Si algo nos muestran las lecturas son las divergencias, pero siempre hay quienes llevan el camino opuesto hasta el extremo. Son interesantes los radicales que van a su aire. Se distinguen en mucho de casi todo. Tachas 127 va dedicado para algunos de ellos, principalmente a los científicos.

Nos encontramos con pequeñas voces hablando de modas pasadas, que tratan de sacar lustre con banderas tiradas y de asustar a alguien. Ante la muerte de pensamientos hechos en peluquerías de las llamadas estéticas, nos pusimos a revisar de qué había fallecido el muerto y nos encontramos con un humor genial, digno de cualquier literatura de ficción que se precie de ser cómica.

Empezamos con un fragmento de un ensayo de 1972 que ya anunciaba de qué morirían los pensamientos de moda como el postestructuralismo o el posmodernismo: de una nebulosa verbosidad pretenciosa. Stanislav Andreski cuestiona a las ciencias sociales que consideren que han descubierto una cura para el cáncer, dándose golpes de pecho.

También llega el último capítulo con el que se dio de baja el pensamiento posmoderno, de la mano de Alan Sokal, quien no sólo se burló de aquella revista que presumía ser el no-va-más de la posmodernidad, Social Text, sino que puso en su justo medio la necesidad de limitar la verborrea con que las facultades de humanidades solían mantener su poder. Sokal le puso fecha al final de la historia de ese pensamiento: 1996. Hoy sólo trasnochados y aprendices de chamanes hablan de posmodernidad.

Por otro lado, un científico que suele acompañarnos en Tachas nos da su versión de los hechos sobre dos ideas de Salvador Elizondo, que lo traen de encargo. Como siempre, Rolando Alvarado no deja mono con cabeza ni chucho hambriento.

Mauricio Sánchez también observa algo en nuestra frase favorita del dos de octubre. Desmontando mitos, cuestiona esos puños levantados y las arengas gastadas. Nadie sale bien parado. Y sigue siendo pensamiento de izquierda; no nos confundamos.

Phun Da Mental se fascinó con otro personaje musical que también va por caminos distintos, por ritmos nacidos en Sevilla y que afilaron los dientes en el Londres actual. Música de migrantes.

La narrativa no se podía quedar fuera. Por ello buscamos a una escritora que se ha opuesto a la dictadura, al poder, usando las letras. Ana Blandiana fue perseguida política en la Rumania comunista y hoy su voz sigue siendo fuerte y clara, sin panfletos de ningún tipo. Según la crítica, su trabajo está a la altura de Poe, Kafka o Borges, pero deberemos comprobarlo: metamos el dedo en la llaga y veremos que el dolor está en su costado.

Como no puede faltar, la poesía hace presencia. Por un lado, nuestro amigo colombiano Nicolás Nautfal y su humor corrosivo; por el otro, Luz María Loya y la necesidad de pensar el mundo desde la imaginación.

Antonio León le da un repaso al cine mexicano noventero. Pobre cine, lo vimos levantarse del charco y sacudirse la ropa hecha con los impuestos ciudadanos. Iba muy enlodado.

La Guía de lectura de Jaime Panqueva, mientras tanto y sin mayor ceremonia, se refiere hoy a Filobiblión, de Ricardo de Bury.

Así que hay poco, pero muy bueno. Bueno, bueno, bueno.