EN EL TEATRO DEL BICENTENARIO RPS
Entre la voz de Sonya Yoncheva y el frío
La reseña de María José Rodríguez
León, Guanajuato. Aunque este jueves el frío fue el primero en asistir a la Sala Principal del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña, la soprano Sonya Yoncheva logró disiparlo pronto, acompañada por la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la dirección de Domingo Hindoyan.
Y no era para menos. Cualquiera que no conozca la vida y obra de la Yoncheva, diría que cupido hizo de las suyas en pleno escenario. Una descarga de emociones se vivió ahí, pero sobre todo se sintió entre quienes asistimos a escuchar su interpretación para las arias pertenecientes a óperas de Jules Massenet y Giacomo Puccini.
En su primera visita a este país y ahora a León, en un fin de semana cargado de eventos por doquier, Sonya Yoncheva hipnotizó a los asistentes –al menos a mí me sucedió-. Las emociones del cuerpo no se hicieron esperar cuando Pleurez! Pleurez mes yeux!..." y “Adieu, notre petite table…” salieron de su gran voz.
He de confesar que no hubo lleno total: se notaban huecos entre el público. Eso siempre me ha preocupado de cualquier recinto, pero también creo que, cuando lo que se presenta tiene tanta magia y fuerza, en ningún lugar queda vacío un solo milímetro.
Fue un Teatro del bicentenario complacido de escuchar todo el repertorio, y en el orden que fuera, pues el director concertador ajustó el orden del programa.
Así trascurrió también la segunda parte, cargada de inevitable emoción, y entre eso y yo perdida en el supertitulador, es como deseaba que Un bel dì, vedremo…” de la ópera Madama Butterfly terminara en gran noche.