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Un rostro de mujer: Ingrid Bergman [I de II]

Javier Morales i García

Un rostro de mujer: Ingrid Bergman [I de II]

Ingrid Bergman nació en Estocolmo el 29 de agosto de 1915 y fue la hija única de Justus Bergman y Friedel Adler. Sus padres murieron siendo Ingrid una niña, con 2 y 12 años respectivamente. Así que se fue con una tía viuda que murió en sus brazos a los seis meses. La criaría otra tía que tenía cinco hijos que se burlaban de su timidez y su torpeza. Todo esto la hizo retraerse y quedarse en un mundo propio. Ya desde entonces tomó la decisión de hacerse actriz.

Sus padres le habían dejado algo de dinero y así pudo entrar en el Liceo Femenino, donde conoció la historia de otra mujer que le fascinó desde entonces: Juana de Arco.

Con 18 años se presentó al examen de selección para la beca del The Royal Dramatic Theatre School, una de las mejores escuelas de Europa. Su testarudez convenció a sus tíos para que le dieran permiso de hacer esta prueba y la aprobó. Se matriculó en el Curso Académico de 1933-1934, y muy poco después conocería al que iba a ser su primer marido, Petter Lindström, mayor que ella y que iba a ser una especie de manager y asesor de su carrera. Tras un año en la escuela de Arte Dramático empezó su interés por el cine.Debutó en el cine sueco en 1934 con Munkbrogreven, de los directores Edvin Adolphson y Sigurd Wallen y firmó un contrato con la productora Svenskfilmindustri. Su belleza juvenil y su buena actuación llamaron la atención de la crítica. Tras un segundo título llamado Branningar (1935) de Ivar Johannson, es votada como la actriz más prometedora del cine sueco. Al mismo tiempo, Gustaf Molander, un talentoso director sueco se fija en ella y trabajarían juntos en varias películas, en las cuales su participación y talento iría creciendo.

Gosta Ekman, el actor sueco del momento le enseñó todos los trucos interpretativos. Los papeles que Ingrid Bergman encarnó en las diez películas que rodó de 1934 a 1939 fueron todo un reto para ella. Hizo todo tipo de mujeres, y su seguridad y belleza eran su sello.

Tenía unas parientes en Alemania y allí rodó Der Vier Gesellen (1938) de Carl Frolich para la U.F.A, la famosa productora alemana. En cualquier caso, las películas que la dieron a conocer en Hollywood fueron Intermezzo (1936) y Un rostro de mujer (En Kvinnas Ansikte), ambas dirigidas por Gustaf Molander y cuya versión norteamericana haría Joan Crawford.

Fue Kay Brown, la representante de los Hermanos O'Selznick en Nueva York quien la vio en la gran pantalla y pensó que aquella actriz y bella mujer tenía que ir a los Estados Unidos. Tras superar algunas dudas por dejar su carrera en Suecia y viajar con su primera hija (Friedel Pia), así como por el idioma y el por ella desconocido mundillo de Hollywood, Ingrid Bergman llegó en mayo de 1939 a la Gran Manzana para rodar un remake de Intermezzo, que había recibido buenísimas críticas. Esta vez, estuvo acompañada por Leslie Howard en la historia de la pianista primeriza y el consagrado violinista que se enamoran perdidamente y con la dirección de Gregory Ratoff (sin olvidar las lecciones de Ruth Roberts, profesora de inglés de la Metro).

La película fue un gran éxito y la gran naturalidad, elegancia, inteligencia, sensibilidad y encanto de Ingrid Bergman, la convirtieron en uno de los rostros del momento.

Volvió a Suecia en el verano de 1939 pero estalló la Segunda Guerra Mundial y su marido le aconsejó que volviera a América. En proyecto estaba rodar su Juana de Arco, pero David O'Selznick no estaba por la labor, a pesar de que se había ocupado de dar una imagen de mujer casada y respetable de Ingrid. Incluso le dice a la actriz que en esos momentos no tiene en sus manos ningún guion adecuado para ella. Esa inactividad fue aprovechada por la actriz para ver todas las películas que se estrenaban, así como las obras de teatro. Habló con O'Selznick para que la dejara hacer teatro y éste aceptó ante su insistencia. Otro reto para la actriz.

En marzo de 1940 debutó en Broadway con Lilliom con Burguess Meredith como antagonista. Fue un éxito inmediato y la crítica teatral elogió su técnica. En septiembre de 1940, O'Selznick permitió a la actriz colabrar con la Columbia en la película Adam Had Four Sons (1941) de Gregory Ratoff con Warner Baxter (La calle 42) y Susan Hayward en los otros papeles. En noviembre del mismo año vuelve a ser cedida a la MGM para actuar en otra película que se llama Rage in Heaven (1941) de W.S. Van Dyke (director a reivindicar) junto a Robert Montgomery y el siempre elegante George Sanders. Estas películas pasaron casi desapercibidas pero no las actuaciones de Ingrid Bergman, que seguía subyugando a la crítica especializada. La actriz luchó para que le dieran el papel de Ivy (la prostituta) en una nueva versión del mito El Extraño Caso de Jekyll & Hyde (1941) dirigida por Victor Fleming y protagonizada por Spencer Tracy y Lana Turner. O'Selznick quiso en un principio que Ingrid hiciera el otro papel, pero la actriz insistió. Este supuso el primer contacto de Ingrid con Victor Fleming; 7 años después rodarían, por fin, su Juana de Arco.

Durante esta época, su marido se había reunido ya con ella y se fueron a vivir a Rochester, cerca de la Universidad donde éste iba a seguir con sus estudios de medicina y rodeados de todo ese mundo universitario. Aburrida por no tener demasiado trabajo, visitaba Nueva York yendo a teatros y museos. O'Selznick seguía siendo muy exigente con los guiones que le llegaban a la actriz pero ésta no quería que pasara mucho tiempo entre película y película, así que volvió a conseguir que el productor pusiera en los escenarios la obra Anna Christie (Greta, en el cine) que se estrenó en agosto de 1941. Otra vez las críticas fueron espléndidas.

Por fin iban a llegar los dos títulos que la convertirían en toda una estrella de Hollywood. Primero una cesión a la Warner Brothers Casablanca (1942) de Michael Curtiz. El Mito hecho Película. O'Selznick convenció a la actriz a trabajar en este título ya que Ingrid no estaba segura. Una de las razones para decir que sí fue que su partenaire: Humphrey Bogart también había hecho teatro.

El otro título fue Por quién doblan las campanas (1943) de Sam Wood, basada en la novela For Whom The Bell Tolls de Ernest Hemingway. Ingrid Bergman presionó insistentemente a O'Selznick y a Paramount Pictures para conseguir el papel, que en un principio iba a ser para Vera Zorina, más conocida como bailarina que como actriz. Un golpe de suerte le iba a brindar ese papel que le trajo una nominación para el Oscar y el cariño de todo el público... ¡Aquel maravilloso corte de pelo!

Durante la Segunda Guerra Mundial, Ingrid Bergman realizó una serie de giras por diversas bases militares para entretener a las tropas. Además intervino en una película documental de la Oficina de Información de la Guerra, Swedes in America, que mostraba la forma de vida de los suecos afincados en Minnesota.

En el verano del 45, poco después de la victoria en Europa, realizó otra gira por campamentos militares en Alemania, en los que leyó extractos del guion de Juana de Arco a los soldados, mientras les describía escenas y situaciones. También encontró tiempo para aparecer en la radio, concretamente en 1944, junto a Ronald Colman en Death Takes a Holiday, que había dirigido Mitchell Leisen diez años antes en el cine.

A finales de 1943 comenzó a trabajar en Luz que agoniza (1944) de George Cukor junto a Charles Boyer y en la MGM. Su fuerza emotiva y poder hipnótico le hicieron ganar el Oscar a Mejor Actriz de 1944.

En los años siguientes se estrenaron las películas que ya le llevarían a la fama definitiva. Spellbound (1945) con Alfred Hitchcock, Las campanas de Santa María (1945) de Leo McCarey y que era una cesión a la RKO y La Exótica (1945) de Sam Wood.

La última película en la que intervino bajo el antiguo contrato que le unió a O'Selznick Pictures fue la obra maestra Encadenados (1946) otra vez con Hitchcock, otra vez para la RKO. Ingrid Bergman tenía la sensación de que el magnate de Hollywood se había aprovechado de ella y que le daba los mejores papeles a Jennifer Jones, con la que David O'Selznick se casó tiempo después.

Durante 1946, Ingrid Bergman volvía a triunfar en los teatros con una adaptación de una de sus obsesiones: Joan of Lorraine (La Doncella de Orleans.) En 1948 rodó Arco de Triunfo de Lewis Milestone, un título no muy reconocido o citado como copia de Casablanca, pero es tan grande como todas las anteriores y crece con cada revisión. Otra vez actuó con Charles Boyer en una historia genial de personajes que huyen de la guerra, de la resistencia al fascismo y el amor a través de los problemas.

Su vida matrimonial con Petter Lindström casi no existía y durante el rodaje de este título quiso divorciarse, pero ambos aguantaron un poco más. Aquel contrato con O'Selznick había acabado y era su marido el que le ayudaba a tomar decisiones, de las que la actriz se iba a hartar muy pronto.


Continuará.

 

 

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Javier Morales i García
(Tenerife, España) es editor del fanzine Ecos de Sociedad, la publicación mod más longeva en Europa. Desde inicios de los 80, escribe, reseña y edita; hoy, Ecos puede leerse en ecos-de-sociedad.blogspot.com.es. Es obseso de la música y el cine.

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