Es lo Cotidiano

Cuento de una tarde de verano

Blanca Parra

Cuento de una tarde de verano

16:00 horas
Es mi novia desde hace una semana, y estoy muy entusiasmado. La chica más guapa de tercer semestre, y me dijo que sí después de unas cuantas salidas en plan de cuates. ¡Ni yo me la creo! No soy muy popular entre las chavas porque no me gustan mucho las fiestas ni andar en bolitas.
No es mi primera novia pero es la primera vez que tengo unos ahorros para invitar a una al cine. ¿Vamos a ver Troya? le dije, sabiendo que Brad Pitt es uno de sus galanes preferidos, a pesar de la edad. De esas cosas que no entiendo pero que no me importan. Lo que quiero es estar con ella, ver la película y comentarla en algún café al salir del cine. Eso me hace mucha ilusión: platicar con ella.

19:30 horas
La llevé a su casa en cuanto terminó la película. Mi idea de continuar juntos un rato, mientras comentábamos la película y tomábamos un refresco o un café, murió apenas nos sentamos en nuestras butacas. Le dije “No vayas a llorar con la muerte de Aquiles”, me contestó entre furiosa y confundida: “Me hubieras dicho que ya la habías visto; fuiste tú el que propuso ver esta película. Yo hubiera venido con mis amigas”. Ya no habló más. En silencio salimos y en silencio la acompañé. Ni siquiera le dije que la historia la leí hace un par de años.


Corrección: No, no soy muy popular entre las chavas porque no me gustan mucho las fiestas ni andar en bolitas. Y porque se me ocurre comentar lo que leo.