Es lo Cotidiano

León, ciudad del rock: 10 grupos para iniciarse en la música panza verde (1959-1991)

Esteban Cisneros y Armando Navarro Navarrock*

León, ciudad del rock: 10 grupos para iniciarse en la música panza verde (1959-1991)

para todos los grupos de León
los que ya fueron
los que son
y los que serán

León es una ciudad que apenas se da cuenta de que creció, que se convirtió en un hervidero de ideas, de impulsos y de maneras distintas de ver el mundo y abordar la realidad. Y está, desde hace varios años, en un proceso de ponerse de acuerdo con su nueva condición de urbe desarrollada (y llena de problemas.) Urge entenderla desde distintos puntos de vista, escribir sobre lo que sucede, intentar comprender la provincia desde nuestros propios ojos, descentralizar la historia que parece tender siempre hacia la capital del país. Nos hemos tardado.

versatiles, ca 1960

De entre las manifestaciones culturales del siglo XX, el rock tiene un lugar preponderante por su inmediatez, su influencia y su adaptabilidad. ¿Cómo se abordó esta música, cómo se tropicalizó esta cultura en León, una ciudad industrial, ensimismada, conservadora? Explorémoslo una vez más con el beneficio de la información, la perspectiva del tiempo y un necesario sentido del asombro.

Los años 50 fueron extraños para el rock: era una música adulta, un ritmo más entre los muchos que se ponían de moda en clubes nocturnos. Hizo poca mella en León. Pero algunos chavales inquietos descubrieron esta música y les pareció elocuente y emocionante. Había comenzado una historia que, como tal vez ocurrió en gran parte del México urbano, sería una narración llena de tropezones, altibajos y algunas anécdotas que realmente nos ayudan a entender los procesos sociales de las ciudades del siglo XX.

Cerebro, teatro del IMSS, León, 1987

El rock de los 60 en León (tal vez en todo México) fue hecho por chicos más o menos pudientes que tenían acceso a los discos y los instrumentos, que tocaban en fiestas de club Rotario; esto no quita mérito alguno, porque fueron chavales que descubrieron un nuevo sentido a la vida y a la juventud y que trazaron caminos que luego otros transitarían. Lograron, y vaya que lo hicieron, trascender lo mundano, lo aburrido y lo provinciano de la ciudad, un triunfo sin igual. En los 70, el rock apenas existió, en parte gracias al boicot del gobierno y los medios después de Avándaro; con todo, esa década permitió que en León surgieran propuestas musicales importantísimas, algunas de ellas todavía vigentes. En estos tiempos se asimilaron distintos estilos y se adaptaron al ritmo de una ciudad de tenerías y talleres de zapato, una provincia-muy-provincia en la que aún se escuchaban ecos de la Guerra Cristera pero que ya intuía el siglo XXI; lo veía, sin embargo, lejano y remoto, aunque posible.

En los 80 el rock se convirtió, por fin, en un estandarte de las clases trabajadoras. Como cultura y sonido, se expresó sobre todo en tres géneros: el metal, el progresivo (o un gran intento de progresivo) y el rock urbano-rupestre. Esta fue la época más prolífica, en la que se abrieron espacios y se establecieron dinámicas sociales en torno a la música, a pesar de que aún existía mucha represión policial, por no hablar del prejuicio social. Surgieron las primeras tiendas de discos regentadas por jóvenes (con música para jóvenes), las fanzines y los locales de ensayo. De igual manera, los músicos se unieron en colectivos con escritores, teatreros, bailarines y pintores, lo que produjo algunos experimentos interesantes. En los 90, el cambio generacional no fue con estafeta: los grupos comenzaron a deshacerse o a enterrarse aún más en el underground y los medios de comunicación se enfocaron en música extranjera o de la capital; surgieron muchos grupos, pero ya no hubo una escena cohesiva.

conejo-ficcic3b3n-estadio-lec3b3n-1986

“Es curioso: cuando toca hablar de León y su pasado, hay un nudo que impide hablar con claridad.” Palabras de Héctor Gómez Vargas. Hay que escucharle: es, además de uno de los académicos de la comunicación más brillantes en Latinoamérica, es estudioso más juicioso de la cultura en la ciudad. Pero hay que desatar ese nudo, aunque sea a la fuerza, aunque nos tropecemos.

León tiene una historia musical desconocida hasta para muchos leoneses, sobre todo porque se escribió en pequeños eventos y conciertos y en poquísimas ocasiones quedó registrada (es difícil conseguir música grabada leonesa y, cuando la hay, suele estar en cinta en forma de demo, de ensayo o concierto grabado, con baja calidad de audo.) Hoy hay una –aún pequeña– escena que lucha para hacerse de un lugar en el convulso mundo del rock en la era del streaming y YouTube. Y es una escena que carece de referentes locales, aunque tal vez debería tenerlos. Mirar atrás a veces es necesario, sobre todo en tiempos de crisis; hoy toca hacerlo, para al menos trazar un mapa y, con ello, un plan de acción. Olvidar, a veces, condena. Recordemos. Aunque sea para no olvidar.

Presentamos 10 grupos para iniciarse en una historia que merece ser contada, que para algo existió.

Los Hippers- El Heraldo de León, 1960

LOS HIPPER’S

El primer grupo de rock’n’roll en León, fundado alrededor de 1959. Conformado por estudiantes, fueron apoyados en un inicio por Tito Ahumada y Armando Trejo de los Blue Caps; de hecho, su primer nombre fue Blue Kings. Ya en 1961, con su nombre definitivo (que hace referencia a un barco destructor alemán de la Segunda Guerra Mundial), comienzan sus andadas por tardeadas, fiestas en el Club de Leones y fiestas particulares en salas y patios de casas de zonas “bien” de la ciudad. No compusieron material original, pero hicieron posible una pequeña y efímera (aunque influyente a la larga) escena de rock’n’roll en León; su repertorio se conformaba de estándares de ritmos juveniles: “Popotitos”, “Lucila”, “Colina azul” e incluso “Vuelve primavera” de los Blue Caps. El periódico El Heraldo les describía como “grupo de twist.” Tampoco grabaron en su época y ya para 1965 se cada integrante había ya tomado un rumbo distinto. Algunos abandonaron la música, otros formaron nuevos grupos (destacaron los McCoys, que se adaptaron al estilo de la Invasión Británica, pero que tampoco grabaron.) En 1987, más de veinte años después, algunos Hipper’s se reunieron para tocar en un par de fiestas y revivir el nombre, aprovechando para realizar una grabación de un LP para FonoMex. El disco salió en 1990 en LP y, aunque no tocan en él todos los miembros originales y la producción es muy ochentera, nos da una idea de cómo sonaban en aquellos años de candor. Seguro ponían a bailar al personal. Ojalá.

Los Hipper’s, “Vuelve primavera”, del LP Vuelven los hipper’s, Fonomex, 1990.

LOS VERSÁTILES

Se formaron en 1968; la idea era amenizar una fiesta de Año Nuevo. La cosa no salió muy bien (ellos lo describirían como “un verdadero desastre”) pero el entusiasmo ganó y se pusieron a ensayar. El grupo se consolidó y gracias a Francisco Contreras, su mecenas e impulsor, contactaron con Memo Acosta de Discos Musart y lograron grabar tres EP’s. Trabajaron duro en el Bajío y tuvieron temporadas en la ciudad de México tocando en clubes y siendo el grupo de acompañamiento de cantantes como Robertha y los Hermanos Castro. Su material era derivativo o consistía en versiones de estándares pop de la época (“1, 2, 3, Detente”, “Nobody But Me”, “Sono Tremendo”), pero con un toque naïfmuy leonés que hoy resulta hasta fresco. Tuvieron su propio club de fans y tienen anécdotas surrealistas: una vez fueron invitados a tocar a Nuevo Laredo ¡en una misa! (Imaginamos que fue como aquella escena de los Simpsons en que la congregación cantaIn-A-Gadda-Da-Vida.) Algo es seguro: hacían honor a su nombre. Sus grabaciones para Musart no son fáciles de conseguir en disco, pero están disponibles ampliamente en Internet.

Los Versátiles, “Hola, te quiero”, del EP Los Versátiles, Musart, 1970.

LOS FREE MINDS

Los Free Minds son, sin duda, el grupo leonés con mayor proyección a nivel nacional e internacional. Formado por Jorge Aguilera, Ernesto Ontiveros y Jesús Pérez, su sonido era muy 1969: rock ácido, distorsión, melodías sixties. Fueron el grupo más famoso del Bajío en los años 1970-72; con ese nombre tan bonito giraron por varias partes del país y forjaron su pequeña leyenda. Grabaron un EP, Los Free Minds en Avándaro, para Orfeón. Hay quien asegura que iban a participar de aquel festival jipi en el Estado de México, pero no hay nada claro. El EP, hay que decirlo, es una de las joyas ocultas del rock mexicano de los 70 (y un objeto muy cotizado entre coleccionistas.) Grabaron otros cuatro temas que nunca salieron en vinilo, porque tras la persecución del gobierno al rock tras Avándaro, Orfeón las archivó; salieron, sin embargo, en la recopilación Psychedelic Rock Mexican de 2007 y son otras cuatro pequeñas obras maestras. Los Free Minds se desintegraron en 1973. Aguilera siguió haciendo música y lanzó tres EP’s (uno grabado en Estados Unidos), un cassette de larga duración y un CD recopilatorio con su trabajo solista de más de cuarenta años, además de grabar un tema (I Got the Future) con Arcoiris Band, la banda de rock más longeva de León; Ontiveros tocó brevemente con otros grupos, pero se retiró y puso una tienda de instrumentos musicales; Pérez se mudó a California, donde toca con un mariachi. Gracias a la Internet se ha revivido el interés por el trío leonés y Aguilera orquestó un pequeño revival del grupo (con nuevos músicos) en 2014. Tal vez, de los grupos leoneses, es el que más despierta curiosidad en el nuevo siglo.

Los Free Minds, “Neurosis”, grabada en 1971, del disco Psychedelic rock mexican, Orfeón, 2007.

TIEMPO 4

Pocos grupos han tenido una trayectoria tan larga como Tiempo 4 en León y, al mismo tiempo, tan poco material discográfico. Fundado y liderado por Ramón López, fueron en un inicio un grupo que buscaba su identidad y la encontró en los sonidos latinos de Carlos Santana y Javier Bátiz: grabaron un buscadísimo EP (Historia de amor) en 1971 –dos ediciones: una en Discos Trébol y otra en Musart, circulan en ocasiones entre coleccionistas– que incluye algunas joyas llenas de ritmo, sabrosura y distorsión. “Jungla Soul”, tal vez su obra maestra, es una maravilla garaje-funky. Sin embargo, esta etapa no duró mucho y Tiempo 4 terminó como grupo versátil para fiestas de todo tipo. A lo largo del tiempo han grabado un puñado de discos, casi todos con un sonido abiertamente tropical, con algunas esporádicas incursiones en el rock que hacían en un principio; algunos de los discos de esta etapa pueden encontrarse aún en bazares, tiraderos y tiendas de segunda mano de la ciudad. Tras la muerte de López, su hijo tomó el liderato del grupo y ha continuado, bajo el mote Show Tiempo 4, amenizando festejos y bailes.

Tiempo 4, “Jungla soul”, del 7” Jungla soul b/w Mexican soul, discos Trébol.

CONEJO FICCIÓN

Efrén Contreras López: de la Colonia Obrera para el mundo. El “Conejo” (como le conocen amigos y adversarios, muchos de los primeros y pocos de los segundos) tiene una de las carreras más largas, interesantes y llenas de historia de todo el rock leonés. Inició tocando con grupos versátiles en fiestas muy popof, pero pronto se cansó y se pasó a la música popular. Esto lo llevó a Ciudad Juárez; cruzar al otro lado era cuestión de tiempo y tocó en clubes chicanos en Estados Unidos. Regresó brevemente a León y formó El Arca de Noé, grupo de versiones de rock de los 70 (el grupo se llamó así porque, como buenos mexicanos, todos los integrantes tenían apodos de animales.) Tocaron en el hotel Real de Minas para públicos estirados, pero también en congales y hoyos e incluso fueron teloneros de los Dug Dug’s en el Salón Renovación. Pero no duró mucho: Conejo se volvió a ir al norte, que recorrió completo con distintos grupos. Formó parte también de Arcoiris Band. Con todo, de Contreras existe sólo una grabación, un single para Discos Ave que lanzó a finales de los 70 o inicios de los 80. Se grabó en vivo, de una sola toma, y es un rock potente y distorsionado (con el potente ritmo de Bruno Hernández Tapia, el baterista que le ha acompañado toda la vida.) Conejo sigue activo, aunque lo suyo es tocar en vivo. Ojalá hubiera grabado más.

Conejo Ficción, “No puedo soñar”, del 7” Nunca más b/w No puedo soñar, discos Ave.

CALENDARIO AZTECA

Tal vez uno de los grupos más populares de León; a la fecha hay nostalgia por sus conciertos y sus canciones, que siguen sonando en la radio. Se formaron en 1972 en la colonia Obrera/Bellavista y se inclinaron hacia el estilo romántico de Los Ángeles Negros: baladas melodramáticas con guitarras eléctricas y órgano. Guillermo Sánchez, su compositor principal, fue prolífico y sensible; se dicen grandes cosas de su primer vocalista, Eulogio “Yoko” Bustamante, pero no grabó ninguna canción. Fue hasta 1975 que lanzaron un LP homónimo, ya con Horacio Gasca en la voz, tras ser descubiertos por Don Guillermo Acosta de Discos Gas cuando tocaban en el bar del hotel Real de Minas, donde éste se hospedaba. La historia de Calendario Azteca es contada una y otra vez entre los nostálgicos de León, pues pasaron de ser un grupo que tocaba con una batería hecha de botes y cubetas a grabar tres LP’s y ser escuchados y admirados por miles de personas.

Calendario Azteca, “Baby”, del LP Calendario Azteca, discos Gas, 1975.

CEREBRO

Surgido a partir de la desintegración del grupo Alma (que llegó a alternar con Size y Dangerous Rhythm) y con Héctor González Bravo como líder, Cerebro fue un grupo de rock, un colectivo creativo y una fábrica infalible de músicos de talento, la mayoría aún en activo en la cultura subterránea de León. La base de su sonido estaba en el rock duro de los 70, pero no le hacían el feo al blues más rítmico e incluso coquetearon con el progresivo. La energía y el entusiasmo de Cerebro los hizo consolidarse con un público cada vez más exigente, aunque aún reducido; dejaron bases en la ciudad para que los grupos construyeran proyectos cada vez más estructurados e integrales: tenían un sonido particular, una imagen definida, una ideología que empapaba sus letras (que trataban con solvencia temas políticos, ecológicos, amorosos y sociales sin caer en el panfleto ni en lo gomoso.) Es decir, eran una banda hecha y derecha que influyó a toda la generación que vendría después. Entre sus integrantes, además de González Bravo, se cuentan (en distintas etapas) Nicolás Sánchez, Raúl Zapata, Víctor H. García, Pascual Aceves y Gabriel Muniz.

Cerebro, “Todo tiene que acabar”, del demo cassette Jaque mate. Edición independiente (segunda edición, 1991.)

VIXIT

En los 80, el Bajío se hizo metalero. La música y la cultura underground tendieron a los riffs pesados, al cabello largo y a las playeras negras; era una música visceral que resultaba catártica para una región industrial y obrera, sumamente católica y conservadora. El metal fue la aguja con la que se pinchó el globo, la llave que abrió la puerta a la posibilidad después de décadas de represión y zancadillas a la creatividad. El grupo más representativo fue Vixit, que hacía ruido, era potente y tenía una fanaticada numerosa y fiel. Comenzaron su andar en 1988; en 1991 concursaron en Rock En La Selva de Asfalto y quedaron en tercer lugar. Grabaron ese mismo año el disco El poder del metal; quien sabe de esto, dice que el LP es una clase magistral de instrumentación metalera. El disco, producido gracias a los esfuerzos del colectivo Rockeros Unidos de León, es ya pieza de colección. Se dice que de las 1,000 copias que se imprimieron, 600 viajaron a Europa.

Vixit, “Guerra perpetua”, del LP El poder del metal, grabación independiente, 1991.

RUEDAS

Originarios del barrio del Coecillo, se formaron en 1980 y hacían rock pesado con toda la parafernalia jevi (cuero, cabello largo, púas, estoperoles.) Pero, aun así, había un elemento punk callejero muy fuerte en sus canciones, sobre todo en sus letras y en su actitud en escena. Fueron muy activos y tocaron no sólo en bares y festivales, también en fiestas populares, iglesias y eventos de consciencia social. Tenían mucho material original, aunque sólo sobreviven algunos ensayos tocados en cinta (nunca grabaron en estudio.) Sus títulos dicen mucho: “Se perdió”, “Desesperado”, “Condenado”, “Nadie se salvará.” Pero ningún tema fue tan importante como “Sobre ellos”, basado en un hecho real acontecido en el Coecillo: un policía muerto por unos hermanos a quienes había agredido. La letra aún puede ser recitada de memoria por los seguidores del grupo: “Con furia en la sangre le quita su arma / Sin pensar dos veces, se la pone en la espalda / Para colmo de su suerte el arma no tronó / Y se salva, pero de la cacha no.”

Ruedas, “Sobre ellos”, Grabación independiente de un ensayo, circa 1985.

UNDERSUN

El grupo de rock progresivo más importante de León, formado por los hermanos Pérez González de la colonia Jardines de Jerez: Jorge (bajo), Francisco (batería), Jaime (guitarra) y Mauricio (teclados, guitarra y voz.) Comenzaron a hacer música en 1981. Pronto se hicieron de un nombre en una ciudad en la que dominaba el metal y el rock pesado; debutaron en la Arena Isabel en el barrio de Santiago, un lugar tradicional de esos que ya desaparecieron. Participaron en el Festival de Nuevos Valores del Rock Nacional en 1981 con un tema instrumental, Cosmo Rock; llegaron a la final y quedaron en quinto lugar. Su demo Himno al universo (1984) es una grabación preciadísima, que hicieron con el guitarrista Armando Luna. Pero su punto más alto llegó con la grabación de su LP Música sin sombras, producido por Arturo Meza (cuando éste apenas se hacía de un nombre en la escena underground mexicana.) Las sesiones comenzaron en otoño de 1987 en los Estudios Área de la ciudad de México, pero por cuestiones de presupuesto el álbum fue lanzado hasta 1989. Por si todo esto no bastase, Undersun tiene el honor de ser el primer grupo de rock que tocó en el teatro Manuel Doblado, el de más tradición en León, ese mismo año. Pueden presumir también ser el único grupo del Bajío que apareció en un programa de la cadena noticiosa ECO. Ya en los años 90, Música sin sombras se editó en cassette con bonus tracks, justamente grabados en vivo en el teatro Doblado; el disco es, hoy, uno de los más buscados en la ciudad y es, indiscutiblemente, uno de los mejores grabados en la región. Undersun sigue activo (después de una pausa de varios años) y ya tienen herederos: los hijos de los integrantes originales también tocan en una versión 2.0 del grupo. Su leyenda es grande en la ciudad y, en este caso, está justificada.

Undersun, “música sin sombras”, del LP Música sin sombras, grabación independiente, 1987.

C/S

Gracias a Héctor Gómez Vargas, por su apoyo, las historias, la música y las fotos del Archivo Histórico Municipal; a Juan Antonio Torres “Gokú” (de Groobeats Soundsystem) por la información y la canción de Tiempo 4 (y a Carlos René por subir tan buena versión a YouTube); a Ulises “Cuchifrito” Segoviano y a Diego Negrete a.k.a. Sangre Beat, por los contactos; a Arturo Tolentino por las canciones de Los Versátiles; a Jorge Aguilera por su apertura y amabilidad; a Gustavo Tejada por los discos; al Bar El Círculo en la zona peatonal de la calle Madero y a la cantina El Gato Negro en la calle Reforma, porque buena parte de este artículo se escribió en sus mesas, entre birra y birra.

***

Armando Navarro (Navarrock para los amigos) fue promotor de rock, periodista, productor, locutor de radio y hasta músico ocasional desde el más absoluto empirismo. No es sólo el entusiasta más grande de la música de León: es su coleccionista más ávido y una enciclopedia andante de datos, anécdotas y grabaciones. Condujo el programa Rock Es Energía de XH-OI 92.3 (1986-1989); escribió para varios medios impresos, incluyendo la columna semanal de música El rincón del rock en el periódico El Nacional (1986-1989); fue promotor de conciertos y responsable de algunas de las tocadas de rock urbano mejor recordadas en la ciudad (desde la Concha Acústica del Parque Hidalgo hasta el Teatro Manuel Doblado, pasando por el Teatro del IMSS, las tocadas clandestinas y hasta algunos conciertos en El Guaje, ahora colonia Morelos, el barrio bravo más ídem de León), así como fundador de las fanzines Rugido y Fuerza Rockera,de la revista Rock High y del colectivo RULG: Rockeros Unidos de León, Guanajuato. Por si fuese poco, actuó como representante de varios grupos e incluso financió y produjo grabaciones (El poder del metal de Vixit es su más grande orgullo.) Aunque su actividad no es ya tan frenética como en los 80 y 90, continúa apoyando el rock en la ciudad. Actualmente escribe sus memorias con miras a un proyecto más grande.

 ***

Esteban Cisneros es panza verde, músico de tres acordes, lector, escritor, dandi entre basura. Cuanto sabe lo aprendió entre surcos de vinilo y vermú. Cree con fervor que la felicidad son los 37 minutos que dura el primer disco de Dexys Midnight Runners. Procura llevar una toalla a todos lados por si hay que hacer autoestop intergaláctico.

 

[Ir a la portada de Tachas 159]