Es lo Cotidiano

Los buchones de junio

Yara Imelda Ortega

Los buchones de junio

El Hojalatero. De tradición chichimeca, sevillano de crianza. Habla…

El Corroncho. De crianza santafereño, educación castiza por jesuitez, liberal por convicción materna y conservador por tradición familiar paterna. Siciliano de segunda generación su padre; conoció los trasiegos de la política y la psiquiatría en su más pura expresión. Dio sus primeros pasos entre los “colonos” de convictos por crímenes de inimputabilidad. Sus primeros pasos, de la mano de la nana africanoide nieta de esclavos bantúes. Salvado a los dos años de la mordedura de una yarará por uno de los “internos de por vida”, merced a su habilidad con el machete que irónicamente fue cómplice de su encierro.

El Corroncho calla. Escucha. Y asiente.

–Don, Carlos. No lo conociste. Mi suegro. Ése era todo un hombre. Su fallo, no haber sabido ser Hombre de Familia. Pero escogió bien. Mi suegra valía por los dos. Era gallo, sabes? Y harto tipo (Escancia otra copa para ambos).

Y su lengua sigue corriendo las veredas de la memoria. Frases cortas. Contundentes. Intercaladas del silencio que hace de la lluvia el perfecto reflexivo.

–Era hombre de pocas palabras. Se le apersonó a Agapito Pozo. Sacó la pistola. Lo encañonó a la cara. “Mi cuñado es el próximo gobernador”. Era la época en que si la Revolución no te hacía justicia, te la hacías por propia mano. Cuando le advirtieron que Ña’Lorena tenía mal genio, fijó la pedida de mano para el día siguiente. Esa mujer lo hizo senador, después de diputado. Entonces los caídos agraristas lo eran por docenas diarias. Diarias, me entiendes? El compañero Zavaley logró pacificar al estado. Concilió revolucionarios con ejidatarios. Hizo las bases.

Pausa. Otra copa y ostiones ahumados.

–Mi compadre. Tu suegro. Carlos. Ese, ése si salió chingón. Fue el padre que no tuvieron sus hermanos. Cualquier descarriado se lo mandaban a donde estuviera. Primero a Los Altos, luego a Marranópolis. Él los corregía, los metía en cintura. Fue mi ejemplo, por él decidí casarme con La Chata. Más gallo que mi suegro. Estudió la carrera de médico sin un libro. A puro coco. Y luego les dio carrera a los que quisieron estudiar. De ellos, pendejo niuno. Güevones, todos. A éstos, en lo suyo, son los mejores. Sácalos de’ai y valen pa’madres. Nunca lo vi borracho. Me enseñó a ser hombre de familia. Por eso, dejé el negocio. Mis hijos los enseñé a trabajar. ‘Ora que se hagan bolas. Tu-sue-gro era gallo de a deveras. Y tipo.

Una copa más. Galletas y anchoas.

–Patriarca. Es lo que fue tu suegro. Mi compadre. Una época, era el rico de la familia. Nos enseñó a comer. Nos enseñó a viajar. Nos enseñó a aprender lo que importa en la vida. Luego, no sé qué pasó. Es que mi comadre, tu suegra, es mucha vieja. Es guapa, sabes. Venía al rancho, antes de que comprara la casota de Nochebuena. Y traía harta ropa. Bonita, como María Félix. Usaba joyas buenas. Por ella quise que La Chata fuera una-se-ño-ra; pero señora, señora. ¿Entiendes? Cuando fui jefe de la Kellog’s, ya no iba tan meco. Y La Chata ya usaba Vanity. Y compraba en la ciudad de México, en El Puerto de Liverpool. Ya no era de la proveeduría. Y por años, cuando vi que mi compadre, tu suegro, iba pinche pa’bajo, me salí de la fábrica. Y me metí a los siniestros. Y mi hijo se iba conmigo, en mameluco, hasta San Juan. Toda la noche en un salvamento. Y llegaba a tiempo al Marista. A los diez, ya me discutía las maniobras. Creí que iba a ser ingeniero. Decidió Administración. Ni modo…

La del estribo. Y unas papas fritas.

– ‘Ora ya sabes, mi Gallo. Ya faltó mi compadre, tu suegro. El padre que yo siempre quise. El que no tuve en mi casa. No lo conociste cuando gallo, ni cuando tipo. ¿Por qué, quién va a ser el patriarca ahora? Ni tú ni yo somos de esta sangre, y faltando él, quién chingaos… niuno de los gallitos de ‘ora tiene espolones. Y ‘ora, quién chingaos…

Y subió, tambaleante, la escalera de cedro rojo y cantera.

–Shhhhh, hay visitas…

La noche se acabó. Y la botella de Buchanan’s Master Blend fondeó con el primer rayo de sol.