jueves. 18.04.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

Puerta de todos los prodigios

Benjamín Valdivia

Puerta de todos los prodigios

1

En el umbral estamos de la puerta que abrimos.
En la continuidad del tiempo la ola se suspende.

En el vallado que al instante le forma nuestra mutua
contemplación el arco del voltaje le destina

dos universos antípodas marcados por el vano de la puerta.
Ojo vacío cuyo párpado es la hoja de la puerta

y del que los objetos aparecen según vaya la vista
hacia adentro, hacia afuera.

En el umbral estamos y la furia del mar es un suspiro.
En la penumbra los candados están rotos

de todo lo posible: un sol de espuma negra

ilumina el paisaje de lo que está por venir.

El mar es ultramar; la tierra es ultratierra indefinida.
De la mano me llevas al vacío, a la estupefacción,

no para abandonarme en los imanes de la muerte
sino para darle plenitud al sello abierto de otra luz,
esa que puebla mundos al pulso del deseo,

edificada unción de luz transida de palabras.

En tu mano está la línea del teléfono cósmico,

la brújula de la oscura maga vencedora de Creta,

la clave con la que bebo lumbres a puro paraíso.
Estamos en el umbral: atrás la tierra mustia y vieja
resiente aún el peso sin sustancia de las bestias mortales.
En la puerta que se abre a nuestra nueva unidad

está lo cierto, la trampa ebria de lo ambiguo claro.

Das el primer paso hacia adentro de la nada próxima

y asisto a la creación del universo.

Tu mano me conduce a todo vuelo y doy el testimonio
de esta suerte sensible.

Porque juntos formamos el Misterio supremo,
la Puerta de todos los Prodigios.