martes. 16.04.2024
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Un rostro de mujer: Ingrid Bergman [II/II]

Javier Morales i García

Un rostro de mujer: Ingrid Bergman [II/II]

Tras media vida de cine, teatro y viajes, el siguiente proyecto de Ingrid Bergman fue la versión cinematográfica de su querida Juana de Arco, que fue producida por la corporación formada por Walter Wanger, que puso muchísimo dinero, y la actriz y su aún marido. La película triunfó en Europa pero fracasó en los Estados Unidos.

Bergman se había hecho buena amiga del fotógrafo Robert Capa y éste le habló de Roberto Rossellini, padre de la escuela neorrealista italiana de posguerra y que había causado sensación con sus películas. La actriz vio su Roma, citta aperta (1945) y se quedó impresionada por su crudo realismo. Después de ver Paisa, en 1948, le escribió una carta al cineasta que decía lo siguiente:

He visto sus películas y me han gustado mucho. Si necesita una actriz sueca que sabe hablar bien inglés, que no ha olvidado el alemán, que no resulta muy comprensible en francés y que en italiano lo único que sabe decir es "ti amo", estoy dispuesta a hacer una película con usted...

Afectuosamente, Ingrid Bergman."

En el verano de 1948, Ingrid Bergman fue a Inglaterra para rodar Atormentada de Hitchcock. Durante el rodaje conoció a Rossellini y, junto a su marido, llegaría a un acuerdo para producir Stromboli, terra de Dio (lanzada hasta 1950.) Howard Hughes ayudó en la financiación.

En 1949 aún, Rossellini viajó a Hollywood para seguir hablando de la película. En marzo del mismo año, Ingrid Bergman viajó a Italia para el rodaje. Una vez más, la película triunfó en Europa y, con un montaje diferente, fracasó en los Estados Unidos. Hollywood estaba más pendiente del escándalo de Bergman-Rossellini... ¡Maldita Louella Parsons!

Ya divorciada, se casaron en Juárez, México. El supuesto escándalo cesó en junio de 1952 cuando nacieron las dos hijas gemelas: Isabella e Isotta.

El período con Roberto Rossellini empezó con Stromboli, siguió con Europa 1951, después con uno de los episodios de Siamo Donne (1953), así como Viaggio In Italia (1954) , maravillosa junto a George Sanders otra vez. Le siguió un montaje teatral llamado Giovanna D'arco al Rogo (1954), basado en su personaje favorito. Por último, La Paura (1955.) Películas modernas para aquel tiempo en que Ingrid Bergman fue feliz, por fin. Tal vez demasiado modernas, nunca demasiado feliz.

En 1955, harta de estar sin dinero y convencida de que nunca lograría una película de éxito de público y crítica con Rossellini, intervino en Elena y Los Hombres de su amigo Jean Renoir. El título en inglés fue Paris Does Strange Things.

Al año siguiente protagonizó Té y Simpatía en los escenarios de París, un papel que haría Deborah Kerr en la gran pantalla.

El regreso de Ingrid Bergman a Hollywood fue en 1956: otra vez apareció Kay Brown con una oferta, esta vez de la 20th Century Fox, para protagonizar Anastasia de Anatole Litvak. Con ella ganaría su segundo Oscar; con ella triunfó y le daría en toda la cara a muchos.

En 1957, su matrimonio con Roberto Rossellini se había ido a pique. Talento y orgullo les hicieron incompatibles.

Al año siguiente su amiga Kay Brown le presentó a Lars Schmidt, un empresario teatral sueco... Se casarían a finales de año.

Las siguientes películas fueron Indiscreet (1958) de Stanley Donen y su reencuentro con su amigo Cary Grant; después El Albergue de la Sexta Felicidad (1958) de Mark Robson y basada en la maravillosa novela de Alan Burguess; le siguieron No me digas que no (1961) de Anatole Litvak con Ives Montand y Anthony Perkins y una versión cinematográfica de la obra de teatro de Friederich Duerrenmatt La Visita del Rencor (1964) de Bernhard Wicki y acompañada por Anthony Queen. Sirva como dato que Duerrenmatt escribió el argumento de la película El Cebo de Ladislao Vajda.

En 1965 participó en The Yellow Rolls-Royce del director británico Anthony Asquith y junto a Omar Shariff, el actor de moda. También volvió a participar en una película de capítulos llamada Stimulantia (1967), su vuelta al cine sueco después de veinte años. En este título se reencontró también con Gustaf Molander y Gunnar Bjornstrand, los cineastas suecos que vieron sus comienzos.

De regreso a los Estados Unidos intervino en dos títulos para la Columbia. El primero fue Cactus Flower (1969) de Gene Saks y con Goldie Hawn y el siempre genial Walter Matthau en una comedia moderna. Las dos actrices bailaron un frenético boogaloo en una discoteca... ¡Histórico!

Con 54 años, Ingrid Bergman irradiaba esa típica calidez que la acompañó durante toda su carrera. Categoría de Reina. A continuación protagonizó el segundo título para Columbia, Secretos de Esposa (1970) de Guy Green, otra vez junto a Anthony Queen en una especie de remake de Brief Encounter (1946), David Lean.

Ya desde la década de los 60 también hizo mucha televisión y volvió al teatro, destacando en Hedda Gabler de Ibsen. Llevaba mucho tiempo sin parar: Paris-Los Ángeles-Nueva York-Londres... A partir de entonces, en los últimos doce años de su vida, Ingrid Bergman fue reduciendo, poco a poco, sus apariciones en las pantallas.

En 1973 aceptó un pequeño papel de 25 minutos en From The Mixed Up Files of Mrs. Basil E. Frankweiler (también conocida como The Hideaways) dirigida por Fielder Cook. Un título sobre dos niños que hacen una visita al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y dejan libre su imaginación. La actriz le tenía un cariño especial a esta película.

Al año siguiente hizo otro papel corto, el de misionera sueca de carácter neutral en Asesinato en el Orient-Express de Sidney Lumet. Y con esta intervención ganó su tercer Oscar, esta vez como secundaria. Cuando le dieron el premio en la Ceremonia de Entrega y le tocó dar su discurso, Ingrid dijo humildemente que sus compañeras se lo merecían más que ella, y pidió un aplauso como reconocimiento.

En 1976 llegó A Matter of Time del gran Vincente Minnelli. En España tuvo el título de Nina; allí está Liza Minnelli como una especie de Cenicienta, y el reencuentro de Ingrid Bergman y Charles Boyer en unas escenas crepusculares llenas de romanticismo. La crítica masacró esta película pero La Vieja Ola se queda con esta frase que dice la actriz:

"EL TIEMPO NO EXISTE: NADIE MUERE A NO SER QUE NOSOTROS LO DESEEMOS ASÍ."

Una de sus gemelas, Isabella, tenía un pequeño papel en este título.

Dos años más tarde llegó Sonata de Otoño, dirigida por su compatriota Ingmar Bergman. La actriz interpretó a una pianista ególatra que trata de reconciliarse con su hija, Liv Ullman, y que tiene unas extrañas reminiscencias con Intermezzo. Fue su último gran triunfo en la gran pantalla, tanto de público como de crítica. Su talento y su memoria sorprendieron a todos sus compañeros y se llevó estupendamente con el director. No había dejado de hacer pequeños papeles en obras de teatro de Bernard Shaw, Sommerset Maughan, N.C. Hunter y otros. La crítica se sorprendía de su elección de papeles, como si Ingrid fuese eligiendo extrañamente.

En 1975 su matrimonio con Lars Schmidt se rompió en secreto. Ingrid Bergman se dedicó a sus hijos, nietos y a su profesión: actuar.

En 1979 fue la anfitriona del homenaje a Alfred Hitchcock que se emitió desde Hollywood. Las escenas de cariño y amistad entre el director y la actriz dieron la vuelta al mundo... ¡Hitch emocionado e Ingrid abrazándolo como si fuera un niño!

Por fin, en 1982, la televisión le proporcionó su último gran papel A Woman Called Golda de Alan Gibson. Su interpretación de la primera ministra Golda Meir dejó anonadados a todos en el set del rodaje. No se sabía cuándo acababa el personaje y empezaba la actriz. A pesar de que se encontraba muy débil por el cáncer que padecía, no se notó en el rodaje y ganó el Premio Emmy a la Mejor Actriz ese año.

Cuando falleció el 29 de agosto de 1982, a los 77 años, Ingrid Bergman tenía una de las reputaciones más distinguidas del Séptimo Arte. Los papeles que desempeñó en sus 46 películas, 11 obras de Teatro y 5 dramas para la televisión, reflejan su versatilidad, su sencillez y gran estabilidad, así como su belleza y su complejidad técnica. Un ser humano risueño, vital y con los pies en el suelo... Una Pionera.

"Es importante vivir al máximo la parte de la vida que te ha sido asignada. Es algo demasiado valioso como para desperdiciarlo. La vida, sea larga o corta, es un don que hay que apreciar, saborear y saber utilizar."

-Ingrid Bergman, 1974

En su recuerdo...

Fin de UN ROSTRO DE MUJER,

Un artículo de LA VIEJA OLA…

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Javier Morales i García
(Tenerife, España) es editor del fanzine Ecos de Sociedad, la publicación mod más longeva en Europa. Desde inicios de los 80, escribe, reseña y edita; hoy, Ecos puede leerse en ecos-de-sociedad.blogspot.com.es. Es obseso de la música y el cine.

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