En esta tercera entrega de Tachas nos acercamos a la lírica maldita francesa en tres de sus momentos más importantes. Se trata de una relectura desde la generación joven, más cercana a la veintena que a la treintena, pero ya dispuesta a dialogar con los autores y a cernir su obra para ver si tienen un lugar en los cánones de hoy:

En el origen medieval, entre los goliardos, compilados en Carmina Burana, estudiantes pobres universitarios, amantes de la carne, de las comidas y bebidas abundantes, críticos severísimos de la institución eclesiástica y vistos aquí desde la óptica de Isaac Raúl Zepeda Romo.

Juan Francisco Camacho Aguilar escribe sobre François Villon, poeta del otoño medieval, de gran calado e intensa voz, hombre contraejemplar en todo, lo mismo manejó diestramente el cuchillo que la pluma con genialidad.

Fátima Isabel Olvera Salas juega con las rutas y enigmas del gran maldito Arthur Rimbaud, también el gran iluminador de las contradicciones del hombre en su tránsito entre la vida corporativa y la libertad total, entonces y ahora amenazada por la muerte de los grandes lemas.

Víctor Hugo Rodríguez Bécquer nos entrega un fraternal poema elegíaco y Filiberto García un cuento de pollos y fino sacado de ojos, mientras Adolfo Luévano inaugura nuestra sección Memorias del subdesarrollo y Chelseae Yarazel Carrillo Carrillo hace lo propio con Un ratito de tenmeallá al reseñar un libro de Yolanda Alonso.

Matilde Hernández y Jesús Madrigal ahora acompañado por Alejandro Gutiérrez hablan de lenguaje, comunicación y ciencia.

Cerramos con Viborero, territorio de sugerencias para la lectura, echarse un trompo a la uña o un crotalillo al seno, semanal.