What a strange girl you are, flung out of space.
Carol Aird, Carol

La célebre novelista Patricia Highsmith escribió el libro El precio de la sal, que va de una relación lésbica. El lector se preguntará que de nuevo hay en eso, pero ella tuvo la osadía de hacerlo en 1952.

Para poder publicarlo y evitar ser hostigada por su sexualidad, lo lanzó bajo el seudónimo de Claire Morgan.

64 años después, la película Carol nos transporta a los años 50´s para retratar la historia de amor entre Carol Aird y Therese Belivet.

Carol (Cate Blanchett), en una fría noche neoyorquina, sale en búsqueda de un regalo de navidad para su hija. En la tienda departamental se encuentra a una tímida vendedora Therese (Rooney Mara), que queda magnetizada ante una sublime mujer. A partir de ese momento empieza el descubrimiento cauteloso de alguna reacción de amor y un escape apasionado.

Razones sobran para decir que una divorciada aristócrata y una delicada joven en plena búsqueda de identidad no la tendrán fácil: sortearán una serie de obstáculos que un resentido y poderoso ex esposo Harge Aird (Kyle Chandler) pondrá en su camino.

El brillante director Todd Haynes filma con el estilo cinematográfico utilizado en los años 50; la deslumbrante dirección de actores también se apega al estilo.

Cate Blanchett sin duda da una lección de actuación y va en ascenso para convertirse en la mejor actriz contemporánea. A una impecable Rooney Mara le fue arrebatado el Oscar como Mejor Actriz de Reparto.

En la última entrega de los premios Oscar, Carol se fue con las manos vacías, pero es bien sabido que un Oscar no define la calidad de un filme, así que no veremos en ella la cintilla amarilla que ponen los cines para promover a las cintas ganadoras.

Lo seductor de la película no sólo proviene de la historia. La fotografía y sus colores invernales hipnotizan, el diseño de arte y vestuario son exquisitos, la musicalización encarna en los acordes los delicados sentimientos de las protagonistas; el amor, la pasión y el desamor son manejados con una gran sutileza, pero al mismo tiempo incendian el celuloide.