viernes. 19.04.2024
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UN RATITO DE TENMEALLÁ

El gran Lebowski (1998) de Joel y Ethan Coen

Isaac Zepeda

El gran Lebowski (1998) de Joel y Ethan Coen

Bunny Lebowski: …He’s a nihilist.
The Dude: Ah, that must be exhausting.

El ridículo gracioso de la existencia dilatada, de la falta de posibilidades, de andar drogado todo el día. La incongruencia más disfrutable porque así es uno y los demás. El tomarse algo en serio no porque importe en verdad, sino porque no hay otra cosa que hacer. Saber qué es lo que pasa cuando encuentras a un extraño en los Alpes (versión censurada de “This is what happens when you fuck a stranger in the ass!” para la transmisión a públicos más amplios).

Jeff Lebowski mejor conocido y promocionado por él mismo como el Dude (Jeff Bridges), es un tipo vago, lato sensu, que se la pasa jugando a los bolos y fumando marihuana. Eso hasta que dos matones entran a su casa confundiéndolo con un tipo rico que lleva su mismo nombre y cuya esposa ha estado pidiendo prestado. Mientras uno zambute al Dude en el inodoro, otro se orina en la alfombra de la sala que de verdad combinaba con el lugar. En algún momento se dan cuenta de que no es él a quien buscan y se van.

Ya en los bolos con Donny (Steve Buscemi) y Walter (John Goodman), es este último quien lo convence de ir a cobrarle al otro Lebowski, el grande, la alfombra que le arruinaron. El Dude como por inercia o por no poder nunca decirle que no a Walter, termina en la mansión del rico Lebowski (David Huddleston), donde lo recibe su asistente personal Brandt (caracterizado por el recién fallecido Philip Seymour Hoffman), quien lo lleva hasta la oficina del viejo paralítico que es su jefe. Éste se niega a pagar la alfombra, se pone a gritarle, el Dude se va y cuando sale le dice a Brandt que tiene permiso de llevarse cualquier alfombra de la casa. Lo hace.

El Dude recibe una llamada, Lebowski requiere de su ayuda porque han secuestrado a Bunny (Tara Reid), su joven esposa. Quiere que sirva de intermediario para pagar el rescate. Pero el Dude no está sólo, no tiene muchos deseos, ni reglas muy estrictas en su vida, y esto nos lleva a situaciones muy cómicas al lado de Walter y el serio Donny.

Nihilistas, un director de cine porno, una artista conceptual con ganas de quedar preñada, un pederasta llamado Jesús. Lo vulgar en esta comedia ya tiene su lugar y no está en el humor que maneja, lo cual se agradece. El tono serio y melancólico de “El extraño” (Sam Elliott), el narrador que da introducción a esta historia, nos dice que todo esto puede pasar, que tiene aires de realidad, de graciosa realidad.