viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

Indio Borrado, de Luis Felipe Lomelí

Jaime Panqueva

Indio Borrado, de Luis Felipe Lomelí

Hace unas semanas, al enterarme de la publicación de su nueva novela, Indio Borrado, tuve la curiosidad de allegarme un ejemplar. Me abstuve al leer un fragmento en línea, me pareció sobrecargado de jerga de barriada regiomontana. Luego, una reseña de Geney Beltrán en Letras Libres (lo que pude entender de ella) acabó de quitarme la curiosidad, además de ahorrarme los casi 180 pesos que cuesta la edición. Por fortuna, el llamado de los libros volvió a ponerme a Lomelí en frente; la semana pasada en la Feria del Libro de la Universidad de Guanajuato, donde pude escuchar cómo se había gestado la historia, y escuchar más fragmentos en voz de su autor. Allí, en una pequeña librería de la Plaza de San Fernando, se despejaron mis dudas y compré un ejemplar. Lamento haber dejado a la mitad su cuento, El emigrante, para sumergirme en este nuevo trabajo. Ya habrá tiempo de retomarlo...

La nouvelle se bebe como una Coca-Cola elaborada por FEMSA en una tarde de calor de la Sultana. Pronto comprendí que en esta república de las letras tan pretensiosa, cínica, ajena o apenas esteta del dolor humano, este trabajo era tan necesario como indispensable me parece su lectura. La amalgama de lenguajes y tonos, la ausencia de excesos retóricos, propios de un excelente cuentista, y el desarrollo de una trama que combina los elementos míticos con la actualidad de nuestras ciudades, me llevan a recomendarlo en este espacio. Se le puede acusar de no hacer antropología, de eludir la búsqueda y señalamiento de las fuentes de la discriminación o de la violencia, que según algunos debe acometer el escritor. Pero jamás de no contar una historia redonda que puede dar pie a una también necesaria saga mexicana. Un texto que bien valdría la pena contraponer a las señales que precederán...  de Yuri Herrera, y que me parece más logrado en su velocidad, amalgama precisa del lenguaje y construcción del personaje a través de la acción y sus referentes espaciales.

Mucho más se puede comentar; del elevador social descompuesto y de sus directos benefactores, la elaboración de la memoria de un Monterrey que omite el elemento indígena como encierra con bardas sus villas miseria, los homenajes a David Toscana y sus Puentes de Königsberg, la fractura del Monterrey Dream, la confección de un horizonte alternativo en contrapunto con la acción, sólo por mencionar algunos ejemplos.

Pero este espacio es breve, y debe serlo, para invitarle a leer Indio Borrado, un texto que, confío, será capaz de superar en el tiempo a sus reseñistas.

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