Algunos escritores que el DBFL conoce ojean de vez en cuando la obra de E. L. James o Dan Brown y suspiran. No –debe decirse- por el desaliento que les produce la prosa imperfecta, la pobreza de los personajes o las turgentes historias, sino de disgusto ante el número de ejemplares que venden. Escritores así pueden incluso mirar con envidia al prestigio de los antiguos prohombres (y tendían a ser hombres) literarios  y se rasgan las vestiduras ante los avances recibidos y las fiestas a las que van los señores Rushdie, Amis o McEwan.

Para aliviar en parte su enojo y su desesperación sólo necesitan pensar en Sir Belmont Rossiter.

Belmont Edward George Rossiter nació en la aristocracia menor en 1828, heredero de una pequeña casa de campo en Mayfair, una finca amplia en Hampshire y una fortuna bastante considerable. Publicó su primer libro (de poemas, titulado Una Guirnalda de Poesía) cuando tenía diecisiete, recién salido de Eton y a punto de irse a Cambridge, y el volumen del año siguiente, Weeds and Wikd Flowers, ganó la medalla de oro Chancellor. En Trinity su atención pasó de la poesía a la entonces de moda novela, y en el curso de los siguientes setenta años publicó nada menos que cincuenta y tres novelas, cinco colecciones de cuentos, muchos más en revistas, una memoria y cuatro volúmenes más de poesía.

Su éxito, en una época en que los hombres de letras podían convertirse en figuras nacionales, fue asombroso. Su primerísima novela, Henderby of Henderby Hall, vendió su tirada inicial de quinientas copias en unos pocos días, y pronto fue republicada por cada editor sin escrúpulos de las islas británicas.

Rossiter no podía ser detenido. Cada libro era más exitoso que el anterior. Cheveley, the Man of Honour fue la novela más vendida en la primavera de 1850 y su sucesora, Captain Claridge’s Great Mistake, vendió cinco veces la cantidad de la anterior. El Londres literario estaba asombrado y las asociaciones de trabajadores de todo el país estaban preparadas, además de los ovejeros y fareros, no sólo para leer sino para devorar lo último de la obra de Rossiter. Ningún género quedó a salvo de su atención: The House and the Brain fue su incursión en el género de horror, The Royalist’s Revenge fue una novela histórica, The Coming Race ciencia ficción y A Lady of Leicestershire una novela plagada de momentos lacrimógenos. Las aventuras coloniales de Kenelm Chillingly y Ernest Maltravers estuvieron entre los más vendidos y ambos fueron llevados al cine (el nitrato ya se ha convertido en polvo hace tiempo).

Podríamos enlistar el resto de sus obras pero, francamente, son demasiado aburridas como para tratar de ellas.

Conocido como Rositter el escribiente por la crónicamente poco imaginativa prensa, sus amigos, aunque tenía pocos, lo llamaban Bel. Retó a duelo a Dickens e intentó envenenar a Wilkie Collins. Preocupado por la creciente reputación de las hermanas Brönte, intentó una vez usar su fortuna para comprar todos los ejemplares de sus novelas y reducirlos a pulpa. Le dijo a George Eliot que parecía un caballo.

A pesar de, o quizá a causa de, sus fracasos como persona, a Rossiter le ofrecieron una comisión en el ejército y un asiento en el parlamento (tanto los Tories como los Whigs estaban ansiosos de hacerse con su apoyo y sus servicios), pero rechazó ambas, prefiriendo sentarse en su retiro campestre y dedicarse a la escritura. Cuando murió a los ochenta y siete de una rara enfermedad venérea, se calculaba que su fortuna sería suficiente como para comprar todo Hampshire.

Pero intenten encontrar algo de Belmont Rossiter hoy. Miren en los estantes de las bibliotecas o en los fondos reservados. Busquen en el catálogo de la Biblioteca Británica. Pregúntenle a un experto en literatura victoriana. Husmeen en las librerías de usado o en los anticuarios de Hay-on-Wye, Londres, Nueva York, Amsterdam o París. Buceen en los catálogos. Consulten a los expertos en primeras ediciones raras. Inténtenlo en Amazon o en AbeBooks o googléenlo.

Ánimo, y suerte.

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