miércoles. 24.04.2024
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EL OCCIPITAL DE EINSTEIN (CIENCIA)

Viajes | Completarse

Jesús Madrigal Melchor

Viajes | Completarse

Algo que todos, alguna vez, hemos disfrutado es realizar un viaje, ya sea fuera de nuestro barrio, ciudad, estado o del país. Esto genera una gran expectativa y enfrentar lo desconocido siempre es importante. Menciono el salir del barrio, porque era un reto hacerlo solos, sin las salidas familiares. Conforme uno va creciendo, los viajes le apasionan más, sean de placer, de estudio o de trabajo. En mi experiencia particular, mis primeros viajes fueron con amigos, y se disfrutaban de manera especial, porque siempre hubo anécdotas que platicar entonces y ahora. No faltó quien se extravió en el metro de la Ciudad de México, estuvo a punto de perder el autobús por bajar al baño. O simplemente disfrutar el largo y cansado viaje en autobús o tren que uno realizaba. Los destinos en aquellos ayeres, eran el DF o Acapulco, a mí nunca me gustó ir a Tampico, ya que siempre te encontrabas a todo Monterrey en sus playas.

Los viajes de estudiante siempre fueron maravillosos, batallando con el dinero, estirándolo, y como decíamos o comíamos o bebíamos, y obviamente bebíamos, ya habría manera de comer galletas y tomar café en las sesiones de los congresos o con una comida bastaba. Los viajes de estudiante se prolongaron desde la licenciatura en física, hasta que concluí el doctorado en 1998.

Estos viajes no solo repercutieron en mi formación académica, sino que me permitieron conocer más de cerca algunas ciudades nacionales. Una de las anécdotas memorables fue en el congreso de física, en Sonora. Allí nos topamos con una persona que andaba mendigando y, sin embargo, sabía mucho de física; resultó que fue físico y que por un problema personal perdió la cordura.

Ya como un profesor Universitario, trabajando en la Unidad Académica de Física de la Universidad Autónoma de Zacatecas, he tenido la oportunidad de viajar a otros países, tanto de América como de Europa. Una experiencia importante me ocurrió cuando viajé a Washington D.C. Fue el invierno de la súper tormenta de nieve, a finales de enero y principios de febrero de 2010.

Todos los vuelos estaban siendo cancelados y la Sociedad Americana de Profesores de Física —AAPT por sus siglas en inglés— mantenía información en su página sobre la posibilidad de mover las fechas del congreso, lo cual finalmente no ocurrió.  Visitar esta ciudad de los Estados Unidos fue una experiencia única. Conocí el complejo de los museos Smithsonianos, entre los que se encuentran el de historia natural, el de arte, el del aire y el espacio, entre otros. Es imposible describir a cabalidad lo que exhiben estos museos en sus interiores. En la Galería Nacional de Arte pude observar un Da Vinci, algo que no podía imaginar y me conmovió. Mañanas y noches asistía al congreso de la AAPT y por las tardes y días de descanso iba  a mi aventura en los museos. Al siguiente año me tocó conocer el poblado de St. Augustine. Allí entramos al edificio que albergó a la primera escuela de Norteamérica. En este viaje, realizado en compañía de mi esposa, estuvimos a punto de perder el vuelo Dallas-Jacksonville. Checamos al llegar al aeropuerto la puerta asignada, pero en el interín de un par de horas la cambiaron. Por suerte, las cervezas hicieron su noble parte y al ir al baño, me di cuenta del cambio y logramos alcanzar el vuelo. Fuimos los últimos en abordar.

Estuve en Sudamérica, visité Santiago, Buenos Aires, caminé frente a su obelisco, comí sus cortes, y tomé sus vinos, realmente fue un deleite. Pero visitar las cataratas de Iguazú, estar en la garganta del diablo, navegar por los rápidos no tiene precio ni comparación. Pararse en el punto de las tres naciones,  en la cuenca del Paraná, donde hacen frontera Argentina, Brasil y Paraguay. 

Finalmente les platico que el año pasado por estas fechas estaba preparando mi trabajo para presentarlo en un congreso sobre grafeno en Mykonos, Grecia. Realizamos el vuelo vía Frankfurt-Atenas-Mykonos. Al llegar al aeropuerto de Frankfurt, fuimos al sanitario y nos disponíamos a  salir a conocer la Cd., cuando nos dimos cuenta que el tubo que contenía los posters a presentar en el congreso se nos quedó en el área de llegada. Fue todo un show: intentamos volver a la zona de llegadas. No nos dejaron, al menos que documentáramos ya el viaje a Atenas. Deseábamos conocer Frankfurt, así que nos sugirieron reportar el tubo como perdido. Fue localizado, revisado, y entregado. Así que el tubo también conoció la ciudad alemana.

Enterarnos de que el día que estaríamos en Atenas estaba programada la Huelga General Griega fue un verdadero choque. Todos los servicios, desplazamientos y visitas a lugares turísticos estaban cancelados de 10 a 20 horas, lo que duró el paro general. Maravillas de los viajes, sorpresas inesperadas, cerca del hotel encontramos un restaurante de comida griega tradicional. Qué delicia. Por la noche, caminé por las calles céntricas de Atenas y bueno… todo eso me reta a volver a Atenas. Conocer el mar Egeo y el Mediterráneo fue algo muy agradable al llegar a la Cd de Mykonos.

Los viajes nos dan la oportunidad de conocer, disfrutar diferentes culturas y regiones del mundo. Saber que existen y no conocerlas es algo que nos mantiene incompletos.