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Abbas Kiarostami: reconstruyendo la realidad (I)

Fernando Cuevas de la Garza

Abbas Kiarostami: reconstruyendo la realidad (I)

Es uno de los directores cinematográficos fundamentales de los tiempos recientes que exploró ese territorio, frecuentemente con aliento poético, en el que verdad y ficción se funden y confunden para generar campos de libre interpretación acerca de la realidad, siempre en proceso de reconstruirse dentro y fuera de la pantalla, ya sea desde una lógica de temporalidades dislocadas o a partir de una integración entre la idea del objeto como tal y su propia representación.[1] Una constante en su obra fue la reflexión acerca del cine como medio versátil para la expresión y como objeto de estudio en sí mismo.

El también fotógrafo,[2] diseñador y poeta[3] Abbas Kiarostami (Teherán, 1940 – París, 2016), tras estudiar Bellas Artes en la universidad de su ciudad natal, debutó tardíamente con un par de cortos que realizó mientras trabajaba en el Centro para el desarrollo de niños y jóvenes: El pan y la calle (1970) y El recreo (1972), ambos con un énfasis realista y apostando por la sencillez anecdótica de la infancia, retratando sendos recorridos interrumpidos, ya sea el trayecto a la panadería o el regreso de la escuela a la casa, mientras se patea un balón futbolero.

Después del mediometraje Experiencia (1973), en el que un huérfano sueña con una joven mayor mientras trabaja en un estudio fotográfico, filmó con enfoque descriptivo El viajero (1974), su debut largo en el que retoma la intención de un niño para conseguir boletos y trasladarse a ver a su equipo favorito de fútbol, valiéndose de todo tipo de medios: desde esta época una de sus constantes ha sido el traslado, a pie o en coche, entendido como una forma de hacer camino y de vivir el presente, más allá de los destinos establecidos que en ocasiones pueden quedar en segunda instancia.

Volviendo al formato del corto, dirigió Man ham mitounam (So I Can, 1975), Dos soluciones para un problema (1975), retratando un conflicto entre dos niños en busca de salida, y el divertimento Rangha (The Colours, 1976), seguido del mediometraje Un traje para la boda (1976), celebración que suele generar complicaciones para todos los familiares involucrados, incluso desde cómo ir vestidos. Su segundo largo fue Gozaresh (The Report, 1977), en el que sigue las tribulaciones en el trabajo y hogar de un recolector de impuestos.

La escuela y sus actores

Dada su vocación pedagógica, se mantuvo cercano al tema escolar desde diferentes perspectivas, tanto de carácter descriptiva como analítica; realizó la película corta Tributo a los profesores (1977), que vendría bien para ser revisado por los involucrados en el actual conflicto de la reforma educativa, así como los cortometrajes ¿Cómo aprovechar el tiempo libre? (1977), oportuno para las etapas vacacionales, y Rah Hal-e Yek (Solution No. 1, 1978), sobre un hombre y las dificultades que enfrenta con su vehículo.

La década de los setenta terminó con el documental Ghazieh-e Shekl-e Aval, Ghazieh-e Shekl-e Dou Wom (First Case, Second Case, 1979), en el que a partir de una misma situación áulica de indisciplina enfrentada por un docente (la típica de que cuando se voltea al pizarrón alguien hace ruidos), se presentan dos posibles resoluciones, mismas que se presentan para será analizadas por los entrevistados. En una, el alumno responsable acepta su responsabilidad y en la otra ninguno de los estudiantes confiesa, una vez pasado el tiempo dado por el profesor para que ello ocurra.

En la primera mitad de los años ochenta el cineasta iraní siguió realizando cortos de diferente índole, con cierto foco didáctico: Behdasht-e Dandan (Dental Hygiene, 1980), navegando entre la ironía y la instrucción acerca de la importancia de lavarse los dientes; Be Tartib ya Bedoun-e Tartib (Orderly or Disorderly, 1981), presentando comportamientos ordenados y caóticos, tomando como ejemplo a estudiantes en comportamientos dentro de la escuela y a peatones en relación con el tráfico automovilístico, y El coro (1982), sobre un anciano que se quita el aparato para escuchar, dado el excesivo ruido, pero que también deja de oír algún sonido importante.

En Conciudadanos (1983) acompañó a un sufrido policía enfrentando a diversos automovilistas que querían pasar a una zona recientemente restringida a vehículos con permisos especiales; este mismo año también produjo el corto Dandan Dard (Toothache, 1983) para después entregar Párvulos (1984), interesante documental de mirada etnográfica acerca de la vida escolar, en el que se retoman opiniones diversas de los estudiantes sobre su prefecto, un hombre realmente interesado por la educación de sus alumnos, además de escenas cotidianas en el contexto de la escuela.

Su tercer largometraje de ficción fue ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987), a través del cual amplió su radar a Occidente y se convirtió en fuerte influencia para directores de su país como Mohammad-Ali Talebi, Jafar Panahi, Bahram Tavakoli, Reza Mirkarimi y Majid Majidi, quienes posteriormente realizaron filmes en los que también los niños eran los protagonistas, retomando la sensibilidad de Kiarostami, y constituyéndose a su vez en los pilares del cine iraní a partir de los años noventa. Volviendo a la temática escolar, cerró los años ochenta con el documental Deberes (1989), en el que le preguntaba a varios niños su percepción acerca de la siempre polémica tarea, motivo de infaltables discusiones en (casi) todas las casas del mundo.


[1] Al respecto, recomendable resulta el texto de Jean-Luc Nancy (Errata Naturae, 2008), Evidencia del filme: el cine de Abbas Kiarostami.

[2] En el volumen Abbas Kiarostami (El hilo de Ariadna, 2007) se integra la exposición llamada Una poética de lo real, que incluyó fotografías, y una retrospectiva de la filmografía del director iraní.

[3] En español se pueden conseguir los libros de poemas Compañero del viento (Oriente y Mediterráneo, 2006) y El viento y la hoja (Salto de página, 2015).

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