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GUÍA DE LECTURA

Kawabata, Roth y García Márquez: El amor y la senectud

Jaime Panqueva

Kawabata, Roth y García Márquez: El amor y la senectud

A falta de un libro para recomendar, he optado en esta ocasión por presentar una tríada de novelas cortas que se dejan arracimar por su temática; el amor de protagonistas viejos por amantes mucho más jóvenes. En atención al orden cronológico de su escritura, comienzo con La casa de las bellas durmientes (1961) del premio nobel japonés Yasunari Kawabata, quien relata la historia de Eguchi, de 67 años, y sus visitas a una discreta casa junto al mar, donde pasa la noche junto a muchachas narcotizadas que le ayudan a evocar sus amores de juventud, y a disipar el miedo a la muerte que siente cada vez más cercana. La contención permanente de Eguchi, muy propia de la cultura japonesa, contrasta con la sensualidad de la descripción que despliega el autor para ahondar en la soledad e incapacidad del viejo visitante para comunicarse o ser comprendido. El final es completamente inesperado, quizás para reafirmar los misterios de la senectud y la muerte.  

En otro plano cultural, que discrepa con el japonés, el estadounidense Philip Roth escribe la última novela, hasta el momento, de uno de sus personajes más conocidos, David Kepesh. El profesor mujeriego y soltero empedernido, vive un romance otoñal con una de sus alumnas universitarias, a la que supera en cuatro décadas. El animal moribundo (2001) es un drama contemporáneo sobre la obsesión, los celos y la locura senil por una joven latina, que evoca quizás a la antigua leyenda de Aristóteles y Filis, aunque con tintes más fetichistas y monólogos de sinceridad descarnada que sacuden al lector.

Memoria de mis putas tristes (2004) cerraría esta trilogía con el tinte caribe de Gabriel García Márquez. Muchos especialistas afirman que es uno de sus peores textos, a pesar de que, según su biógrafo Martin, lo tuvo en mente unos veinticinco años. La historia se inspira en la obra de Kawabata, a quien cita en el epígrafe, con una tesitura completamente latinoamericana. Un homenaje al tema de la contemplación amorosa inserto en la Barranquilla de los años sesenta. Para Gabo quizás el último tributo a la mujer, y la coda de algunos temas que marcaron su obra previa; la atracción que sienten algunos hombres por mujeres-niñas y la virginidad femenina.

En los tres casos el amor, el deseo y la sexualidad de hombres ancianos es abordado desde tres perspectivas diferentes, pero siempre desde un presente evocador del camino ya recorrido, ante la certidumbre de una muerte que acecha. Una trilogía para disfrutar y contrastar por sus diversos matices. Buen provecho.

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