viernes. 19.04.2024
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Oferta de ojos para ver

Federico Urtaza

The-Bicycle-Thieves
Oferta de ojos para ver


El cinéfilo, como el que gusta de la música y de los libros, también busca ofertas, joyas perdidas, obras extrañas y, para tener acceso a todo esto, fuentes en dónde saciar su especial sed.

Hay quien espera el cambio en la cartelera de los cines comerciales en su ciudad, como recurso más accesible para ver qué va a pasar en pantalla y que va a suceder en su experiencia cinéfila, y algunas más, quizá no tantos o acaso más de los que uno se imagina, si tienen suerte, están al acecho, como si de una epifanía se tratara, de muestras, foros, festivales o (hay que decirlo) del catálogo del proveedor pirata.

Cuando yo era adolescente estaba muy pendiente de lo que pasarían en los cines Hernán y Vera (poco bien vistos por la clasificación entre B y C de muchas de sus películas, pero no por ello poco frecuentados), donde se exhibían películas de la cinematografía mundial distinta de la de Hollywood y sus adláteres especialmente europeos.

Por ejemplo, para ilustrar los “criterios”, lo que para el censor era una comedia italiana o francesa “picante” resultaba ser una película de vanguardia; ah, recuerdo a Sofía Loren y Anita Ekberg, a Natalie Delon, Brigitte Bardot, vamos, incluso a la diosa de platino Libertad Leblanc (excusen mi exceso, pero mi camarilla de la época habrá de entender y rememorar)…

De verdad, la pantalla de plata para un joven provinciano (¡y de León!) era bastante árida, aunque con algunos oasis paradisiacos provisorios, como he dicho.

Mi formación cinéfila encontró cierto aire fresco en la lectura de revistas entonces propias de peluquería, como Siempre! y Sucesos, en los que cada reseña era una ventanita al cine que no podía ver y que, incluso hoy, sigo descubriendo con ojos maravillados.

Aprendí a ver cine viendo de todo y eso es agradecible (y de aplicarse en la lectura, la música, las artes plásticas, etcétera), dando como resultado que no tengo género aborrecido, pero claro que tengo mis preferencias.

El desarrollo de la tecnología ha propiciado la apertura de opciones para ver cine; no es esto necesariamente bueno, pues en ninguna manera el exceso de oferta significa mayor calidad de ésta.

La reproducción de las películas en soportes distintos al aparatoso del celuloide y los proyectores de cualquier milimetraje que usted guste, encontró en los aparatos electrodomésticos una modificación de usos y costumbres de los aficionados al cine; del casette al BluRay hemos evolucionado hasta llegar a la posibilidad de ver películas en los pequeños adminículos que originalmente eran para decir hola y ya voy en camino.

Han proliferado las plataformas gratuitas y onerosas que ponen a nuestra disposición todo tipo de películas para todo tipo de público, al grado de que lo que ahora muchas de las películas que van cayendo en libre de derechos, están siendo explotadas a través de abusadillos que en Youtube ofrecen la película en cuestión, sólo que para verla hay que seguir un enlace y quién sabe qué vaya a pasar después.

Otros experimentos que se basan en compartir, -por así decir- archivos, poniéndolos a disposición de otros usuarios de manera libre, han prosperado con altibajos: cuevana2.tv y pelispedia.tv, que son como Netflix, pero en gratis.

El problema que encuentro a esos sitios es que (incluyo a Netflix y similares) su catálogo es más bien de novedades y acaso algunos hits y joyas de otras épocas, incluso verdaderas sorpresas. Pero no es la línea principal.

En fechas recientes, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), haciendo alianza con instituciones iberoamericanas de su mismo perfil, lanzó la plataforma se filminlatino.mx que nos permite ver cine mexicano apoyado por IMCINE (hay de todo, la verdad, pero en buena cantidad son películas cuyo rescate es agradecible) y películas de otras cinematografías (también variadita la calidad), de todas las épocas.

En esta plataforma que visibiliza en una computadora (o haciendo malabarismos cablísticos con la tele), una lista hasta ahora de alrededor de 470 películas de todo género y para todo tipo de público, se nos da un respiro, al menos a quienes buscamos un cine diferente al que nos asestan los estudios hollywoodenses y sus secuaces.

Celebro que exista filminlatino.mx, pero con todo y sus bondades, preferiría que la oferta de cine de a de veras pudiera ampliarse a las pantallas grandes de toda la República. Pero, bueno… peor es nada… Por ahora.