miércoles. 24.04.2024
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CUENTO

La inmortal

Jeremías Ramírez

La inmortal

Era sólo una frágil vasija de barro. Le pidió al dios de las vasijas que la volviera inmortal. Se le concedió el deseo pero no notó cambio alguno. Siguió sirviendo para los mismos menesteres de clase obrera: tazón de leche, vasija de agua y, a veces, recipiente del alimento para el gato o el perro. Se olvidó de su petición.

Un buen día se resbaló del estante en donde dormía después de la jornada. Vio cómo se acercaba al suelo y en su imaginación oyó el canto de barro cuando se fragmentara, pero el sonido que le llegó fue el de un golpe sordo y opaco y su cuerpo rebotó como una pelota. ¿Era inmortal? La respuesta retumbó en su conciencia: sí. Era de plástico irrompible. Lloró.