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GUÍA DE LECTURA

Los que regresan, de Javier Peñalosa M.

Jaime Panqueva

Los que regresan, de Javier Peñalosa M.

Hace unas semanas recibí uno de los primeros frutos de una nueva editorial independiente sita en la Ciudad de México. Ediciones Antílope es un proyecto que utiliza medios alternativos, como el micromecenazgo, que muchos mientan o reconocen bajo un aterrador barbarismo: crowdfunding. Mediante este sistema, el año pasado consiguieron fondos para imprimir Arbitraria, una colección de ensayos y poemas (géneros más que desdeñados por la grandota industria editorial) de escritores menores de 41 años (creo que todavía les llaman “jóvenes”).

El éxito de Antílope para recaudar fondos le ha permitido dar el primer paso en una serie de poesía que han titulado Alberca vacía, inaugurada por el poeta Javier Peñalosa (Ciudad de México, 1981) con Los que regresan.

Escrito con aparente sencillez, Los que regresan entraña la complejidad de un juego de ecos que reverberan en un valle yerto, sembrado de concreto, rodeado de cerros. Si Reyes cantaba a la Tenochtitlán lacustre que se iba desecando a lo largo de los siglos, Peñalosa nos habla de la nostalgia en medio de islas drenadas. Aquí no hay agua, se lamenta, cuerpos secos por donde no corre el agua,/ haríamos una cuenca en las manos/ para mojar su nombre.

Los personajes trashumantes que pueblan el poemario se mueven en un mundo que se transforma a su alrededor: No teníamos el mismo tamaño, no éramos los mismos / ¿Cuántos éramos? / Éramos los del principio. Éramos dos, tres, a veces nueve. No recuerdo.

La añoranza del río y del canto, la realidad de los cauces entubados bajo tierra, las avenidas que sólo conservan los nombres de lo que alguna vez fue:

                  Río de los Remedios, río de La Piedad, río Magdalena, río Consulado, río San Joaquín, río de las Avenidas, río San Juan Teotihuacán, canal de la Compañía, río San Buenaventura, canal     de Chalco, canal de la Viga, río Mixcoac, río Hondo, río San Rafael, acueducto de la Verónica,               río Ameca, río Tlalnepantla, río Tacubaya, río San Javier, río Tepotzotlán, río San Pedro, río     la Colmena.

Con Peñalosa se abre una serie muy prometedora de una editorial que se declara, al igual que Salinger: “amantes de lo improbable, protectores de lo infecundo, defensores de los extravagantes sin remedio”. Si desea saber más sobre ellos visite su página en:

http://www.edicionesantilope.com/ o sígalos en redes: @edantilope

Los que regresan cala al lector e incita a la reflexión profunda. A la vez me hizo recordar aquella frase escrita hace algunos años: “Conocer las historias más tristes de México es muy fácil, sólo hay que hablar con sus mujeres y sus ríos.”

Comentarios a mi correo electrónico: [email protected]

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