jueves. 25.04.2024
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Jay Gatsby y los narcotraficantes

Alejandra Flores Casas

Jay Gatsby y los narcotraficantes

La idea del “sueño americano” no ha cambiado del siglo pasado a la actualidad. A pesar de que la obra es reciente. A pesar de que El gran Gatsby recrea una sociedad distinta a la muestra, existen confluencias y similitudes, quizás debido tanto a la globalización como a la cercanía con Estados Unidos de América y el intento de que el modo de vida sea imitado y sea apropiado por los otros países. El american dream se instaló en mentes latinoamericanas, en especial mexicanas, para lo que a mí concierne, para impulsar la búsqueda de la felicidad a través del dinero fácil. Después de la legalización del alcohol, el objeto prohibido más deseado fue la droga, en sus diversas presentaciones y usos, los gangsters se hicieron narcotraficantes.

En la novela de Francis Scott Fitzgerald de 1925 aparecen características del estilo de vida de los traficantes norteamericanos de los años veinte que semejan la realidad de los narcos latinoamericanos actuales. Son esos puntos de convergencia los que se exponen a continuación.   

1. Aristócratas vs. nuevos ricos

Encontramos dos bandos antagónicos: los aristócratas, representados por Tom Buchanan y su esposa Daisy, frente a los nuevos ricos, cuyo ejemplo más representativo es Jay Gatsby. Los acaudalados, que llegaron a ser sin ningún esfuerzo, ya que sus familiares les heredaron su fortuna, acusan de formar un patrimonio de manera ilegal a los que amasan grandes cantidades repentinamente. Es verdad que no se expresa de manera explícita que Gatsby sea un gangster, pero los indicios, como las llamadas de Filadelfia y Chicago (ciudad donde Al Capone dirigía la distribución de alcohol en esa época), las grandes fiestas repletas de licor y sus lujosos bienes expresan por sí solos que se encuentra inmerso en esa clase de negocios, porque es la manera más conocida de hacer dinero de forma inmediata.

Los que siempre han pertenecido a la clase alta desean que la jerarquía social continúe tal y como está, así que no toleran la entrada a su mundo de gente que ha sido interior. La extravagancia de las fiestas de Gatsby, además de su particular y abigarrada forma de vestir, son aspectos que no toleran Tom Buchanan y otros de su clase, por eso a menudo cuestiona su estilo de vida regido por el exceso.

Sucede igual con los narcotraficantes actuales, señalados por su exuberante gusto y el afán de hacerse notar, características que se consideran ridículas entre la clase media y alta; por ejemplo, el representativo estilo de su vestimenta: “cadenas de oro al cuello con crucifijos, medallas de la virgen […] zapatillas Adidas y Nike, pantalones tejanos muy descoloridos y de buenas marcas con fajos de billetes en un bolsillo trasero y el bulto de la navaja en el otro.”[1]

2. “Si ayudan es porque tienen corazón”[2]

Manifiestan ciertos valores positivos en su personalidad, por medio de los cuales obtienen el cariño de la gente que los rodea, a pesar de su manera perniciosa de ganarse la vida. Si uno desconoce losa indicios que enlazan a Gatsby con la mafia, fácilmente puede pasar por ser un hombre juzgado por todos pero incomprendido, , amable, cortés, valiente, agradecido, organizado. Su móvil es el amor, los posibles negocios ilícitos son su medio para ser adinerado y merecer a Daisy; aunque esto no es una justificación, su condición logra conmover al narrador, Nick Carraway, quien luego de convivir algunos meses con él y considerarse su amigo, sólo emite un jucio de valor acerca de su persona “—Es una gente pésima —le grité desde el prado—. Tú vales más que todos ellos juntos. Ha sido el único cumplimiento que le haya dirigido porque desaprobaba su conducta de principio a fin.”[3]

Jay Gatsby se volvió popular y encantador gracias a las inconcebibles fiestas que daba, todos lo admiraban mientras hubiera licor y jazz para bailar alcoholizados la noche entera. Su situación es muy semejante a la de los narcotraficantes recientes, quienes son apreciados por “bondad” y las fiestas alteradas en la finca, donde se presentan individuos como El Komander a interpretar los corridos de moda para bailar con las plebitas. Además de fiestas tan apreciadas por sus invitados, los miembros de la mafia mexicana se han dedicado a realizar actos de altruismo para dignificar su posición en la sociedad y convencer al pueblo de que no son tan malos como el gobierno los pinta.

En septiembre de 2012 el Cártel del Golfo difundió un video en las redes sociales donde aparecen algunos de los miembros repartiendo despensas en los municipios de Tamaulipas para ayudar a los damnificados por el huracán Ingrid, ya que las autoridades no habían actuado como les corresponde. El video contiene textos como éste: “Aquí no se ha visto más interés ke ayudar.”[4] La controversia que ha causado este suceso es inevitable, algunos piensan que con este tipo de estrategias no reparan el daño que causan con sus actos violentos, otros consideran que apoyan más que las autoridades y son menos perjudiciales que éstas.

3. La creación de una leyenda

Uno de los fenómenos más recurrentes en torno a involucrados en la mafia es la idealización de su persona hasta a llegar a crear un personaje. Es común que cuando los asuntos de individuo se vuelven públicos, más si éstos son ilícitos, su vida oscila entre la realidad y el mito, y que nadie llegue a conocer su biografía real, salvo él mismo. En El gran Gatsby el hermetismo del protagonista es fundamental, nadie sabe mucho acerca de él, así que existen muchos rumores en torno a su vida: “—Alguien me contó que creían que una vez había matado a un hombre […] fue espía alemán durante la guerra […] no puede ser eso, porque estuvo en la armada alemana durante la guerra.”[5] Gatsby ha elaborado una urdimbre de memntiras que dificultan el acceso a su persona, él es apariencoia, amabilidad y misterio.

En México existe un hombre involucrado en el tráfico de narcóticos, que ha traspasado fronteras y décadas para llegar a ser el mito que es hoy, Joaquín Gamboa Loera, el actual jefe del Cártel del Golfo, el hombre número sesenta y siete entre los más poderosos del mundo,[6] el más buscado en México y Estados Unidos. A causa de su fama sin igual y la importancia económica, política y social que posee, se han dado muchas respuestas, la mayoría inventadas, a las preguntas que provienen del morbo de la gente.

Hubo una historia acerca de este narco que llamó mi atención. Es la conversación de un joven y un taxista en un municipio de Chiapas:

La plática comenzó por una nalguita que acaba de dejar en un Oxxo y de forma muy bizarra comenzamos a hablar de política, corrupción, etc. Me comentó que tiene un familiar que trabaja en el gobierno y que ha tenido muy buenos puestos y muchos contactos […] Según el taxista su familiar le comentó sobre el secreto a voces que circula en Chiapas. El Chapo Guzmán vive en Villaflores, Chiapas. Me dice el taxista: el otro día llegaron a la cantina de Zapata ¿conoce usted?... ah pues ahí llegaron, le dieron 400,000 pesos al dueño y dijo —Órale, cabrón, córreme a todos estos hijos de su pauta madre, déjame a 2 meseros y pásame chelas y tequila… Sí, joven, si yo fui a dejar a uno de los meseros que se había llevado como 8,000 varos de propina.[7]    

Considero que algunos han oído antes esta situación, pero con ciertos datos alterados, ya sea en Zacatecas, en Guanajuato o en Aguascalientes o en algún otro municipio. Lo que no cambia es la aseveración de que la fuente es confiable. Todo el que hace ese tipo de declaraciones dice tener un familiar trabajando en el gobierno. Como experiencia personal, puedo mencionar que al llegar a la ciudad de Zacatecas hubo quienes me dijeron que el “Chapo” Guzmán ha vivido en Tlaltenango.

4. Las mujeres del narco

El dinero no es el objetivo de Gatsby, sino un medio para alcanzar su verdadero “sueño americano”, el amor de Daisy. A él no le interesan la opulencia, la simpatía de sus conocidos y la fama entre la multitud, tanto como la felicidad que puede brindarle tener tener a un lado a la mujer que robó su corazón en la juventud. Es en este aspecto donde se presenta su punto de ruptura entre los dos momentos que se han comparado, ya que las diferencias temporales han convertido a la mujer en un ser diferente, la relación mujer-traficante ha cambiado.

Durante los año veinte en Norteamérica, las féminas se apegan a las normas morales que rigen la sociedad, el sexo femenino no vale por sí mismo, sino por el hombre que atrape, su función es atender y acompañar a su marido, no se valora la inteligencia que puede poseer, ellas lo saben, por eso Daisy lanza una dura sentencia cuando nace su hija: “Bueno —dije—. Me alegro de que sea una niña. Y espero que sea una idiota, es lo mejor que una niña puede ser en este mundo, una hermosa idiotita.”[8] La mujer continúa siendo un adorno indispensable, ahora de los “narcos”, pero también ha adquirido un papel importante como traficante en el negocio del as sustancias ilícitas.

En la actualidad la moral y las buenas costumbres han dejado de ser cuestiones importantes para algunas personas y la mayor ilusión de muchas mujeres, principalmente de clase baja, es llegar a ser la pareja de un narcotraficante. Pero Daisy no podría ser la típica buchona, su época y condición se le impedirían. Su personaje es más la mujer rica atraída por el hombre y el dinero, por la finura de sus camisas (mientras éstas no tengan estampados enormes de gallos y colores brillantes), pero que se arrepiente al recordar el origen de toda esa opulencia. Gatsby nunca estará a su altura. Ella nació entre dólares, él tuvo que ganarlos mediante un negocio que no cuadra con los principios de una dama de alta sociedad.

Hay algunas situaciones sociales que no se pueden erradicar mientras permanezcan en la mente de los individuos. Parece que algunos conceptos son características inherentes al ser humano, como el interés por lo prohibido. A partir del primer hombre que tuvo el ingenio de quebrantar las normas de grupo y llevar lo clandestino a los demás, se han repetido patrones que seguirán vigentes mientras funcionen. Omitiendo algunas excepciones, estos sujetos continúan siendo tratados del mismo modo, algunos los rechazan, pero otros los idealizan porque representan el anhelo profundo del hombre de ser popular, rico, poderoso y vivir a su manera, insultando con su actuar a la autoridad que en ocasiones resulta opresora.

 

[1] Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur, Alfaguara, México, 2011, p. 146.

[2] “Cártel del Golfo reparte toneladas de despensas y afectados por ‘Ingrid’ en Tamaulipas”, en Proceso, http://www.proceso.com.mx/?p=353468 Consulta el martes 12 de noviembre a las 20:30 hrs.

[3] Francis Scott Fitzgerald, El gran Gatsby, Fontamara, México, p. 118.

[4] Op. cit., en Proceso.

[5] Francis Scott Fitzgerald, op. cit., p. 38.

[6] Caroline Howard, The World’s Most Powerful People 2013, en Forbes, http://www.forbes.com/powerful-people/list/ Consulta en miércoles 13 de noviembre de 2013 a las 18:13 hrs.

[7] ¿En dónde vive el Chapo Guzmán?, en Taringa! http://www.taringa.net/posts/noticias/7641331/En-donde-vive-el -chapoGuzman.html Consulta en jueves 7 de noviembre a las 20:16 hrs.

[8] Francis Scott Fitzgerald, op. cit., p. 19.