miércoles. 24.04.2024
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Luto en el futbol: tragedia en el estadio

Pablo E. Montes Palomares

Luto en el futbol: tragedia en el estadio

La final acababa de morir sin haber empezado. Los gritos de dolor y de sufrimiento retumbaron en mi cabeza durante mucho tiempo y lo que no se me olvidará jamás fue la mirada de un niño que no pasaba de los 12 años mientras su vida se iba apagando
James Carrió (testigo de la tragedia de Heysel)

 

El aficionado es para el futbol lo que el oxígeno para nuestros pulmones, la manifestación deportiva que significa el fenómeno del balompié, no puede concebirse sin la figura de un fiel seguidor a los colores. Así, en esta lógica, los incondicionales de un club son los más contrastantes; nunca están en un lugar intermedio, sufren o gozan, cantan o lloran, pueden ser los más dóciles o los más irascibles. En este punto, al aficionado también se le ubica en el espacio más hostil durante el desarrollo del partido, pues a veces las tribunas son casi trincheras y el terreno de juego es solo una alfombra verde donde veintidós actores llevan a cabo una representación. En partidos donde en ocasiones no se juega nada, las tribunas como terraplenes convierten el ambiente en un vendaval tan agresivo, que en el mejor de los casos solo se puede acallar con un gol o acrecentar por el mismo simple motivo.

La tribuna podría considerarse como el peor lugar para ver el futbol, sin embargo es el sitio más concurrido en los estadios y muchas veces a pesar del estoicismo de los espectadores, son ellos mismos quienes pagan con creces su asistencia, en ocasiones con la vida misma. A lo largo de todo el siglo XX, han existido tragedias protagonizadas en las gradas de estadios, muchas de ellas pudieron ser evitadas si la ambición de directivos y presidentes de equipos no hubiera sido tan grande como para sobrevender entradas y provocar sobrecupo. El mal estado de los recintos también ha sido factor importante de estas tragedias o incluso la violencia producida por policías que en lugar de salvaguardar el orden, han empeorado tales situaciones.

Así, teniendo estos antecedentes comencemos a enumerar las situaciones que nunca debieron suceder en un recinto deportivo.

Tragedia del Estadio Nacional de Perú

Corría el año de 1964 y se jugaban los partidos clasificatorios para las olimpiadas de Tokio de ese mismo año. El 24 de mayo, la selección de Perú recibió a Argentina en el Estadio Nacional, ubicado en la capital Lima, todo iba transcurriendo de manera tranquila, las aficiones de ambos conjuntos departían de  manera amigable durante el desarrollo del encuentro. Los argentinos adelantaron el encuentro por la mínima diferencia, hasta que minutos antes de finalizar el cotejo, los peruanos marcaron el tanto de la igualada,  mismo que fue anulado por el árbitro uruguayo, Ángel Eduardo Pazos, motivo que originó el descontento de un sector de aficionados.

Las fuentes indican que un par de aficionados identificados como Edilberto Cuenca y Víctor Vásquez alias el “Negro Bomba”, ingresaron al campo para encarar al juez y fueron golpeados por la policía al tratar de mantener el orden, la situación cayó en un mayor disgusto de los espectadores cuando la autoridad soltó a sus perros en una decisión desesperada por controlar a la muchedumbre, hecho que solo empeoró las cosas. Un error tras otro de los guardianes del orden, originó que se diera el mandato de lanzar bombas de gas lacrimógeno y que se cerraran las puertas del recinto con candado. Las consecuencias fueron catastróficas; cientos de personas se abalanzaron unas contra otras en la desesperación por salir de ese infierno. La cifra oficial de muertos quedó en 312 y se contabilizaron más de 800 heridos, el 90% de los fallecimientos fueron por asfixia según el parte policial.

En más de una ocasión se ha puesto en tela de juicio la cifra oficial de fallecidos, hay informes que manejan números cercanos a los 400 y más aún, porque se cree que muchos de ellos murieron a causa de balas. El juicio a los culpables se cerró hasta 1971, se condenó a los dos aficionados que invadieron la cancha y a un comandante de la policía, quien fue responsable de ordenar el lanzamiento de bombas de humo. Por su parte, el árbitro reconoció años más tarde que el gol fue mal anulado, una tragedia que nunca debió suceder, injustificable sea cual sea el lugar donde indaguemos.

Tragedia del túnel 29

Se habló de un sobrecupo exagerado en el estadio de Ciudad Universitaria, también existe una versión de que hubo venta de boletos falsos y que incluso a pesar de la orden de cerrar las puertas, los encargados de hacerlo mantuvieron abiertas las del túnel 29 con la esperanza de obtener un dinero extra. Nunca se aclararon las razones y mucho menos hubo culpables, todo sucedió cuando se jugaba la final del torneo 1984-85 entre las Águilas del América y los Pumas de la U.N.A.M.

 El partido estuvo pactado para las 12:00 del día, pero dos horas antes el estadio ya lucía repleto, el Olímpico Universitario tiene una capacidad aproximada de 69.000 aficionados, sin embargo se especula que en esa fecha, había dentro del recinto alrededor de 90.000 personas. Así, a medida que se acercaba la hora del partido, la gente seguía llegando al lugar sin saber que ya no se podía ingresar a pesar de tener boleto. En la ambición por presenciar la final que se antojaba obtuviera el conjunto universitario, la gente trepaba por los muros o se colaba por recovecos originados por la desorganización de las autoridades.

Pese a la orden de cerrar todos los accesos, el túnel 29 se mantuvo abierto y cuando la muchedumbre se percató del hecho, se abalanzaron en gran cantidad con la ilusión de presenciar el partido. Todo ello sucedió minutos antes de iniciar el encuentro, el túnel se convirtió en un embudo, los que entraron primero retrocedieron intentando salir, mientras el resto de la gente empujaba pretendiendo entrar, la desgracia se hizo presente. Un total de 11 muertos, la mayoría pequeños aficionados y 59 heridos se contabilizaron al final. En la cancha tanto directivos, como jugadores y árbitros estaban enterados de lo sucedido, pero aun así decidieron continuar con el juego, que al final terminaría en un inoportuno cero a cero. El campeonato se decidió en un tercer partido de desempate, que consiguió el América, pero indudablemente ese torneo será recordado por la desgracia del túnel 29 de C.U., el 26 de mayo de 1985.

Tragedia de Heysel

Antiguamente lo que ahora conocemos como la UEFA Champions League, era conocida simplemente como la Copa de Europa. En el año de 1985 llegaron a la final dos de los clubes más emblemáticos del viejo continente: la Juventus de Turín y el Liverpool. El ambiente que se generó en torno al partido fue bastante álgido debido a todos los antecedentes acumulados, principalmente el hecho de que meses antes ambos clubes se habían enfrentado en el marco de la Supercopa Europea, de la que salieron campeones los italianos, por lo que dicho partido se antojaba a revancha para el Liverpool.

La sede del encuentro se asignó al estadio de Heysel en Bruselas, Bélgica,  la euforia que había ocasionado el encuentro provocó una gran afluencia de aficionados ingleses e italianos. La logística del cotejo suponía la colocación de ambas aficiones en lugares distintos del estadio y sitios específicos para aficionados belgas que quisieran presenciar el cotejo. De esta manera, muchos de los boletos asignados para los espectadores locales terminaron en manos de seguidores de la Juventus en un sector ubicado exactamente al lado de donde se colocó a los aficionados ingleses, la mayoría de ellos hooligans.

Horas antes del partido, los noticieros internacionales ya reportaban un gran número de destrozos provocados por los hooligans, quienes trasladaron los desmanes al interior del estadio, comenzaron a lanzar objetos y a agredir a la afición italiana hasta que las cosas se volvieron incontrolables por parte de las autoridades. La reja que dividía a ambas aficiones  cedió ante el embate de los ingleses, provocando que la gente se arremolinara  en una pequeña esquina de la sección, la presión fue tal que se originó una avalancha humana, cientos de personas quedaron atrapadas entre tubos retorcidos, madera y otros individuos.

La tragedia fue televisada, ya que se originó minutos antes de dar inicio al encuentro, los cuerpos de seguridad ingresaron al campo para tratar de brindar los primeros auxilios a las víctimas, pero ya era demasiado tarde. Al final la catástrofe arrojó a la muerte a 39 personas, 32 de ellas de origen italiano y se contabilizaron alrededor de 600 heridos. Por increíble que parezca, la UEFA decidió no suspender el encuentro y se llevó a cabo en medio de la tristeza. La Juventus alzó la copa más nefasta de su historia un 29 de mayo de 1985. Por otra parte, todos los clubes ingleses fueron castigados sin poder participar en torneos internacionales durante seis años y posteriormente se juzgó a un pequeño grupo de hooligans como los provocadores del desastre.     

La tragedia de Puerto Saíd

La tendencia a separar política y futbol en muy recurrida, pero las circunstancias nos indican que son elementos que aunque parezcan no gustarse entre sí, seguirán unidos. Muchas veces la unión de estos dos factores ha traído consecuencias dignas de estudio, pero también han originado situaciones funestas. Como lo que sucedió en Egipto apenas en el año de 2012, en el marco de un partido regular de la liga de aquel país cuando se enfrentaron los equipos Al-Masry Sporting Club de Puesto Saíd y Al-Ahly Sporting Club de El Cairo.

El encuentro se desarrolló un primero de febrero de 2012,  en medio de los conflictos recientes conocidos como Primavera Árabe. Por un lado, el Al-Marsy es un club identificado ideológicamente con el régimen de Hosni Mubarak, mientras que los seguidores del Al-Ahly defendieron incondicionalmente la Primavera Árabe, que en resumen, fue una revuelta social que se originó desde 2010 en casi todos los países árabes y que en el caso de Egipto se buscaba derrocar al presidente Mubarak.

El partido se desarrolló en el estadio de Puerto Saíd cede del Al-Marsy, sin muchos contratiempos, pues al final la victoria fue para los locales con marcador de 3 a 1. Sin embargo, el resultado importó poco para la afición de Al-Marsy, que en lugar de concentrase en el festejo por haber conseguido el triunfo, ingresaron a la cancha e iniciaron una persecución hacia los jugadores del equipo rival y al ver esto, los seguidores del Al-Ahly también se infiltraron al campo en defensa de sus jugadores. Dicha situación además de generar enfrentamientos directos, también provocó una estampida y una carrera por salvar la vida, varias personas murieron de asfixia por los aplastamientos. Al final los muertos se contabilizaron en 74; muchos de ellos murieron apuñalados,  los heridos fueron alrededor de 1000 y al parecer todo indica que el único motivo de la desgracia fue el trasfondo político.

Después de lo acontecido,  los jugadores del Al-Ahly permanecieron encerrados en los vestidores por horas ante el temor de volver a ser atacados, el encierro duró hasta que el gobierno envió helicópteros para  desalojarlos del inmueble, y según sus propios testimonios, vieron morir a cuatro muchachos. Las consecuencias fueron drásticas y todavía permean en el desarrollo del deporte en Egipto, la federación egipcia fue disuelta y un tribunal condenó a muerte a 21 de los considerados culpables. Situación que nuevamente originó protestas y enfrentamientos que terminaron con un saldo de 30 muertos.

 Hemos enumerado tan solo cuatro de las tragedias que han sucedido en estadios alrededor del mundo, por desgracia no son las únicas, podríamos hablar también de lo acontecido en el Ibrox Park de Escocia, en el Estadio Olímpico de Colombia o  en el Estadio de Valley Parade de Inglaterra. La única conclusión a la que se puede llegar, es que las circunstancias que originaron los desastres casi siempre pudieron evitarse; el fervor de la afición, la ambición de los directivos o el mal estado de los inmuebles, son solo algunas de las causas que se pueden observar. El misticismo que encierra el mundo del futbol, no puede desprenderse de estos aspectos negativos que al final lo empañan, pero sería un error olvidar o  tratar de borrar los hechos. Así no solo hay que celebrar campeonatos o gritar goles, a veces también hay que guardar minutos de silencio.    

Fuentes:

http://utero.pe/2014/04/23/50-anos-despues-de-la-tragedia-en-el-estadio-nacional-este-es-el-video-que-nunca-viste-de-ese-dia/

http://www.vanguardia.com.mx/provocandesorganizacionysobrecupotragediasenelfutbol-169330.html

http://www.thekidtorres.com/2008/05/fernando-torres-la-tragedia-de-heysel.html

http://www.emol.com/noticias/internacional/2012/02/01/524364/al-menos-25-muertos-en-egipto.html

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