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Van Nest Polglase: el artista que dio alma y estilo a Hollywood [II]

Javier Morales i García

Van Nest Polglase: el artista que dio alma y estilo a Hollywood [II]

Éste es un artículo que explica lo que es, lo que significa ser un cinéfilo y un mitómano. Este artículo es La Vieja Ola, en estado puro: la pasión por el Cine (con mayúscula) de los años 30 y 40. Leer los créditos de esas películas y darte cuenta de que hay un nombre que se repite. Un nombre atado a unos decorados y a una producción de diseño artístico que fascina a primera vista y que aún tiene el mismo efecto sobre ti. Un creador de mundos en donde te gustaría vivir, soñar, amar... Ese era Van Nest Polglase, un modernista.

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Hablando de películas y de detalles, es decir, del mundo en que se movió Van Nest Polglase, se tiene la idea de que la Metro-Goldwyn-Mayer era el no-va-más en cuanto a dirección artística. Pero fue llegar Polglase a la RKO que la sofisticación de su trabajo le ganó la partida al gigante del león.

En Flying Down to Rio, el artista diseñó una especie de hacienda de estilo colonial y modernista a la vez. En The Gay Divorcee, el número musical “The Continental” parecía ser eterno en todos los sentidos: dura más de 20 minutos y se desarrolla en un gran decorado blanco lleno de escalones y diferentes niveles de espacio. Los detalles de arquitectura modernista son continuos, incluso en el más mínimo detalle.

Polglase estaba en contacto continuo con el resto del equipo técnico. Por ejemplo, con el diseñador de vestuario Walter Plunkett, para que los trajes de las bailarinas y el de Ginger Rogers tuvieran una perfecta simetría. La cohesión total era una de las claves del estilo Polglase y de la RKO.

En Roberta, Ginger y Fred bailan en un decorado Art Déco, los elementos de este set y del vestuario están coordinados para formar un cuadro de perfecta composición. El traje de Ginger se mueve fluidamente en deliberado contraste con la linealidad del resto del decorado, lo que convierte la escena en un cuadro increíble.

En Top Hat (1935) el diseño empieza a variar de Art Déco a Modernismo. El tema musical que se hizo famoso fue “The Piccolino” del genial Irving Berlin, en el que se puede ver a infinidad de parejas volando alrededor de las dos estrellas sobre un suelo con brillos de espejo, algo así como el “Big Black Set” por esta vez. Negro y Blanco, la combinación perfecta. Es imposible olvidar a Fred Astaire con su frac, su sombrero de copa y su bastón. Fantasía, así como elegancia y buen gusto, todo en una persona.

El diseñador de vestuario Bernard Newman hizo un descubrimiento interesante: Ginger Rogers estaba mejor con trajes que tuviesen volumen en los hombros y en la falda. Así quedaba genial en la gran pantalla. Uno de los trajes tenía unas grandes plumas y Astaire llegó a odiarlo. Pensaba que el público iba a estar más pendiente de ella que de él. Él era feo, ella era bella. Grabando una de las tomas, las plumas golpearon a Fred Astaire repetidamente en la cara y el mejor bailarín del mundo se fue del set del rodaje gritando, muy enfadado y celoso. De esta anécdota viene la leyenda que nos cuenta que los dos se llevaban mal, lo que no era cierto ya que todo el mundo sabía quién era cada uno. Fueron buenos amigos hasta el final de sus días.

Otro decorado modernista se realizó para Sigamos la flota y aquel número con la canción "Let's Face The Music and Dance", otra vez la música de Irving Berlin, así como uno de los más grandes compositores de bandas sonoras: Max Steiner. La coreografía era de Hermes Pan.

En Swing Time (1936), Polglase y sus ayudantes recrearon el Silver Sandal, uno de los clubs nocturnos más famosos de Nueva York, que estaba ubicado en la Calle 48. El club había desaparecido en 1932. Volvía a ser otro de esos decorados inmensos, o por lo menos esa era la sensación que daba en pantalla.

Ya en 1938 y con Carefree, el Modernismo y el Art Déco estaban desapareciendo como estilo en las pantallas. Los espectadores empezaban a buscar algo más del día a día y a olvidar las fantasías de los años anteriores. En este título, Ginger y Fred bailan "The Yam" en un decorado que imitaba una especie de estilo granjero deluxe o algo así. Astaire hace diabluras en un campo de golf y la pareja baila en un decorado que asemeja un bosque de exuberante vegetación. Se pensó en rodar esta escena en technicolor dado el exotismo de las plantas y flores, pero todo quedó en una idea y prevalecieron el blanco, el negro y los grises.

Realmente, Carefree tiene algo de crepuscular ya que el éxito de esta fórmula iba decreciendo. Un año antes, en 1937, y para acabar con las películas del dúo está Shall We Dance, que aparte de que tiene el equipo habitual de la RKO, tiene una de las escenas favoritas de La Vieja Ola: Fred Astaire baila y canta con un pequeño combo de jazz en una de las cubiertas de un transatlántico de lujo. La canción es "Slap That Bass", ejemplo de modernismo, jazz y expresionismo. Todo coreografiado por Hermes Pan y Larry Losse en una conjunción de diseño industrial y espectáculo, de ritmo y ruido. Si alguna vez he tenido ganas de viajar en uno de esos cruceros de lujo ha sido por estas escenas glamurosas en donde incluso hay espacio para darle un paseo a los perros de los millonarios excéntricos.

Las canciones de la película son de los hermanos Gershwin y, como siempre, nada es lo que parece entre Ginger, Fred y la troupe habitual... Otra escena inolvidable es aquella en la que Fred Astaire baila con decenas de dobles de Ginger Rogers y que tiene ese toque burlón tan típico. Solo hay que tomarse en serio lo justo, porque si no pierde la gracia.

La época de los musicales de la RKO le dio la fama definitiva a Van Nest Polglase. Fama y prestigio. No sólo fueron los de la mítica pareja, están otros como To Beat the Band  (1935) de Ben Stoloff y la participación de la orquesta del estupendo compositor Johnny Mercer; That’s Right You’re Wrong (1939) de David Butler con la comedianta Lucille Ball acompañada por una orquesta muy famosa del momento, la de Kay Kyser; Strictly Dynamite (1934) de Elliott Nugent dirigiendo a ese personaje de La Vieja Ola llamado Jimmy Durante y la exuberante Lupe Velez; Old Man Rhythm (1935) de Edward Ludwig con la estrella cómica Charles “Buddy” Rogers, una de esas estrellas del cine mudo que con la llegada del sonoro no triunfó; Music for Madame (1937) de John Blystone con el cantante de ópera Nino Martini; The Life of the Party (1937) de William A. Seiter y el debut cinematográfico de mi favorita Ann Miller, I Dream Too Much (1935) del maestro John Cromwell con Lily Pons y una escena diseñada por Van Nest Polglase que ha quedado como un icono, llena de escaleras de todo tipo... Por último citar el Hooray for Love (1935) de Walter Lang y una historia de los musicales dentro de los musicales. Todo un género.

Ya he dicho que Polglase no solo trabajó en musicales sino que cultivó todo tipo de géneros y llegó a trabajar con todos los grandes cineastas de su época, también deseosos de trabajar con él.

Había veces en que las composiciones modernistas de los decorados venían dadas por las poco usuales angulaciones de las cámaras, como fue en Ciudadano Kane, y otras veces también era por la forma de rodar que se añadían elementos en el set... Estoy pensando en las sombras que podemos ver en Sospecha de Alfred Hitchcock, cuando Cary Grant sube un vaso de leche por una escalera y todos esos elementos nos hacen pensar cosas que no son.

Ya se ha dicho que 1933 fue un año increíble en la carrera artística de Polglase y otro ejemplo es King Kong de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack: una Obra Maestra Total. Los decorados fueron ideas de Van Nest Polglase, Carroll Clark y Alfred Herman, equipo que repitió en la segunda parte The Son of Kong de 1933.

Más ejemplos del mismo año son Little Women (1933) de George Cukor y ese decorado fantástico de la casa de las protagonistas, la familia March. También en el mismo año volvió a trabajar con George Cukor en Our Betters. Seguimos con Christopher Strong, dirigida por la cineasta Dorothy Azner con Katherine Hepburn haciendo de aviadora intrépida, de mujer moderna y con un look de vestuario genial. También está Sweepings, dirigida por John Cromwell (cineasta a reivindicar e investigar) y protagonizada por el gran actor de actores Lionel Barrymore.

Polglase trabajó con Gregory LaCava en Bed of Roses (1933), protagonizada por Constance Bennett y Joel McCrea y otra vez con Katherine Hepburn en el clásico Morning Glory de Lowell Sherman y con Douglas Fairbanks Jr.

El maestro John Ford le llamó para varios títulos como The Lost Patrol en donde le ayudó Sidney Ullman y que es un título que se adelanta a todas las películas con desierto que vinieron después. Nunca un oasis fue tan realista y fascinante a la vez o la mitificación del desierto como universo en donde se encuentran el Bien y el Mal. Alucinante.

En El delator (1935) también de John Ford, los decorados estaban pintados en lona y el fotógrafo Joseph H. August hizo virguerías creando una Irlanda en un reino de sombras. The Plough and the Stars (1936) es uno de los títulos menos conocidos de John Ford y allí están Barbara Stanwick y Preston Forster e incluye numerosos planos de documentales de la época que retrata: el Levantamiento Irlandés de la Pascua de 1916.

Siguiendo aún de la década de los años 30 hay un trabajo de Polglase con la pareja de cómicos formada por Stan Laurel y Oliver Hardy. Es Bonnie Scotland (1935) de James W. Horne. Otro clásico de John Cromwell en donde hace sus diseños Polglase es la tremenda Of Human Bondage (1934), con las actuaciones excelentes de Bette Davis y Leslie Howard, una película perversamente genial que no se olvida fácilmente.

Un título exótico del maestro William A. Wellman fue Stingaree (1934) y sirve para ver la versatilidad de Van Nest Polglase. Podía hacer maravillas con todos los estilos, como con obras maestras en forma de comedia al estilo Bringing Up Baby (1938) de Howard Hawks con ese gran trío formado por Katherine Hepburn, Cry Grant y... Baby, claro (“I can't give you anything but love... Baby...”) ¿Quién no recuerda esa casa de campo? ¿Y el Museo Arqueológico? ¿Quién no recuerda esa habitación de El hotel de los líos (1938) de William A. Seiter intentando dirigir a los hermanos Marx? ¡Y dos huevos duros!

Títulos míticos como El jorobado de Notre Dame (1939) de William Dieterle con el genial Charles Laughton y Maureen O’Hara y todas esas escenas y esos planos de la Catedral, esas alturas mágicas. Gunga Din (1939) del gran George Stevens y un trío de calaveras: Cary Grant, Victor McLaglen y Douglas Fairbanks Jr. que vuelven a aparecer en un desierto mitificado.

Y hay melodramas como Stage Door (1937), otra vez con Gregory LaCava y un reparto excelente de actrices que se mueven en un decorado diseñado por Polglase que representa la típica pensión de aspirantes a estrellas y artistas de todo tipo. In Name Only (1939), otra vez con John Cromwell y otra pareja estupenda: Carole Lombard y Cary Grant; y está Love Affair (1939) dirigida por uno de los maestros de la comedia, Leo McCarey, con Irenne Dunne (siempre bella y buena actriz y Charles Boyer.

En la década de los 40, el nivel impresionante de Polglase siguió sin bajar. Comedias geniales como My Favourite Wife (1940) de Garson Kanin y un extraño trío formado por Irene Dunne, Cary Grant y Randolph Scott. Después Little Men (1940) de Norman Z. McLeod... Hombrecitos, novela que siempre me gustó y que me lanzó a escribir y a escribir...  Dance Girl Dance (1940) que fue dirigida por Dorothy Arzner con una de mis pelirrojas favoritas: Maureen O’Hara. Después, el título que consagró a Ginger Rogers como actriz dramática: Kitty Foyle (1949), dirigida por Sam Wood y con Dennis Morgan como coprotagonista. También Lucky Partners (1940) de otro director a reivindicar llamado Lewis Milestone y otra vez con Ginger Rogers acompañado con ese lujo de actor llamado Ronald Colman.

El guionista y dramaturgo Garson Kanin también contó con Van Nest Polglase para el título Tom, Dick and Harry (1941) y John Farrow le llamó para rodar el clásico A Bill of Divorcement  (1940) con una pareja atípica: Adolphe Menjou y Maureen O’Hara.

El siguiente trabajo de Polglase fue The Devil and Miss Jones (1941), clásico dirigido por Sam Wood y que contaba con un excelente reparto que habla por sí solo: Jean Arthur, Robert Cummings, Charles Coburn, Edmund Gwen (¡Calabuch!); Spring Byinton (¡Vive como quieras!) y el simpático y eterno viejito genial S.Z. Sakall.

En 1941, William Dieterle le volvió a llamar para el rodaje de The Devil and Daniel Webster, aunque todos recordamos a este cineasta por Jennie.

Hay otra película de los 40 que contó con el talento de Van Nest Polglase, uno de esos títulos que solo de nombrarlo nos sabe a cinefilia. Es Gilda (1946) de Charles Vidor. Stephen Gooson, otro mítico director de arte, fue la mano derecha de Polglase para esta película. Decoraron ese club maravilloso lleno de estilo europeo tan surrealista donde brilló nuestra querida Rita. Échale la culpa a Rita. Un ejemplo de Cine Negro con todas sus consecuencias y en donde, para ser justo, me di cuenta de lo gran actor que era Glenn Ford; desde entonces y como todos, enamorado de RITA para siempre.

Otro ejemplo de Cine Negro con los diseños artísticos de Van Nest Polglase sería The Fallen Sparrow (1943) dirigida por Richard Wallace y con la actuación hecha ojos negros: John Garfield.

Un melodrama, A Song to Remember (1945) fue el espacio perfecto para un derroche de romanticismo gótico por parte de Polglase... Claro que... era la historia de George Sand y Merle Oberon estaba allí con su tez blanca, acompañada de Paul Muni, el primer Scarface de la historia del cine. Pareja atípica, sin duda.

Ida Lupino contó con Polglase para trabajr en Never Fear (1949), uno de los títulos que dirigió esta extraña actriz. Hubo muchos que se negaron a ser dirigidos por una mujer, pero Polglase solo veía artistas y no sería la única película que rodara con una cineasta.

Ya en la década de los 50, este veterano siguió imparable pero bajando el nivel de trabajo. Tay Garnett le llamó para The Fireball (1950), un título en donde se representaban todos los tópicos del fútbol americano. Fue en este momento cuando empezó una jugosa colaboración con su viejo amigo y compañero Allan Dwan. Dos ejemplos de esta época serían Cattle Queen of Montana (1954) y Escape to Burma (1955).

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Esta historia fascinante podía seguir y seguir... No hay que olvidar que la carrera de Van Nest Polglase empezó antes de los años 20, en el cine mudo, como tiene que ser en el caso de los maestros. Y aunque fueron los musicales elegantes los que le hicieron más famoso, Polglase demostró una y otra vez que podía hacer cualquier cosa y así sentar las bases de los géneros: westerns (que también diseñó un buen montón), comedias llenas de slapstick, dramas más grandes que la vida, Cine Negro retratando el mundo de los gángsters y cómo ellos entierran a los suyos, exotismo... Kong! Kong! Kong! Kong! Kong! Kong! Kong!... El Grand Hollywood, el Glamour (así, con mayúscula) hoy perdido... Allí estaba VAN NEST POLGLASE...

Un último dato interesante: todos los directores que trabajaron alguna vez con él siempre le volvieron a llamar para contar con su sabiduría y con su talento. La Vieja Ola espera que tú ya nunca olvides el nombre del genio que le dio a un mundo oscuro, la oportunidad de soñar solo pagando su entrada al cine... La próxima vez que veas una película clásica fíjate en los créditos... Allí estará...

V A N   N E S T   P O L G L A S E.

T H E   E N D

 

 

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Javier Morales i García (Tenerife, España) es editor del fanzine Ecos de Sociedad, la publicación mod más longeva en Europa. Desde inicios de los 80, escribe, reseña y edita; hoy, Ecos puede leerse en ecos-de-sociedad.blogspot.com.es. Es obseso de la música y el cine.