jueves. 18.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

Stendhal y Rossini

Jaime Panqueva

Stendhal y Rossini

Stendhal, como la mayoría de nosotros conoce al francés Henri Beyle, tuvo una vida fascinante. Nacido en 1783, a los dieciséis años abandona su natal Grenoble con la ilusión de estudiar en París en Escuela Politécnica, y llega justo al día siguiente del golpe de Brumario que pone a Napoleón al frente del poder en Francia. El joven Stendhal, cuyas ilusiones más allá del estudio consisten en convertirse en un gran seductor de mujeres y escritor de comedias, termina reclutado como secretario de sus primos Pierre y Martial Daru, altos oficiales del ejército, y viaja muy pronto a Italia donde conocerá otro tipo de amor, el musical. En Milán, la ópera se convierte en una de sus obsesiones que lo llevarán a publicar años más tarde, tras la derrota de la Gran Armada, sus primeras obras dentro del género del ensayo. En 1815 aparece Vidas de Haydn, Mozart y Metastasio, bajo un seudónimo poco llamativo (Bombet) y, a pesar de la aceptación, es acusada sin éxito de plagio.

Posteriormente y en la línea biográfica, rinde tributo al emperador con Vida de Napoleón, 1817-8 y, tras haber perdido varias veces el manuscrito, un homenaje a su amada Italia Historia de la pintura en Italia, 1817. Tres años antes de publicar su primera novela, Amarcia, y un año después de su ensayo Sobre el amor, que pasó desapercibido y apenas vendió 27 ejemplares, Stendhal publica una biografía sobre un músico vivo, aclamado en toda Europa y nueve años menor que él: Gioachino Rossini.

Habrá que decir aquí que la biografía no se ajusta a los patrones actuales de este género, pues el autor se recrea en sus propias opiniones sobre la música del genio de Pesaro y también transcribe los de la crítica periodística. Así pues no hubo entrevistas, ni un análisis musical detallado u objetivo, aunque sí una profunda exploración y preocupación del francés por los efectos de las obras en el público, así como un interés por delinear cuidadosamente el contexto musical de la época con constantes alusiones a compositores contemporáneos o cercanos en el tiempo como Mayer, Cimarosa, Guglielmi, Paisiello, Mozart, Haydn, von Weber o Beethoven.

Stendhal admiraba profundamente a Rossini, quizá como una expresión musical de sus héroes, que a través de la conciencia de su sensualidad y del derroche de energía se debatían constantemente en la búsqueda de la felicidad. Tal vez no se sorprendería cuando en 1829, cinco años después de publicada la biografía, el italiano –hastiado del éxito- abandonara la composición de ópera hasta su muerte, que acaeció casi cuarenta años después, cuando ya el francés llevaba quince años como habitante horizontal del cementerio de Montmartre.

Sirva este infortunado preámbulo para invitarlos a leer a Stendhal, a quien espero traer de vuelta con su obra novelística, o para asistir a la ópera La Cenicienta de Rossini, en el Teatro del Bicentenario de León, el domingo 17 de abril, a las 18:00 horas; el miércoles 20 de abril, a las 20:00 horas; y el sábado 23 de abril a las 19:00 horas.

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