viernes. 19.04.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

Janelas

Luz María Loya Orellana

1
Vamos cayendo
lánguidos nuestros pies
ya no sienten el frio.

La cafetera sobre la estufa
nos levanta con sabor pasado,
aquí ya no hay cabeza que retome el vuelo.

Ayer mi madre me meció en una hamaca,
la saco del baúl
con un olor que rompe otros tiempos.

Las pupilas que hoy cuelgan de mis ojos
ya no son las mismas de hace años
detrás de ellas
todo se ha transformado:
los hilos que las mecen
el movimiento eterno.

Todavía siento la calidez de su pecho,
el sabor dulce de su leche,
Duele.

Entra en mi habitación a las tres de la mañana
dame tu olvido,
transforma esa imagen
de pelicano revoloteando en mi cabeza,
entra ya en mis ojos
ruido, aire, imágenes convulsas.

Convierte este silencio
en pasos líquidos
sobre una playa
donde desaparezca el mundo.
 

2
Inevitablemente me falta el aire
de respirar
tu voz y tus palabras.

La insensatez de la ventana
me enseña algo que parece el mundo
me resisto,
me resisto a salir o entrar por ella
a siquiera mirar.
 
No es el mundo
se parece al mundo
incluso algunas voces la atraviesan
pero resulta que el balbuceo es otro.

Rendirse a ella es la pregunta
confiar en el salto
en el vacío
que no es sino la ausencia
la irreparable pena
de una música sin aire.

Me columpio y
detrás de mis espaldas
como cuerdas ya sin fuerza:
las palabras,
las infames noticias,
los maullidos de gato,
las notas inconclusas de un poema,
tú y tu nombre
que ya no recuerdo.

Parece que no te alcanzaré
que el olvido llegará a esta ventana
-ésa que reclamo como solo mía-
ya no me veré más en tus ojos.

Esperare que el reloj marque las cuatro
para declarar tu exilio irrevocable
las primeras en volar: 
tus camisas,
las seguirán tus ojos tristes y tus manos.

Con la luz del alba
haré una fiesta para inaugurar
el mundo
ese nuevo y mío;
será de silencio necesario,
de aire
y mucho vino.

Con la copa en la mano:
miraré nuevamente a esa ventana
le daré un sentido diferente
la llamaré salida de emergencia.


3

Líquidos los ojos de ese gato
la ventana y su reflejo.

Hay una ciudad
que se resiste
a entrar en la mirada de este ciego
la sonrisa parda lo delata.

Lo líquido escurre
Su condición no es otra
se cuela.
Calles,
ríos que dibujan
lo que no se ve.

Hay una ciudad
que no es otra
hecha de nostalgias
materia de estas manos.

Repentina la noche
cae como aguacero
rueda hoy como eso
perdido y hallado.

¿Dónde están las piedras
dónde los reflejos
 la ventana de estos sueños?

Soy el ciego que camina la imaginación
los sonidos del mundo,
él que busca
las palabras para nombrar lo que nunca ha visto.

***

Luz María Loya Orellana. Nace en la ciudad de León Guanajuato el 3 de julio de 1978. Estudio en la Universidad de Guanajuato Letras Españolas, Maestría en Artes y actualmente se encuentra realizando estudios doctorales en Literatura Hispánica en Colegio de San Luis.  Aunado a sus actividades de investigación se desarrolla como profesora de semiótica de la licenciatura en Artes Escénicas en la Universidad  de Guanajuato y participa en proyectos que el departamento de Extensión Universitaria realiza en las cárceles del estado, impartiendo talleres de actuación, pantomima, escenografía. Ha publicado en Letras Versales, Mientras pasa la tarde, Arteria Artificial.