sábado. 20.04.2024
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Tríptico de la infamia, de Pablo Montoya

Jaime Panqueva

Tríptico de la infamia, de Pablo Montoya

Cuando hace algunos meses me comentaron de un escritor colombiano llamado Pablo Montoya, dejé al descubierto mi ignorancia preguntando, medio en broma y medio en serio, si no se trataba del famoso expiloto de Fórmula 1 y Nascar que había decidido empuñar la pluma en vez de las palancas de cambios. El gesto decepcionado de mi interlocutor me hizo recordar que la supina ignorancia es siempre atrevida e imprudente. Pablo Montoya (Barrancabermeja, Colombia, 1963) es un escritor con una trayectoria en diversos géneros no muy difundida en los medios, pero a partir de la obtención del más reciente premio Rómulo Gallegos, su nombre ha saltado a las primeras planas.

Obra histórica que se sitúa entre Europa y América durante los años de la conquista y la contrarreforma protestante, Tríptico de la infamia (Random House) es un excelente bocado para aquellos que gustan del lenguaje cuidado, de la novela histórica delineada con cuidadosas pinceladas evocadoras de la Salambó de Flaubert.

En consonancia con el título, Montoya distribuye su obra en tres fragmentos de muy similar extensión dedicados a tres pintores: Jacques Le Moyne, pintor y cartógrafo que acompaña a una expedición hugonote a la Florida; François Dubois posible autor del cuadro emblemático de la Matanza de San Bartolomé; y Theodor de Bry, ilustrador de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, del padre De las Casas. Un trío de artistas que conservan la capacidad de observar con humanidad al otro sin importar su religión o color de tez, en una época dominada por la destrucción y rapiña emanada de la razón de Estado y conformadora de las naciones europeas actuales.

Aunque los escenarios se encuentran a más de cuatrocientos años de este momento, Montoya sabe de qué habla al referirse a la violencia, las atrocidades no le son ajenas en absoluto. Creo que sus palabras al recibir el premio son muy elocuentes: “Vengo de un país llamado Colombia, que es como decir vengo del fuego y el oprobio, del resentimiento y la rabia.”

A pesar de la barbarie, el arte prevalece como un receptáculo de las virtudes humanas. Vale la pena leer Tríptico de la infamia, para meditar en la pervivencia de la mirada asombrada del artista, y dilucidar que la débil llama de la esperanza puede negarse a morir aún en la más profunda de las tinieblas.

Tríptico de la infamia está disponible en México, tanto en formato impreso como en libro digital.

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