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HUMBERTO MATURANA EN LEÓN

Los retos de Maturana

Alicia Arias

Los retos de Maturana

León, Gto.  Todo acto reflexivo cambia al mundo. Desde esta premisa, uno de los científicos más importantes del último siglo, el chileno Humberto Maturana, dialogó con cerca de mil asistentes al Seminario Internacional La transformación cultural en la sustentabilidad.

Para algunos, seminario; para otros, encuentro; para algunos más, taller. Lo cierto es que asistimos a una actividad totalmente distinta a la que sentimos que fuimos convocados por Urbe Sostenible, A. C. y el Instituto de Planeación del Estado de Guanajuato (Iplaneg) .

Durante los tres días del evento los asistentes reiteraban que querían, deseaban escuchar más al creador del concepto de la autopoiesis. Y, ¡claro!, Maturana venía a León y queríamos escucharlo, palparlo, respirarlo.

Ximena Dávila Yáñez,  alumna de Maturana que llevó la dinámica los tres días, advirtió: “Uno nunca cubre las expectativas propias ni ajenas”… Y sí.

Ambos, Maturana y Ximena, explicaron que su propósito es cambiar la mirada para ver al ser humano como el centro del cambio, así que, bueno, aceptamos el reto y nos esforzamos por ver hacia donde ellos apuntaban: hacia la reflexión, aun cuando el método desconcertó a más de cien, porque parecía que habíamos asistido a un encuentro vivencial, de esos que buscan motivar a las personas hablándoles de amor, de lo amoroso, de lo maravillo que somos.

Pero, a saber, las contadas intervenciones de Humberto Maturana fueron por demás sustanciosas, aunque no lo escuchamos dialogar sobre el conocimiento que ha desarrollado y que lo ha puesto en la lista de los científicos más destacados del último siglo, como la teoría de la biología del conocimiento, el concepto de autopoiesis, la dinámica de la matriz biológico-cultural de la existencia humana, la psicología procesal sistémica, etcétera.

Ahí estaba ese gran científico, reconocido y laureado por sus aportaciones, y ahí estábamos  nosotros. Nos lanzó el reto y lo aceptamos. “Si no fuera Maturana yo ya me habría ido”, dijo una de mis compañeras en la mesa.

Productos de la historia, pero no atrapados en ella

Maturana recordó que todo cambio cultural comienza en las personas y todo proceso organizacional ocurre en las personas, así que “sí somos producto de la historia pero no estamos atrapados en ella. Lo único que tenemos es el presente que tenemos”, y de ahí vino la invitación a reflexionar, a convertirnos en seres pensantes, reflexivos y conscientes, porque “todo acto reflexivo cambia al mundo”.

Los seres humanos somos una cultura de saberes que restringen la inteligencia y la creatividad porque vemos el diagnóstico más que a las personas, pero la condición de humanos y la posibilidad de reflexionar nos permiten decir sí y decir no. En ese acto comienza una transformación; eso es biología cultural.

Cuando hablamos de las leyes de la naturaleza, explicó, hablamos de atracciones de las coherencias de lo que hacemos en los distintos ámbitos que operamos como seres humanos y, como observadores, distinguimos coherencias sistémicas.

Por eso, dijo,  hay que preguntarse si  nos gusta el vivir que estanos viviendo para vivir la experiencia de libertad, lo que tiene que ver con una experiencia reflexiva y sensorial, porque somos los adultos que somos por los adultos con los que vivimos. “Los padres  modelan el mundo de los hijos, sus criterios desde donde van a mirar el mundo”.

El acto reflexivo, sostiene Maturana, no tiene que ver con la razón sino con la emoción: “si no miro donde estoy, no se dónde estoy” y así no puede haber sustentabilidad, pero si reflexionamos podemos transformarnos en la convivencia.

En resumen: “La respuesta somos nosotros mismos porque nosotros generamos el mundo en el que vivimos. Nosotros somos el sistema”, postula el científico chileno, haciendo hincapié en la necesidad de abrir espacios de conversación reflexiva y colaborativa.

“Buscamos cambiar la mirada de que nosotros somos el recurso fundamental… La emoción es el fundamento de todo quehacer, las emociones preexisten al lenguaje, somos seres emocionales y usamos la razón para aceptar o negar emociones… Todos vivimos desde nuestra percepción de mundo”.

Hay que reflexionar para transformarnos en un acto consciente. La autopoiesis molecular es hablar del vivir, y Maturana sostiene que los seres humanos nos producimos a nosotros mismos. Las moléculas entran y algunas salen, pero los sistemas sociales no son autopoiéticos, así que el cambio está en el individuo que vive en un ámbito cultural, pero si sale de ese ámbito su biología se altera y podría morir. “Hay una configuración de los sentires vivos que dan lugar a nuestra fisiología y se afectan mutuamente”.

A manera de conclusión, la siguiente frase maturaniana: “Los mundos que vivimos son siempre nuestra responsabilidad y nuestro gran tesoro. No nos gusta que desdeñen el mundo en que vivimos, pero es nuestra responsabilidad transformarnos juntos en la convivencia, conversando y reflexionando juntos”.

…Ahí está el reto.