viernes. 19.04.2024
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CINE COLISEO

100 Tachas y algo de cine

Gerardo Mares

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100 Tachas y algo de cine

El ejercicio de una crítica de veras analítica sobre los efectos del cine en la sociedad leonesa y expuesta con seriedad en los medios locales, es prácticamente inexistente. Al igual que en todo el país, la pluma que sabe de este negocio se extingue para dar paso a simples comentadores o reseñistas de memoria limitada, con un escaso conocimiento por las convenciones del cine.

Este fenómeno de analfabetismo funcional, que se extiende de manera exponencial al espectador y denunciado por Leonardo García Tsao hace varios años, se recrudece considerablemente en nuestro entorno, ya que en los medios de comunicación “importantes” no se le brinda el valor correspondiente al análisis fílmico, que es visto como un apéndice de escasa valía derivado del periodismo cultural o como nota de relleno en las secciones de espectáculos. Por otra parte, no hay programas en las universidades para atender la formación de profesionales en el rubro.  

Pero no es la intención convertir este texto en un muro de lamentaciones. Sólo valga aclarar que después del fútbol, la gente de nuestra sociedad tiene al cine como uno de sus espacios naturales de esparcimiento y otros pocos, como una legítima forma de arte que trasciende más allá de su marco.

La crítica como reseña ligada a la reflexión de las manifestaciones artísticas, nace formalmente en España, en los inicios de la expansión global del cine y es bajo el pseudónimo de Fósforo que tanto Martin Luis Guzmán como Alfonso Reyes, establecen, tomando como base las herramientas del análisis literario, los criterios para empezar a revisar a conciencia la producción de la época. Por ende, siempre será “la historia, la anécdota, la premisa”, el objeto de valor para estos apreciables forjadores. De hecho, es bastante interesante comprobar el pensamiento estético de Fósforo en cuanto a las posibilidades de un espectáculo de feria que poco a poco adquiría su resonancia universal. Le tocará a Alfonso Reyes hacer notar estos cambios debido a la defección de Martin Luis Guzmán, hastiado por las vistas que no le ofrecían un panorama más amplio y sustancioso.   

De esos viejos textos –compilados por Manuel González Casanova- a los que se elaboran hoy en día, no hay mucha diferencia. Por supuesto, Fósforo contribuyó al crecimiento formal del oficio y a la legitimización del cine como un arte en desarrollo, en busca de una expresión que le fuera propia, que los puristas de la época veían como una simple reproducción mecánica de la realidad, sin un punto de vista y sin un estilo que le fuera reconocible.  

Al pasar los años, sin duda, el trabajo de mayor repercusión a nivel mundial lo desarrolló André Bazin y la revista Cahiers du Cinema se volvería fundamental en la evolución del periodismo dedicado al cine. En la explosión de la teoría del autor cinematográfico, el análisis fílmico encontrará su punto más alto y será influencia directa en la revista seriamente comprometida con la creación fílmica en nuestro país: Dicine, dirigida en sus inicios por Emilio García Riera.    

En su estructura interna, las reseñas fílmicas cuentan con dos plantillas establecidas. La forma clásica -que cayó en desuso por esa horrible  moda adoptada del extranjero que reniega de los spoilers- contiene, a partir de la cabeza principal, una sinopsis, que no es otra cosa que un resumen pormenorizado de la película. Le sigue el comentario o juicio analítico y termina con la ficha técnica. Generalmente, este formato se utilizaba para la sección de estrenos en las revistas especializadas y en la que había qué consignar la cartelera en su totalidad. Y se editó de esta manera en las secciones de espectáculos de diversos diarios, ya que ofrecía la posibilidad de ocupar un espacio menor.

Si la visión de un crítico es lo suficiente llamativa e interesante sobre un filme en particular, el ensayo largo carece de la sinopsis y de la ficha técnica, si es necesario, lo que permite cubrir aspectos reveladores de la obra. También se utiliza como una forma para cubrir lo mejor posible un festival de cine, una muestra o profundizar la mirada de un realizador a través de la retrospectiva. Esta forma de análisis suele ser representativa de revistas hoy en formato digital que ya no tienen la limitación física de espacio y ocasionalmente apareció en suplementos culturales. De los mejores artículos que he leído al respecto se cuenta la reseña “Un Mundo Extraño”, escrita por Rafael Medina de la Serna acerca de Terciopelo Azul de David Lynch, y un análisis puntual y revelador sobre las  tendencias de lo que fue el cine de los ochentas, escrito por Leonardo García Tsao, publicadas en la revista Dicine. Ambos estilos están ausentes en el periodismo local, generando la impresión, por otra parte, que ejercer de crítico es parlotear sin sentido y escribir lo primero que venga a la mente, sin considerar la naturaleza propia del cine.

Finalmente está la investigación, cuya publicación cae en manos de una empresa editorial. El calibre del producto dependerá del interés que genere el autor y de la temática abordada. En lo personal, me parece que Cine de Terror Contemporáneo, libro de Pedro J. Berruezzo, es de los mejores en este aspecto, gracias a su profunda inmersión por cada uno de los mitos del género de terror que se fueron reformulando al paso de los años. En los años que llevo ejerciendo en León, el Instituto Cultural de León desdeñó el que sería el primer libro de investigación fílmica, para finalmente apoyar el sempiterno proyecto literario de poesía, generalmente de calidad chafa.  

Síntoma del vacío que se experimenta en la ciudad, es que salvo el trabajo de Fernando Cuevas en su columna Alucine y que ya se dejó de publicar, la memoria colectiva no registra otras opciones o secciones que hablen sensiblemente sobre esos sueños de opio que llamamos películas. Hay, sí, amateurs cuya labor será olvidada al paso del tiempo.  Encuadre y Cine Coliseo, ambos esfuerzos del portal Es lo Cotidiano, vienen a aportar su granito de arena. Son 100 números de Tachas,ya con el cine como una de sus prioridades. El camino es largo y nos arriesgaremos a caer en el abismo. Pero Tachas ya se convirtió en una lectura placentera y obligatoria cada domingo.