Es lo Cotidiano

Respondiendo a una mujer de éxito

Fernando Escobar Paez

Respondiendo a una mujer de éxito

El cuento me ha vuelto una persona de éxito.

-SOLANGE RODRÍGUEZ PAPPE-

 

Siento como si un koala hubiera vomitado un arcoiris en mi cerebro

 -SEALAB 2021-

 

 

 

 

Una mujer de éxito

escribe contra mí.

Querida:

yo quiero hembras que puteen, arañen y besen

cuando no les culeo rico,

mujeres reales

de las que hasta cuando menstrúan

                                                   quieren verga tiesa

                                                                                no tallitos de flor.

                                                   De esas me enamoro

                                                jamás de claros de luna y magia de dragón.

Si las vaginas fueran el castillo encantado que describes,

manicomios, estadios de fútbol, cantinas,

facebook  y otras páginas porno,

estarían vacíos

                       y yo tendría que masturbarme

                       con un palo de escoba

                       igualito a los que salen en las películas

                      de Harry Potter, Barbie Girl, Cuacthemoc Sánchez

                                                                  o Solange Rodríguez Pappe.

Cuando pregunté a esta mujer de éxito

si había leído mi libro,

me dijo que no hacía falta

pues me han expulsado de tres universidades

por ser un cerdo

                         machista

                                       ebrio

                                               inmundo

y ella no pierde el tiempo

con bukowskis andinos.

Iba a responderle

pero tuve que ir a mear…

me salió un chorro bien rosadito

por culpa de Mi Moza,

quien todavía no regresa

con la media jaba de bielas

que le mandé a fiar

en la tienda del vecino.

 

Fernando Escobar Paez. Tras una ruptura solo queda el onanismo, sobre todo si la individua en cuestión tuvo la delicadeza de enviar algunas fotos en tanga lo suficientemente explícitas como para favorecer el desarrollo de los músculos de la muñeca.

Tras madrugadas de arduo ejercicio manual, acudía a un shawarma cercano a mi casa, con la esperanza de que se me pegue el olor pringoso de la comida que ahí venden y disimular mi hedor a chivo recién ordeñado. De paso, desayunaba cerveza y –a modo de catarsis- escribí varios poemas sueltos, a los que agregué algunos textículos antiguos.

Un editor español acaba de publicar el resultado…. En la portada dibujaron muchas vergas chiquitas, como la mía.

(Texto publicado en la web Vallejo and Company)

http://www.vallejoandcompany.com/