viernes. 19.04.2024
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La concusión y el Super Tazón 50

Fernando Cuevas de la Garza

La concusión y el Super Tazón 50

La edición de oro del gran juego de la NFL se celebra entre altas expectativas en términos de espectáculo, y un tema que permanece en el centro del debate, reforzado por un filme, las estadísticas de la temporada que recién concluyó y el fallecimiento de un famoso mariscal de campo: las lesiones, conmociones y las peligrosas secuelas de los golpes que reciben los jugadores en la cabeza a lo largo de su trayectoria profesional.

Ken Stabler comandó el ataque de los populares Raiders de Oakland durante los setenta; conocido como la víbora de cascabel, encarnaba el estilo del equipo de aquellos años, entre anárquico y altamente efectivo. Murió en julio del año pasado y tras su fallecimiento por cáncer se le detectó encefalopatía traumática crónica (CTE), padecimiento provocado por continuos golpes en la cabeza y que puede generar demencia, pérdida de memoria y depresión profunda, causa probable para suicidarse, como en el caso del defensivo Junior Seau, quien se quitó la vida en el 2012 a los 43 años.

De acuerdo con una nota de AP colocada en el portal de ESPN, al enterarse de la muerte de Seau, Stabler pidió que su cerebro fuera analizado cuando falleciera, deseando que sus nietos no jugaran fútbol americano. No obstante, el comisionado Goodell declaró que no dudaría ni un instante en dejar a su hijo practicar este deporte. Otro jugador de los Osos de Chicago se había quitado la vida con un disparo al corazón, para dejar intacta su cabeza y que sirviera para continuar con los análisis.

Los investigadores de la Universidad de Boston encargados del estudio del cerebro del mariscal de campo, encontraron un daño muy avanzado en regiones relacionadas con la memoria y el aprendizaje; la Dra. Ann McKee declaró que ya han encontrado afectaciones en jugadores de todas las posiciones, exceptuando la del pateador. Para acentuar el conflicto, se reportó que las conmociones en esta temporada se elevaron en un 58%, en relación con las del año anterior.

Por su parte, la NFL está trabajando con un equipo de médicos especialistas y ha endurecido las reglas para castigar los golpes a la cabeza, casco contra casco, y cuidar las conmociones cerebrales, aunque de acuerdo con sus críticos no ha hecho lo suficiente y ha intentado, desde el descubrimiento de la enfermedad, evadir o silenciar el problema que afecta a uno de los deportes más importantes de los Estados Unidos, parte de su cultura y reflejo de su idiosincrasia, además, por supuesto, de representar un negocio multimillonario.

La concusión

El concepto alude a la pérdida de conocimiento momentáneo causada por un golpe y, en otro sentido, al acto de corrupción que comete un funcionario cuando pide mordida o saca tajada por brindar un servicio. En el caso de la cinta La verdad oculta (Concussion, EU, 2015), parecieran integrarse ambos significados en cuanto a la displicencia, por decir lo menos, con la que una institución sumamente poderosa toma una información que la atañe directamente y que, en efecto, pone en riesgo su funcionamiento.

Mike Webster, considerado el mejor centro de la historia con cuatro anillos de súper tazón, muere en el 2002 sumido en el abandono. El doctor Bennet Omalu, un neuropatólogo forense de origen nigeriano que poco sabe de fútbol americano y mucho de cómo tratar a sus pacientes aunque ya no estén en este mundo, se encarga de practicarle una autopsia a partir de la cual empieza a encontrar un extraño padecimiento en el cerebro, como si se tratara de pequeñas venas reventadas, solo visibles después de la muerte.

El análisis de otros casos de jugadores, el apoyo de su jefe, del ex médico de los Acereros y otro reconocido especialista, contribuyeron a que el doctor consiguiera publicar un artículo en una revista científica anunciando el daño y poniéndole nombre (CTE), primero moviendo las aguas ligeramente y poco a poco suscitando una fuerte polémica, acentuada con la muerte de Justin Strzelczyk y una reacción soterrada por parte de la NFL, presentada aquí como amenazante.

El caso despierta sinsentidos machistas y nacionalistas, incluso xenófobos por tratarse de un médico extranjero atentando contra parte del patrimonio nacional: la refutación se desvía hacia otros caminos en lugar de afrontar el problema, proponer soluciones o esgrimir argumentos de carácter científico. Pareciera que hay mucho en juego, por más que la intención del protagonista fuera luchar por el derecho de los jugadores a conocer las posibles consecuencias de los golpes en el emparrillado.

Sin embargo, la cinta dirigida y escrita por Peter Landesman (Parkland, 2013) y basada parcialmente en el artículo Game Brain de Jeanne Marie Laskas no consigue introducirse de lleno en esta confrontación entre el individuo y la estructura, dejando de abordar con mayor profundidad los mecanismos de poder y control que suelen poner en marcha los grandes corporativos cuando se construye un conocimiento que se contrapuntea con sus intereses.

Actuaciones convincentes de Will Smith, Alec Baldwin y Albert Brooks le brindan cierta fuerza a la historia, editada con un tono más descriptivo que analítico y retratada en tonalidades grisáceas y ambientaciones cerradas (la morgue, la casa), propias de una ciudad fría e industrial como Pittsburgh, donde la gente vibra con su equipo, uno de los principales activos y elementos de cohesión social: finalmente son quienes más veces han ganado el súper tazón y probablemente donde exista el mejor mercado para las toallas amarillas.

El partido del domingo

Se ha dicho que se enfrentan los dos estilos predominantes de mariscales de campo: el clásico, encarnado por el líder de la ofensiva de los Broncos, y el del futuro, un elusivo y celebratoriamente contagiante jefe al ataque de las Panteras. Quizá el partido se defina en el duelo que sostenga la inteligente defensiva de Denver, como lo demostró frente a Brady, contra el indudable talento, versatilidad y fanfarronería, según sus detractores, de Cam Newton.

Pero hay otro duelo que probablemente sea el que termine por definir la contienda. Es el que escenificará Peyton Manning contra sí mismo: qué tanto convierta su experiencia en factor positivo o en qué medida le afecten los años en cuanto a su rendimiento. Ojalá consiga ganar su segundo súper tazón. Por lo que representa como jugador y profesional de este deporte, al que ha honrado con su talento, tesón y compromiso. Justo ahora que sus facultades están disminuidas, cuenta con una poderosa defensiva. Es de los grandes, más allá del resultado.

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