Es lo Cotidiano

Cien

Jaime Panqueva

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Es la segunda vez que me sucede; hace como un año y medio, más o menos, otro amigo me dijo que celebraría el número cien de su suplemento literario en El diario del Istmo de Coatzacoalcos. Toda una proeza porque no sólo habla de cultura en tierras que a muchos les parecerían inhóspitas para hacerlo, sino que también critica, con sobradas razones y pocas veces con suavidad, a los gobiernos locales que equiparan la cultura a los ballets folclóricos o ferias de carnaval. Mario Sepúlveda, se hace llamar, combina su pasión por las letras, el periodismo y la fotografía, con el empeño y la terquedad suficientes para celebrar un centenar de apariciones en el medio impreso y llevar un buen rato más en esta labor que combina con otras actividades en pro de la cultura. Para esa ocasión creo que decidí escribir un acróstico (sí, lo sé: es anacrónico, pero quedó bastante decente) con el nombre de la sección: Hebdomadario.

Si no me falla la memoria, fue gracias a las apariciones de mi Guía de Lectura en el Hebdo, que Leopoldo Navarro me invitó a publicarla de forma semanal en Tachas de Es lo cotidiano. Desde entonces, y creo que cumpliremos un año pronto, comparto mis obsesiones librescas y descubrimientos en esta sección que llega a esta cantidad encomiable, más aún en un ramo constantemente amenazado por la cerrazón y el analfabetismo funcional. Esa misma obstinación de la gota de agua que taladra cañones o edifica estalactitas, permite que Tachas llegue a su número cien y que tenga todavía cuerda para rato. Leopoldo me comentó hace semana y media que haría un especial para celebrar su primer centenar y pensé escribir un cuento que exaltara la perseverancia, pero recurrir a analogías equivalía a extenderme demasiado en algo que pretendo que se mantenga siempre breve y amable.

Cien es un número muy grande, además de abundante, para quienes gustan de las clasificaciones matemáticas. Agrupa los años de soledad de las estirpes condenadas, los pájaros voladores que se alejan de nuestras manos, los canastos que puede trenzar quien ya ha fabricado uno. En años equivale a un siglo, que supera con creces la esperanza de vida de los mexicanos, duplica la de Somalia o Suazilandia, y aún rebasa a la del principado de Mónaco, donde si quizás no se vive mejor se dura más en este planeta. Cien equivale a dos veces las sombras del Sr. Grey, tres veces la edad de Cristo, además de ser el cuadrado de diez, número de la perfección; es un número de Leyland y octodecagonal, a los cien grados Celsius hierve el agua a nivel del mar. Si falta un centavo no se pueden completar los cien que conforman un peso; antes, cuando agarrábamos gran velocidad, íbamos a cien por hora. Número importante ese uno con dos alargados ceros a su derecha. Celebramos cien Tachas, Leopoldo, gracias por incluirme en el equipo. Felicidades por estos primeros y que sean muchísimos más.