miércoles. 24.04.2024
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Mujeres

Leo a Safo y veo en sus versos el deseo, el deseo recurrente, variado, colmado apenas para volverse siempre insatisfecho.

Sigo la travesía indagatoria de Karen Edith Salazar Martínez persiguiendo a la valerosa Camila la amazona.

María de Francia me compara el amor de la reina innombrada con la madreselva que vive al abrazarse al avellano y muere al separase.

Citlalli Luna rodea los celos en torno a Desdémona, la que quiso darse y ser feliz y encontró el amor rabioso, trastocado, conjurado.

Sor Juana Inés de la Cruz anticipa las grandes batallas entre la razón y el sentimiento en torno al amor: poderosísima voz.

Karmina Cervantes ejecuta una operación hermenéutica en torno al agua, sus susurros trágicos y sus ecos cantarinos en Hawthorne.

Emily Dickinson me centra en el texto, en los meandros que representan los guiones y en la presencia de una soledad intocada.

Gabriela Lemus Ruiz me lleva a la condición de mujer y a su defensa contra definiciones, interdictos, prejuicios. Simplemente se es.

Marie Curie me habla de la enorme utilidad de sus descubrimientos y de lo bello que es esto, desentrañar lo oculto.

Cleone Valadez me promete siete capítulos y no me salen las cuentas, lo que si me sale es su condición de vaivén, sin rajarse.

Gabriela Mistral me lleva, ya también yo mujer de prisionero

al fuego y a la prisión, a los posibles e imposibles de la pasión.

Yarazel Carrillo no me oculta los riesgos del arribo a la vida cuando ve que Todos parten. ¿Habrá esperanza?

Leo a Simone de Beauvoir, caramba me habían dicho otra cosa de ella, cosas sencillas, naturales, propone. El poder no ama lo sencillo.

Alejandra Pizarnik pregunta y se responde. Sí, la vida está en otra parte, pero seguramente vale la pena buscarla.

Mónica Muñoz Muñoz me dice la lengua es pensamiento y es arma. El lenguaje construye el mundo y desde allí se deja amar.

Marina Arjona Iglesias me dice cuidado, no te escapas, el maltrato ronda, nos acostumbramos a maltratar y ser maltratados.

Y veo un Viborero de manos de mujer. Me echaré, también, ese trompillo a la uña.