viernes. 19.04.2024
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La postproducción como vertiente artística

Fernando Cuevas de la Garza

La postproducción como vertiente artística

La idea de la postproducción define un ámbito identificable de actividades en el mundo de la realización cinematográfica y de la grabación musical, entre otras manifestaciones artísticas, que consiste en trabajar sobre el material grabado para darle forma final, ya sea una película, una canción o un disco.

De ahí que resulte interesante visualizar esta etapa del proceso de producción artística como un campo en sí mismo que puede constituirse como creación, entendida como una producción basada en objetos que ya están circulando en el mercado de la cultura, tal como lo plantea Nicolas Bourriaud (2004). De hecho el propio término de postproducción se convierte, como aquello que define, en una noción diferente.

La obra de arte se convierte en una especie de continuum que surge de piezas ya elaboradas y formas ya producidas, no de materias primas, y que al mismo tiempo se puede constituir como un enlace para nuevas creaciones y recreaciones que enfaticen en el uso diversificado de lo anteriormente realizado.

Al revisar la tipología propuesta por el propio autor se observa que los artistas de la postproducción se enfocan en varias alternativas como la reprogramación en un contexto distinto al original, tanto de tiempo como de espacio, así como del uso de imágenes y sonidos previamente producidos para insertarlos en otra lógica narrativa.

Vienen los ejemplos del Hip-Hop y la música electrónica, que tuvieron un importante desarrollo masivo durante los años noventa. El propio Bourriaud comenta el fenómeno del sampleo como una estrategia recurrente en estas propuestas. Secuencias melódicas de grupos y músicos de alcance mediático en su época como Paul Simon, David Bowie, The Police, Yes y Supertramp, por mencionar algunos, se retoman para integrarlas a estructuras armónicas distintas, con más o menos fortuna.

Diversos músicos electrónicos, desde los experimentales de los años cincuenta y sesenta hasta los actuales que suenan en círculos underground, han recurrido al corta y pega desde una perspectiva estética que busca moldear el sonido para provocar sensaciones inesperadamente hipnóticas. Otro caso que se podría analizar es el de las versiones de canciones que van cambiando de género y estilo.

Por ejemplo, compositores notables como Bob Dylan y Peter Gabriel han entrado en sus más recientes producciones discográficas a la faceta de intérpretes de canciones compuestas por otros autores; incluso en el caso del inglés, pidió a esos colegas que interpretaran canciones de él, de acuerdo a sus personales estilos. Y en otro sentido, algunas piezas muy conocidas del rock han sido material base para que un grupo como The Bad Plus las lleve al terreno del jazz, reinventándolas en formato de trío sincopado.

En cuanto a las imágenes, un buen ejemplo son las recientes películas de Godard, en las que utiliza material grabado para reconstruirlo a manera de collage, proponiendo justamente un nuevo recorte a los relatos preexistentes. Sucede también con las recreaciones de pinturas icónicas como Las Meninas de Velázquez, integradas en exposiciones ex profeso, o las revisiones de textos clásicos como Sherlock Holmes, convertido en una estupenda serie televisiva que se desarrolla en la época actual, producida por la BBC, y Jane Austen, cuyo Orgullo y prejuicio ya tiene una adaptación al mundo zombie. Por supuesto, los escritos de Shakespeare se han transformado en múltiples narrativas de distintos tiempos y lugares, como se puede ver en las películas de Kurosawa, por mencionar un caso.

Son algunos casos que vienen a la mente y que podrían aplicarse al terreno de la postproducción, aunque cabe una discusión más amplia acerca de en qué medida estamos frente al mero reciclaje o repetición, y cuándo ante una recreación o reinvención.

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