miércoles. 24.04.2024
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La noche se muere por anticipado

José Manuel González Hernández

La noche se muere por anticipado

es indiscutible
existen las risas y los roces en abundancia cuando se vuela en densidades o alucinaciones en las remembranzas de un árbol que vuelve para explorar lo ya sentido
pero siempre justo como ahora que nos adherimos a las paredes lo ente de las veces que nos hemos caminado pierde su importancia y nos navegamos sin límites
sin furia
mudos entre lo que nos abarca
una noche
un instante
una ansiedad que es todo porque en realidad nos hacemos incorpóreos
musicales en la esperanza de un cactus que nos crece cada vez que nos vemos y nos quedamos inmóviles porque los demás no nos salvan
y otros alguien nos brotan del pecho hasta usurparnos la mirada
los escándalos de una piel que más tarde nos ignora y nos asciende burlándose del sueño
de los puertos y los amarillos de la tarde que inundamos con un curso para estar unidos

impostores nos agarramos las rodillas
las ropas que no rasgamos pero que pensamos que sería lindo hacerlo
las penas que nos preparamos
el emporio de risas que izamos a media asta  en lo quiosco del pretexto para hacernos esclavos de un envenenamiento tan sainete como la agonía de esta noche que se nos muere por anticipado
porque el mundo es el mismo
y ambos nos llenamos de sombras después de tanto desoírnos
y pensarnos astronautas porque el tiempo no es importante sino cuando nos exhibimos en un trueque tan débil como la rabia de habernos metido en las intenciones de no estar solos
soportarnos sin nosotros
moliéndonos en los propósitos de un vuelo que terminó por llevarnos a otra urbe
y prepararnos para esta hora que se introduce en las venas y nos camina sin más bulla que estar varados y gozar la muerte anticipada de la noche
gozar tu cuerpo
tu voz de enamorada metida en mis venas de muladar venido a más después de verte atravesar la plaza con otra vida en las manos
con otros ojos en las manos
con otra risa que se avecina intención de un estante predestinado a guardar lo silente de mis manos y las tuyas respondiendo al otro extrema de arrancarse el alma y ponerla de bruces en cualquier sitio y esperar que vernos a la cara sea tan canción empeorándonos la mirada para cardenalmente coincidir en la madera del mundo por el mundo

***

José Manuel González Hernández (Lagos de Moreno, 1969). Ha publicado los poemarios: Poemas desde el olvido, Urbanimalia y Raíz que huye. Antologado en Un canto me demanda y La ciudad y yo. Coordinador del libro de literatura infantil Manos a la Letra. Actualmente tiene a su cargo la columna “Silabario” del periódico local El Cartón. Coordinó los talleres literarios: El Tlacuache y el Páramo. Forma parte del Comité organizador del Encuentro Francisco González León desde 2011.

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