viernes. 19.04.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

Algo sobre la naturaleza de lo privado

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal

Algo sobre la naturaleza de lo privado

 

Las propuestas de legislación en materia de telecomunicaciones, no sólo en México, sino a nivel mundial, han centrado a la opinión pública sobre un debate que hubiera sido impensable hace un par de siglos: la defensa del derecho a la privacidad; es decir, sobre la pertinencia del secreto. La sola idea del derecho a una vida privada es por demás reciente, y tiene una relación intrínseca con el ejercicio de la libertad, ganado a pulso a través de la propiedad o del trabajo, como conceptos desarrollados a partir de la Ilustración.

Abolido todo principio de servidumbre, al menos en teoría, se sobreentiende que un individuo es dueño de su propio fuero por el producto de su trabajo en la ausencia de propiedad sobre la tierra u otros medios de producción. Uno se gana el pan, al menos en teoría, pero también el derecho a una vida propia en función de un estamento ético particular. El Estado, también en teoría, tendría entre sus funciones garantizar la libertad individual a través del derecho a la propiedad, al menos sobre uno mismo. Y es justamente bajo este enfoque que prácticamente cualquier persona en nuestros días, sin importar qué tan liberal o neoliberal sea, suele defender a ultranza su derecho a la privacidad.

Según Bill Bryson en su libro En casa. Una breve historia de la vida privada, "La palabra bedroom fue utilizada por primera vez por Shakespeare hacia 1590 [...]. Como palabra para describir una habitación destinada a dormir, no empezó a utilizarse hasta el siglo siguiente". Para un individuo perteneciente a la clase media (o lo que queda de ella) en nuestros días, resultaría impensable la sola idea de espacios comunes habitables en los cuales se defeca, dormita, cocina, fornica y estudia de manera concurrente sin la más mínima noción de pudor, aunque sí con extrema intimidad. Lo cierto es que no debe sorprendernos la cercanía histórica de esos hogares multitasking, particularmente en países como el nuestro.

Y si bien resulta un lugar común oponer lo público a lo privado, se sobreentiende también que entremezclar los asuntos relativos a ambos universos supone una forma de promiscuidad. Sin embargo, la tendencia de algunos gobiernos por legislar los usos de los sistemas de telecomunicaciones supone una suerte de atentado en contra de la libertad individual o, dicho de otro modo, contra el derecho individual sobre aquello que se considera propio. Con el advenimiento de las redes sociales la idea de la reputación ha cobrado un sentido diferente al que se tenía, por ejemplo, en el Siglo XIX; uno construye su reputación en las redes a la manera del cotilleo de los salones de té, dejando en la recámara o el cabinet las formas de uso de la Internet más ordinarias.

Según datos de la AMIPCI (Asociación Mexicana de Internet), el 33% de los internautas usó la red en 2013 para actualizar blogs o sitios propios, y el 82% para acceder a redes sociales. En un país en el que las telecomunicaciones están controladas por el Estado y los grandes consorcios, resulta evidente que la idea de legislar sobre el almacenamiento de datos personales y de geolocalización termine por ser especialmente impopular. Una mala regulación, en este sentido, va más allá del mero derecho al secreto para atentar contra el derecho a tener un discurso propio. No en vano afirmaba Virginia Woolf que "para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio; y eso, como ustedes verán, deja sin resolver el magno problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela."

 

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal

Nació en Mexicali, Baja California, el 19 de julio de 1974. Narrador y poeta. Maestro en estudios y proyectos sociales. Cursó la especialidad en ensayo en el Centro de Estudios Literarios del ICBC. Fue coordinador de la licenciatura en comunicación de la Escuela de Humanidades de la UABC en Tijuana. Ha sido editor, productor de radio cultural, coordinador de talleres de creación literaria, webmaster y publicista. Ha colaborado en las publicaciones periódicas Aquilón, Bitácora (Tijuana), Casa del Tiempo, Cultura Norte, El Nacional, La Crónica, La Ranura del Ojo, Lumbre, Reforma, La Voz de la Frontera, Revista Universitaria (Mexicali), Siete Días (Mexicali), Siglo 21 (Guadalajara), Textos (Culiacán), Tierra Adentro, Tijuana Metro, Trashumancia, Trazadura y Yubai, entre otras. Becario del FOECA y del FONCA. Parte de su obra se encuentra en antologías como Gambusino de las letras. Textos en torno a la vida y obra de Gabriel Trujillo Muñoz (1981-2001), Larva, Mexicali, 2002; Across the Line. The Poetry of Baja California, Junction Press, San Diego, 2002; Árbol de variada luz. Antología de poesía mexicana actual 1992-2002, Universidad de Colima, Colima, 2003; Anuario de poesía mexicana 2004, FCE, 2005; A contraluz. Poéticas y reflexiones de la poesía mexicana reciente, CONACULTA, 2006.