viernes. 19.04.2024
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Seis poemas

Manolo Marcos

Seis poemas


SIN TÍTULO

Considerando serenamente
el estado de la mar,
la cimbreante mosca
que se estrella en el seno de tu mano.

El álgido sabor a ola bruma,
la paz etrusca del que observa.

He decidido quemar un ramo de flores
aquí, donde mis antepasados juegan.

En honor de todo aquello que a nadie importa.




PRECISIONES SOBRE EL AMOR CORTÉS

Para quemar un calendario se requieren
adjetivos y herrumbre:
la palabra expresiva, sin adornos,
tiene mejor combustión
que el participio pasado del verbo amar
o que esos futuribles donde hacen
patinaje artístico los elefantes.

Se han secado las larvas del verano,
ahora el vino se nutre de otras sombras
desgajadas en fiebre contra el frío.

Deposito mis labios
sobre el filo nombrado de tu rostro.

Hay tomillo
en la escarpada cumbre,
en la serena mano que te cubre
hay aroma y me crujen
las rodillas de buscarte
por donde el zorro huye de la vulva.

¿Dónde nos dirían
que la especie humana
está predestinada a perpetuarse?

¿No es acaso, quererse, un juego
con átomos leves de mercurio?



PLATÓNICO Y AZUL

Platónico y azul
te quedarás siempre
como una sangre
que vuelve limpia al corazón.

Me azotarán los vientos.
Tus besos de tormenta
me arrancarán los pétalos,
y temblará el amor
en mi garganta.

Te llamaré y vendrás
con la velocidad de mil escolopendras
a limpiar de musgo la humedad
que cubre esta distancia en que vivimos.



VIVIR SUCESIVAMENTE

Vivir sucesivamente.

Libre de las mil complejidades que espían el alma, 
seré un gato esta noche.

Me peinaré con una raspa de sardina.

Tengo buena amistad con 
un chimpancé que lee el periódico.



BOTÁNICO EXPERTO EN CACTUS

Pensé en mi madre. 
Menta, fresca armonía.
Ya muerta la pensé pero está viva.


Hice llorar a las piedras,
tenemos cara de flor estúpida.


Tu lengua rosa chicle 
se clava en mi oído
con eventos que sólo ocurrieron
en tu subestimado cerebro de cal.


Todos tenemos a quién parecernos
pero algunos elegimos no parecernos demasiado 
a nuestros padres.



PREGUNTAS INTRASCENDENTES

¿Tú crees que es silencio
este rumor de dios?

Unas gallinas
me picotean la sien
con una cierta ternura
que podría parecer hospitalaria.

¿Te pregunté yo a ti
alguna vez,
de qué triste veneno
fermentado en locura
te alimentas?