León, Gto. ¡Todo vibra!, fue la expresión de un niño cuando sentía y escuchaba el magnífico concierto que ofreció Tokyo Dageki Dan en la Calzada de Las Artes del Fórum Cultural Guanajuato, en la inauguración del FIC42° en León, el pasado 9 de octubre.

Desde las 6:30 de la tarde comenzaron a llegar personas desde todas direcciones y de todas las edades.  Un verdadero ambiente de fiesta cervantina se vivía por los jardines del Forum y con gran expectativa se esperaba a “los tambores japoneses”. 

Se presentó Tokyo Dageki Kan  Ellos son una agrupación que interpreta percusiones japonesas o Taiko, que significa literalmente “gran tambor”.  Fue fundada en 1995 por Hiranuma, miembro de Kodo por más de 10 años.  Kodo es probablemente la agrupación más conocida de ejecutantes de Taiko en el mundo.

La tradición japonesa estuvo presente a simple vista y en lo simbólico; el vestuario, los tambores y la energía para tocarlos, la flauta que imita al viento y las notas musicales convergen y nos hablan en un lenguaje que tiene su origen en la religión y en la guerra.

El tambor es un instrumento primigenio que conecta con el latir del corazón, y ésa fue la sensación que transmitieron los odaiko y shime daiko (tambores) al ser golpeados rítmicamente.  El público se llenó de energía muy pronto; gritos y aplausos inundaron la Calzada de la Artes a un solo ritmo. 

En el escenario; el vestuario, los tambores y la forma de tocarlos recordaron al Japón antiguo; aquel imperio que se hizo fuerte gracias al dominio de dos cosas: el Zen y la espada.  Hierro y fuego, guerra y religión, trabajo y disciplina, se esconden detrás del arte de tocar estos tambores. 

Es el artesano forjador de espadas que al trabajar el acero a base de martillo, inspira al músico que sublima el ritmo, cambiando el yunque por un Taiko, y el mekugi (martillo) por una baqueta de madera llamada bachi. 

Al finalizar el espectáculo, el público estaba tan emocionado que no dejó de aplaudir, por lo que los integrantes del Grupo de Tokyo que golpea fuerte regresó a interpretar una pieza más, en la que invitó al público a participar con sus palmas y sus voces, a un golpe, a una voz.

Éste fue un espectáculo que recordarán más de 5000 personas, en el que se fusionaron los exóticos elementos musicales de la tradición japonesa, con influencias contemporáneas cercanas al jazz.  Una amalgama cultural que nos muestra perfectamente lo que es Japón.

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