje a Salamanca por la profundidad del texto y porque está dirigido, sobre todo, para un público adulto, aunque los jóvenes que se congregaron también lo disfrutaron.

Paloma, interpretada por Lucero Trejo, es una anciana que está recordando su vida que transcurrió en la época de la Revolución Mexicana. Siendo ella niña llegan los villistas y a los hombres que no se les unen, los matan “formaditos en una hilera”. Su madre muere de dolor unos días después y la Paloma queda sola y empieza a caminar el mundo. Algo que aprendió de las lecciones que le dio su padre es que “enseñar, Palomita, es un acto de bondad”.

La actriz transita, de una manera excepcional, de la caracterización de una vieja, a una niña, o a una mujer madura. Siempre convence y hace que el público la siga en este camino por el que Paloma está “deshilachando” los recuerdos.

Cuenta cómo el primer día de clases aprendió la letra A, que veía en todas las cosas, en los aguacates, en el agua, “hasta en mi apá y mi amá”, pero el gusto duró poco ya que los villistas se llevaron a la maestra “que porque el general la extrañaba”.

De esta manera con un singular uso del lenguaje y música de la época nos enteramos de la vida de Paloma, de su soledad, amores y desamores, de su amistad con “La Rubí” que le enseñó el mundo y los oficios como: cantar, coser y cocinar, además de que la llevó a vivir con ella y la defendió de los “peladitos” que la seguían.

Al final de su camino Paloma se pregunta por el significado de la vida, de las decisiones para andar caminos que la llevan, inevitablemente, a reflexionar sobre nuestro andar cotidiano. Así Paloma se convierte en una mujer sabia, que sabe que la vida es esto, “los mangos que me comí, el tiempo que me pasó de largo, la bulla de los revoltosos de Villa, y la sabiduría de Rubí”. La nobleza la ve en los ojos de su perro al que bautizó como Fidencio, y sabe que en la lotería de la vida no le tocó “El corazón” ni “El catrín”, pero sí “El sol” y “La Estrella”. Además aprendió que el que quiere volar, aprende y el que no, se arrastra por eso dice que ella “aprendió a volar bajito pero nunca me arrastré”.

En las dos funciones el público aplaudió de pie a la actriz, que con su monólogo los llevó, en ocasiones, a recordar su propia vida, por ello al final la gente salió emocionada y en algún caso con lágrimas en los ojos, la historia de Paloma es contada sin conmiseración, ya que Paloma nunca se doblega, siempre sale avante por eso “ya no me asusta el mundo”.

Este montaje es producto de la beca de Lucero Trejo del Programa Creadores Escénicos con Trayectoria 2014-2016. Del Fondo Nacional Para la Cultura y las Artes.