martes. 23.04.2024
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DRAMATURGIA

Silencio, las aves pasan volando [Primera escena]

Eduardo Celaya Díaz

Silencio, las aves pasan volando [Primera escena]

Personajes

omar
david

ACTO ÚNICO

Escena primera

Un cuarto, pequeño, acogedor, pero que puede sentirse como una prisión. Una sola ventana. Las luces suben y bajan a discreción, de acuerdo a las necesidades del director. Ambiente onírico. omar, sentado, lee un libro pequeño; se lee en la portada: El crimen perfecto. david arregla su vestimenta. Los dos realizan actividades totalmente independientes, ni siquiera se voltean a ver.

david                        ¿Me quieres?

omar                        Claro. No estaría aquí si no.

david                        También te quiero.

omar                        Lo sé, no estarías aquí si no.

Oscuro parcial.

david                        Omar y yo somos pareja. (Reflexiona.) “Pareja.” Nunca me ha gustado el término. Vivimos juntos, dormimos juntos, compartimos todo. Tampoco me gusta decir que es mi novio… o mi esposo. No es mío, nunca lo ha sido y no quiero que lo sea. Yo tampoco soy de alguien. No sé si es bueno o malo ser uno solo, pero por todos lados lo veo: todos son de sí mismos, no hay parejas ya; sólo seres humanos solitarios que comparten un espacio vacío. Me gusta pensar que al menos lo que tenemos Omar y yo es real.

Luz general. omar se levanta sin alzar la mirada de su libro y pasea por la habitación (da la sensación de flotar.) Con su mano roza la cabeza de david al pasar a su lado. david toma su mano y la acaricia. omar continúa su movimiento. Señala el libro:

omar                        Nunca he entendido este libro. No: a veces creo que sí lo hago.

david                        Lo habrás leído ya unas cinco veces.

omar                        Cinco desde que estamos juntos. Siete u ocho en realidad, no recuerdo bien. Me gusta cómo me siento cuando lo leo… Me siento desubicado, perdido, pero también siento que me habla directo a mí. A mí.

david                        ¿De qué trata?

omar                        De muchas cosas. Y de nada, realmente.

david                        ¿Novela?

omar                        No me gustan las novelas, lo sabes. Todo siempre es tan coherente en ellas, tan lineal. No… este libro me gusta porque me pierde.

david                        Te he visto leer novelas.

omar                        Sí, a veces lo hago, aunque sólo para despejarme. La teoría me cansa, me apabulla la mente. A veces necesito cosas más livianas, pero Baudrillard me hace sentir tonto… incluso ingenuo.

david                        No entiendo cómo puede gustarte eso.

Pausa.

omar                        “Posmodernidad.”

david                        ¿Qué?

omar                        Habla de “posmodernidad,” sea lo que sea que es eso.

david                        ¿El libro?

omar                        Sí, el libro. Narra el asesinato de la realidad.

david                        (Burlón) Digamos que sí.

omar                        O digamos que no, ¿realmente importa? ¿Nunca te has sentido perdido? ¿Cómo si no hubiera algo en qué apoyar los pies?

david                        Odio cuando te pones a hablar así.

omar                        A mí me encanta sentirme así, es tan natural. Tan cierto.

david                        ¿Estás drogado?

omar                        ¡No lo necesito! Ya no. Antes caminaba por las calles con un hitter y me reía de cualquier estupidez que veía. Pero un día se me olvidó el hitter en la casa. Y mira: ya no lo necesito.

david                        Me gustas más cuando estás pacheco.

omar                        No es cierto. Te gusto siempre. No estarías aquí si no.

david se levanta y mete su mano a la playera de omar.

david                        Estoy aquí porque te quiero.

omar                        También quieres mi cuerpo. Es parte de mí. Si tuviera otro cuerpo no me querrías.

david                        ¿Ahora de qué hablas?

omar                        Si no tuviera pene, ¿me seguirías queriendo?

david                        Ya te dije que te quiero a ti, no a tu cuerpo.

omar                        Todo es relativo. Aunque puede ser... Nunca he creído que seamos una sola cosa y punto.

david guarda silencio.

omar                        Me refiero a ser gay o no.

david                        Sé a lo que te refieres. No me gusta hablar de eso.

omar                        Ya lo sé, por eso leo. No hablo, pero al menos alguien me habla a mí. Tal vez sea alguien que ya murió, tal vez esté vivo, pero lo divertido es que yo sé lo que esa persona piensa, aunque ella no tiene ni idea de lo que pienso yo. ¡Es la relación perfecta! El autor se gana un buen dinero y yo me escondo en sus palabras.

david                        ¿Has estado leyendo a Bukowski otra vez?

omar                        ¡No! Hace mucho no lo hago. Me da miedo.

david                        Eres absurdo.

omar                        Me dio horror ese cuento de los pequeños hombrecitos que fornican al lado del cadáver de otro. Me sentí… ¿excitado?

david le arrebata el libro.

david                        Creo que es suficiente por hoy. Te necesito con los dos pies en la tierra.

omar                        ¿Qué pasará hoy?

david                        Mis papás llegan. Toda la familia se reúne.

omar                        ¿Tengo que esconderme para que no me vean?

david                        No. No vienen aquí.

omar                        ¡Claro que no vienen aquí! Este lugar es horrible para recibir visitas. Míralo. Sólo has entrado tú desde que vivo aquí. Pero me gusta el aire que tiene. Es clandestino.

david                        Sí, como sea. ¡Necesito un poco más de realidad, tu plática no me ayuda!

omar                        La realidad murió hace mucho, David; sólo queda un poco de ilusión. Todo lo demás es algo que no entiendo.

david                        ¡Te digo que necesito ser realista hoy!

omar                        Nunca serás más realista que con tu familia.

david                        Te quiero, pero a veces no te entiendo.

Oscuro, cenital sobre omar.

omar                        No me gusta hablar. Tengo la capacidad de articular palabra, de decir cosas coherentes, pero también cargo con un peso en la espalda: miedo. Al menos creo que es miedo. Pero es uno que disfruto, porque me pone trabas y dejo de hablar. (Pausa.) Baudrillard me hace hablar, aunque siempre digo incoherencias. Trato de ser elocuente y la única tontería que digo es que la realidad dejó de existir hace mucho tiempo. (Pausa.) Hoy me desperté y vi a David dormido a mi lado. Respiraba muy lento, su cabello estaba totalmente enredado (como el mío) y su piel estaba fría. Tenía un aspecto tan ordinario, casi vulgar, y sentí que esta realidad que tenemos me gusta. Es cómoda. Dice que me quiere y le digo que lo quiero. Y eso nos basta. No hay más para nosotros. Ese mundo de allá afuera hace mucho que me mandó al carajo. Y yo: yo no lo necesito. Si es por dinero, tengo lo necesario. Leo, escribo, razono… o al menos creo que lo hago. Hilo pensamientos, ya se ve. (Ríe.) Todo es tan relativo: el sol, los pájaros que vuelan… Me di cuenta de que hace mucho tiempo no uso reloj, me estorba. Me siento mucho más relajado cuando no sé qué hora es. Tener un reloj me presiona, como si tuviera que cumplir con un itinerario imposible. No, ya no quiero correr. Estoy cansado. Ayer también me habló mi editor. Me presiona… aunque eso me gusta. No porque me guste sentirme presionado, ¡lo detesto!, sino porque escucho su desesperación en el teléfono. El manuscrito, lo tengo listo. Una novela corta, apenas unas ochenta páginas. La he revisado ya unas cinco veces. Y no me gusta. Podría mandársela hoy mismo, pero no quiero. Hay algo en esa novela que me molesta. Es como estar desnudo frente a todos, ya no sólo frente a David. No sé si podría soportarlo.

Silencio.

omar                        En el fondo, lo único que tengo es miedo.

Luz general. david se arregla todavía. omar abraza a david, lo besa y toma sus manos.

omar                        Te quiero, por eso estoy aquí.

david                        Y yo te quiero a ti.

La luz baja, aunque no totalmente. Cuadro plástico, una ligera danza con música abstracta. Tal vez el Resonador Espectral Armónico de Ariel Guzik. omar y david cambian sus ropas en escena, sin pudor, casi en un trance. Este juego puede repetirse en cada cambio de escena.

Agosto 2014

***

Eduardo Celaya Díaz (Ciudad de México, 1984) es actor teatral, dramaturgo e historiador. Fundó el grupo de teatro independiente Un Perro Azul. Ha escrito varias piezas teatrales cortas. Silencio, las aves pasan volando, texto cuya primera escena reproducimos en exclusiva en Tachas, fue estrenado con elenco femenino en CUSI y con elenco masculino en Rombo Negro, ambos foros independientes de la Ciudad de México.

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