viernes. 19.04.2024
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OPINIONES

Los autores respingan

Los autores respingan


Quiero pensar que si Robert Walser estuviera vivo leería libros de BongoBooks. O en todo caso, que si Walser aún viviera y estuviera ya encerrado en el psiquiátrico, se resignaría, o contemplaría la posibilidad, de armar una editorial no muy distinta.

(Eduardo Padilla)

Los editores (mexicanos) y sus gustos son vomitivos pero tengo un caudal de inagotable mala leche contra el lector que ha dejado al tren pasarle encima. ¿Quién no dinamitaría los rieles de tránsito de este tercer mundo? BongoBooks, sí,  desde su caribe hechizado flota en una franja real e irreal de islas posibles. BongoBooks es un concierto tipo All tomorrow’s parties.

 (Sergio Ernesto Ríos)

Siempre quise publicar en una editorial que no imprimiera en La Habana. Bongo Books es la única que satisface tan elevada exigencia. Supe de ella y entonces pensé ¿ahora qué voy a querer siempre? La vida es complicada. Pero la poesía no. Editar es la vida real. Escribir, no. Así que no está nada mal eso de ser casi real en libros que no existen.

(Angel Ortuño)

Bongobooks  es una  apuesta por poéticas irreverentes, lo cual se agradece, sobre todo en mi caso, donde las editoriales convencionales se negaron a publicar mi libro a menos que le cambiara el nombre. En Bongobooks no tuve ese problema y hasta incluyeron fotos en el libro de un pedazo de mi verga y otra donde inhalo coca.

(Fernando Escobar)

Bongobooks es la constatación de que mi particular estilo de entender la literatura tiene coincidencias (y muchos disensos) con algunos de los poetas que más me interesan actualmente.

(Luis Alberto Arellano)

Uno siempre anda cachureando en la red, y se encuentra con muchos proyectos de diferente índole, pues uno que escribe medio sucio siempre anda indagando en busca de espacios nuevos, así conocí a bongobooks. A mí me parece que este proyecto editorial ha procurado establecer, desde un comienzo, una línea de lectura de voces de Latinoamérica que al menos a mí se me hacen demasiado interesantes, como es el caso la chilena Gladis Gonzales, el mexicano Ángel Ortuño y el ecuatoriano Fernando Escobar Páez, por citar solo algunos de los nombres que componen su ancho, generoso y gratuito catálogo digital. Este tipo de proyectos editoriales amplían el registro de la poesía, como no si se hacen cargo, al igual que cualquier editorial indi, de estéticas que se ha venido desarrollando estos años, algunos al alero de face, twiter y tanta otra plataforma digital. Junto con la explosión de la edición cartonera,  los primeros años del 2000, el fenómeno de los libros y editoriales digitales se han ido estableciendo, poco a poco, como un nexo accesible y plural entre los libros y sus lectores, y porque no decirlo, entre los mismos autores y editores de diferentes lugares, generando redes y asociaciones y nuevos espacios de dialogo y acción a lo largo de todo el continente, ferias, festivales y tanta otra cosa, al igual que lo han hecho las editoriales indi, lo que no es otra cosa, pienso yo, que pura ganancia.

(Mauro Gatica)

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