viernes. 19.04.2024
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Veremundo Carrillo Trujillo, hombre de barro que suena a plata

Jesús Gibrán Alvarado Torres

Veremundo Carrillo Trujillo, hombre de barro que suena a plata


Salid del templo, desnudaos; buscad los restos de vuestra madre y los iréis arrojando a vuestras espaldas
Ovidio, Las metamorfosis.

 

 

1.- Lo que sé de Veremundo (a modo de anecdotario)

A Veremundo se podría decir que lo conocí de oídas, en la Unidad Académica de Letras. Se escuchaba hablar del trabajo que suscitó la fundación de la Facultad de Humanidades, las dificultades y logros, debido a que nosotros éramos fruto de la labor de aquellas personas, entre ellas Carrillo Trujillo, que estaban ávidas de formar y fortalecer a la sociedad zacatecana en el estudio y análisis de las humanidades.

Conocí algunos versos de su obra poética y trabajo de recopilación. Tenía el referente de haber leído, quizá por casualidad e interés en las letras zacatecanas, su libro Zacatecas, barro que suena a plata. Literatura de la colonia al siglo XX, el cual me pareció un aporte valioso, no sólo para el acercamiento a las manifestaciones literarias de la entidad a lo largo del tiempo, sino porque es una herramienta, como se dice en el prólogo, para que se hagan análisis a fondo sobre autores u obras reunidas en el libro.

Mi inquietud por las letras clásicas y el latín me llevó a formar parte del seminario de literatura latina impartido por él, y fue en ese espacio que entré en contacto no sólo con el personaje, sino también con el conocimiento que poseía sobre la literatura en todas sus épocas, la alegría con la que se impartía los contenidos y el diálogo entre los asistentes y las inquietudes y aportaciones que enriquecían aquel ambiente en las salas del Museo Zacatecano.

2.- Su aportación al estudio de las letras zacatecanas

La labor humanística de Veremundo refleja una necesidad de rescatar y darle difusión a las ideas que rondaban entre cerros y minas. Tanto este libro como su camino literario son vitales para revalorar las letras de la entidad y aportar una amplia gama de posibilidades para la investigación y difusión de la literatura de Zacatecas: llevar el acervo de la palabra a los estudiosos y a la sociedad y acceder a cada una de las generaciones de escritores que, nacidos, llegados o formados en estas tierras, han dejado en las hojas poesía, narrativa, ensayo y teatro.

En Barro que suena a plata se hace esta catalogación para facilitar al lector la elección de género. Ahora podemos enfrentarnos a uno de los problemas de las letras regionales: el reconocimiento de los autores por parte del público, la escasez en el tiraje de ejemplares (algo que quizá haya cambiado en la última década con la ayuda del internet, (sobre todo para la difusión). De esta manera, se resalta el esfuerzo de Veremundo para divulgar algunos fragmentos de las obras de los escritores antologados y la bibliografía de algunos omitidos.

En el apartado de poesía aparecen autores “conocidos” como Ramón López Velarde, Roberto Cabral del Hoyo, Dolores Castro, Veremundo Carrillo Trujillo, José de Jesús Sampedro y Juan José Macías, además de otros menos conocidos, al menos para un lector no especializado, como José María Benítez o Nicolás Tolentino. En el prólogo de la obra se hace el recuento de algunos esbozos de la poesía en la época colonial, la aparición de algunas poetas por afición.

Alejandro García, en Encuentros y desencuentro (acercamientos al campo literario en Zacatecas), reconoce al menos tres generaciones en la poesía del siglo XX, que es la que quizá esté mejor cimentada en cuanto a conocimiento por parte de los lectores, la de Veremundo Carrillo Trujillo, la de rompimiento en 1975 con Sampedro y la del siglo XXI con Javier Acosta en 2001.[1] Cabe mencionar que Juan José Macías últimamente ha incursionado en la narrativa con El nuevo liguero de Maruja (y otros fetiches) (2008) y La meiga y el trovador. Historia nueva y verdadera del poeta bajomedieval Macías el enamorado (2013).

La narrativa presenta a Mauricio Magdaleno, Amparo Dávila, Tomás Mojarro y Gonzalo Lizardo, Este género en los últimos años ha aportado a varios escritores prometedores como Tryno Maldonado o Maritza Buendía. La nueva generación está dando sus pasos, además, autores como Alejandro García, Javier Báez y Gonzalo Lizardo siguen activos, en el caso de Báez Zacarías, los cuentos de Para asuntos comerciales fueron reeditados en 2007.

En ensayo figuran José de Ribera Bernárdez, Guillermo López de Lara, Ramón López Velarde y Mauricio Magdaleno, entre otros. El fragmento del conde de Bernárdez, De la situación de esta ciudad muestra al lector la descripción de lo que era la ciudad en el siglo XVIII, en él podremos analizar la visión de aquella época. En esta sección las descripciones de autores de la colonia o anteriores al siglo XX llevan al lector la vivacidad de sus palabras para hacer textos al estilo Montaigne, exponer sus ideas sobre el acontecer y lo que les rodeaba, más que nada describir el mundo. El único autor de teatro que aparece en Barro que suena a plata es Fernando Calderón.

3.- Lo que viene…

La recopilación realizada por Veremundo Carrillo, producto de su trabajo histórico e inquietud por revalorizar la producción literaria de Zacatecas, es, entre otras cosas, sobre todo, un aliciente para los jóvenes que estamos iniciando el recorrido literario, ya que nos lleva a conocer el panorama de una ciudad que se muestra interesante en cuanto a poetas, narradores, ensayistas y guionistas que dejaron los cimientos para que las nuevas generaciones siguieran formando lo que en estos momentos es y se espera que sea la literatura en la región.

Esta obra se puede ver como el inicio de una recuperación de voces que estaban esparcidas en los pueblos zacatecanos y los alrededores, como el caso de los que llegaron a esta ciudad y formaron su carrera literaria. La selección de esta antología muestra la inquietud de cada uno de los autores por crear una palabra que desea ser escuchada y que, poco a poco, ha ido esparciendo los ecos de su producción. La labor de Veremundo Carrillo esperaba eso, que nosotros siguiéramos sus pasos y lleváramos a los demás las letras que nacieron en aquí.

La antología aporta la posibilidad de recuperar los escritos que posiblemente sin la investigación de Veremundo estarían olvidados en algún escritorio o simplemente perdidos, Esta labor de recopilar que parte de la obra de los autores de la región es muestra de la generosidad de un humanista que busca perpetuar el ideario de la provincia. El resultado es un libro variado en los contenidos que describen a cada una de las épocas de nuestra entidad, letras que llevan a reconocer al pueblo que heredamos, que nos llevan a nosotros mismos.

Otra de las aportaciones de Barro que suena a plata está en lo relativo al centralismo que se da en nuestro país, debido a que la provincia está marginada a los ojos de las investigaciones históricas o literarias. Todo se concentra en la capital; de allí que lo que hasta cierto punto el trabajo de Veremundo esboza es que con las condiciones propicias para que se abran los espacios de difusión, publicación y reconocimiento entre los escritores de la entidad, además, en este caso, de las antologías, se debe de crear una solidaridad entre los colegas que están dentro del quehacer literario zacatecano.

Zacatecas, barro que suena a plata. Literatura de la colonia al siglo XX nos lega un abanico de posibilidades para conocer y apreciar las letras. Valorar la aportación que deja Veremundo Carrillo, más allá de proporcionarnos la selección de autores, traza un camino que sigue en construcción y que nosotros estamos obligados a seguir trabajando en él. La línea está trazada y al parecer las cosas van bien, debemos de acrecentar la antología y tener los espacios propicios para que las letras sigan surgiendo,

No queda más que agradecer y reconocer la labor de Veremundo Carrillo Trujillo, el hombre de Barro que suena a plata.

 

[1] Alejandro García, Encuentros y desencuentros (acercamientos al campo literario en Zacatecas), Ediciones de Medianoche, México, 2008, p., 83.