Buena puntería
Martín Campa
Martín Campa
09:05 24/05/14
Juan buscó la piedra más redonda. La colocó en su resortera y, afinando su puntería, la lanzó hacia las ramas de un árbol. Fue cuestión de segundos o quizá de suerte para que una fruta cayera al suelo haciendo ¡splaf! al abrirse por la mitad. Entonces, después de un rato, comenzó a salir un hilillo amarillento de entre sus gajos; un hilillo que poco a poco se transformó en un río pegajoso que comenzó a cubrir las vecindades, avenidas, el mundo entero. Después de un rato Juan no volvió a saber de nada ni nadie de él.
Había iniciado otra inundación universal.