martes. 23.04.2024
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Las estrellas brillaban hasta abajo

Inti García Santamarina

Las estrellas brillaban hasta abajo

Este poema
es una alpaca bebé.

Te debo,
porque lo jugamos a la suerte,
una cantidad más
y más
y más grande
de poemas
y más.

Le estoy apostando a viajar contigo.
Le estoy apostando a dibujar para ti.

¿Ya? Sobre la carretera
un retén policial nos demoró
más de una hora
y después de unos kilómetros
las vendedoras de manguitos
nos regalaron
una imagen que nos hace reír hasta la fecha.

Ni tú ni yo
(ni tú) (ni yo)
 revelaremos
el nombre de la ciudad sagrada
donde dibujaste
 espirales rojas en mis manos.

El nombre de la ciudad sagrada
donde recostados sobre la hierba
observamos por horas
(y horas) el ir
y venir de (decenas
de) decenas de turistas japoneses,
alemanes,
etcétera, por la plaza principal.

Mi voz no quiere ser un feto de llama.

¿Ya? Sobre la carretera
sobre los caminos
(todos)
la carretera cruza
la cordillera
nevada, la selva, la costa,
el desierto.

La carretera cruza
la arena donde un calendario astral
se extiende por kilómetros
 en figuras gigantes
donde brillan porque no brillan la ballena,
el mono, el cóndor, el colibrí,
la iguana, donde brillan porque no brillan,
 la araña.

La carretera
cruza el geoglifo gigante de la iguana
y es la carretera un geoglifo gigante
cruzando todo lo que se llama nuestro continente.

Y de los demás caminos
yo recuerdo
tus venas,
que forman figuras pequeñas en tus ojos.

La espiral de piedra del desierto
repite una espiral de sangre en tus ojos.

Yo recuerdo tus ojos
y nuestra galaxia destella
si recuerdo la espiral de plata
de tus aretes.

Me gusta
comer del mismo plato
contigo
como cuando la sopa
de zapallo, la trucha frita

o como cuando comimos lomo

en un puesto ambulante
afuera de la estación del tren.

Mi boleto de tren,
tres o cuatro veces
más caro que tu boleto de tren
porque en tu país soy extranjero.

Tú eres mi único país.

Y en el lago
(navegable)
más alto del mundo
tú me tejiste una pulsera de totora,

la misma planta con la que
se construyen
embarcaciones
desde hace siglos

y navegamos nosotros
en un barquito con cabeza de puma

de totora

y tú misma
amarraste la pulsera
a mi mano derecha con tus dos manos…

***

Inti García Santamaría (Ciudad de México, 1983). Es autor de Nunca cambies. Poemas 2000-2010 (Aldus, 2011), Hasta aquí nada pudo separarme del cielo (Juan Malasuerte, 2010) y Corazoncito(Compañía, 2004). Ha sido becario del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Obtuvo una residencia artística en Estación Pringles, Argentina. Administra el blog Nueva Provenza y el canal de videos Autismo Producciones.

El poema publicado aquí fue extraído del libro Nunca cambies. Poemas 2000-2010, editado por Aldus (2011) y reproducido en Tachas gracias a una colaboración con el sitio Poesía Mexa.

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