Es lo Cotidiano

EL PROYECTO ‘RUELAS’ DEL CERVANTINO SIEMBRA TEATRO EN COMUNIDADES

El mercader de Venecia llegó a San Juan de Abajo

El mercader de Venecia llegó a San Juan de Abajo

León, Gto. Un esfuerzo coordinado entre artistas, instituciones y habitantes de San Juan de Abajo sirvió para llevar el teatro de Shakespeare a los habitantes de la comunidad.

Llegar a San Juan de Abajo se vuelve una travesía; ya sea en automóvil, camión, bicicleta o caminando, la cosa se complica un poco: 3 kilómetros de terracería, dos camiones, una buena pedaleada a través de tierra y charcos o 30 minutos caminando entre sembradíos de maíz y sorgo, hacen falta para entrar y salir de la comunidad.

Todavía no hay ruta del SIT que llegue directamente a estos perímetros del municipio, ni el agua entubada en muchas de las casas, ni pavimento, ni el progreso… Pero hay quiénes sí llegan; camiones repartidores de refresqueras y pan dulce.

A poca distancia de la mancha urbana se levanta San Juan, “de abajo” como su nombre lo indica; con sus influencias agrícolas y claramente indígenas que, aunque ya no haya quien hable una lengua indígena, su piel y rasgos lo gritan al viento.    

La obra presentada es una adaptación de El mercader de Venecia en la que intervienen mujeres de la comunidad.  En la obra expresan la dificultad de sobrevivir y la inequidad que los afecta desde distintos flancos: ingresos muy bajos, segregación, marginación, discriminación, violencia de género, etc.

A pesar de que la función tuvo un retraso considerable debido a detalles técnicos, los actores y la gente de la comunidad permanecieron al pie, fuertes y atentos, esperando a que Shakespeare les contara una historia a través del teatro y de voces de su comunidad.

Ante el espectáculo hubo un “lleno total”; no hizo falta un teatro para albergar a más de 100 personas.  Éstas tuvieron que “arrimarse” unas con otras para tomar lugar y apreciar la función desde el mejor ángulo.

Las mujeres de la comunidad que participaron en la obra entrelazaron sus historias de vida y nos compartieron lo siguiente:

La primera mujer en hablar fue clara y contundente, habló sobre la discriminación que sufre por el color de su piel y que está cansada de los achaques que sufren las mujeres de su comunidad.  Dolores frecuentes, enfermedades de la pobreza, preocupaciones, precariedad y escasez de medicinas les asolan cada día.  Ella dijo que no quieren seguir curando sus dolencias con “ambroxol que recetan para todo”…

La segunda mujer habló y dijo: “La escuela.  Me duele el brazo de tanto cargar desde niña.  El campo, era trabajo de hombres, pero lo hacíamos nosotras.  Yo sé cortar con el hacha, usar la pala y la hoz.  ¡Qué me dura todo lo del campo!  No sé.  Y yo me pregunto: ¿Y dónde nacen los sueños, en el corazón o en la cabeza?

Yo creo que los míos nacieron de mi mano de tanto cargar desde niña

A los 10 años fui mamá, pero no era mío, eran mis hermanos y como yo era la más grande, los tuve que cuidar.  Luego a los 12, mi mamá me llevó a trabajar a una tortillería y yo no quería; yo quería ir a la escuela.  Pero me aguanté y aprendí. 

Después me fui a una fábrica de zapato y conocí a mi esposo y nos casamos al mes de novios.  Luego vinieron los niños y yo me hice tan dependiente de él, que por mi misma no hacía nada, nada que de mí saliera.  Pero luego fui a unas pláticas y viendo y conociendo el “cómo” de la gente, pues una aprende. 

Ahora ya casi termino la secundaria, más que nada para dar el ejemplo a los hijos que ya no querían estudiar.  Y si no pongo yo el ejemplo, pues ¿qué les puedo pedir?

Estoy feliz de no ser tan grande que no pueda estudiar.  Pero más feliz  de no ser tan torpe que no pueda aprender.

Sobre el machismo y la violencia de género habló la tercera mujer:

“Es muy feo convivir con esos hombres que se enojan y parecen serpiente.  Pero lo más feo es que se sienten dueños de nosotras.  En verdad no sé porque estoy tan triste y eso me cansa.  ¿De dónde vino tanta tristeza? ¿La encontré o la adquirí? ¿Dónde reiremos juntos? Dónde reiremos... 

Que nos salgan arrugas de viejas, es lo que yo quiero.  Rechazar al que no me gusta.  A mí no me gusta que me regañen, y soy bien enojona con mi papá.

De pérdidas y luto…

Un 29 de septiembre me fui con mi esposo a una fiesta a san Miguel y allí se me perdió.  Estuve buscando y pues no lo podía encontrar.  Luego me fui a buscarlo y no encontré nada.  Después me dijo un compadre: Mire comadre, vaya a ver si es mi compadre Sebastián, esta un desconocido en el hospital.  Me fui a buscarlo como a las 4 de la tarde, me fui a pie hasta el hospital llegué a la una de la mañana a María Dolores con mi hermana y luego me fui  en la mañana a ver si era mi esposo y “pos sí era”.  Luego lo velamos y lo sepultamos, después mi  papá me decía que no, pues yo le decía que hiciéramos justicia y él me dijo que no, él no me dejó hacer justicia. 

Luego ya me casé otra vez y ahora estoy muy feliz con mi esposo. 

Y la lucha por las tierras…

Mujeres y Hombres nos íbamos en la mañana a cortar pastura para los animales.  Un día muy temprano, él salió alegre y contento, iba escuchando música.  Pero cuál fue mi sorpresa más tarde, que nos avisaron que le había pasado algo.  Yo no la creí, dije: Todo está bien. 

Pero después me dijeron que él había muerto...  Todo esto pasó allá en la colonia San Carlos.  Nunca había llegado a esa tienda, él iba bajando de la camioneta y le dispararon. 

Iba con un cuñado y le dice, “No corras, ya me siento caer”.

Le dieron en el corazón.

Pero el más coraje y rabia que siento es con mi familia.  Mi padre andaba peleando unas tierras que pertenecían al ejido.  Entonces ya después siempre lo andaban “trasculcando” para asegurarse que anduviera desarmado, que no tuviera con qué defenderse.  Siempre andaba él solo, peleando, a nadie le pedía nada. 

Y lo más coraje que me da es con mi familia si sabían quién fue el que lo mató, así le pasaron las tierras.  Yo le digo a mis hermanos: ¿Qué acaso no les dolió? ¡No mataron a un perro! Somos la burla de la gente y “de corbata” me llevan a mí.  Un consejo que les doy a mis 4 hijas y un varón: tienen a su padre ¡Valórenlo, respétenlo! Háganle caso, ahora lo tienen, quién sabe mañana si lo tengamos…

Breve entrevista a Javier Sánchez Urbina

Referente al proceso de integrar a Shakespeare en las comunidades. ¿Cómo fue?

Bueno, yo creo que Shakespeare casi no se conoce en ningún lado desagraciadamente, pero creo que las obras de Shakespeare son fáciles de llegar a cualquier comunidad porque son muy vigentes, nada intelectuales.  Cualquier obra de Shakespeare se puede hacer con aprendices sensibles que quieran jugar y divertirse.

¿Cómo se eligió el elenco?

Participan gentes de la comunidad y de León, se jugó un poco con los roles en los papeles de Shakespeare, por ejemplo mujeres haciendo personajes de hombre y viceversa.  Con las mujeres de la comunidad puse a consideración la participación con sus propias historias y cómo tejerlas con la obra de Shakespeare.

Las mujeres están bárbaras, no son nada tímidas, son muy seguras y muy resueltas, todas trabajan y contribuyen económicamente en la familia. Han superado tragedias.  Tienen una autoestima altísima y nosotros somos los que estamos aprendiendo.

El teatro se vuelve un lugar en el que ellas pueden decir las cosas que nunca habían dicho, eso es muy importante. 

¿Qué retos se presentaron para formar esta obra?

¡Uf! ¡Todos!  Lo más fácil fue la obra.  Es normal que haya conflictos, jaloneos; hay todo ese tipo de cosas.  Lo importante es la obra y ya está.

Sobre tu trabajo a mediano y largo alcance…

Yo quiero vivir haciendo teatro.  Tengo poco más de 40 años y me siento listo para hacer comedia clásica: Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina, Moliere, Valle Inclán, en donde se pueda.  Sobre todo clásicos con jóvenes y versiones que puedan ser divertidas y vistas por cualquier tipo de público.

Tw: @enrike_cultura